Relatos de ProvinciaZipaquirá

Cipaquirá con C: La historia no contada

Por: Alejandro Primiciero Calvo.

Ver la historia con los ojos del presente es una labor compleja. Algunos dicen que imposible. Pero aquella afirmación de lo imposible la dejo a un lado mientras tomo con mucho cuidado el acta de fundación de Cipaquirá. Por casualidad, azar o destino (lo que el lector prefiera), me topé con dicho texto el cual reposa en el ‘Archivo general de la nación, sección colonia, visitas de Cundinamarca tomo 13’.

 Lo primero que me llamó la atención fue que Cipaquirá estaba escrita con c. “Debe ser un error”, pensé, mientras tomaba una lupa y leía. Pero a medida que seguía leyendo el acta de fundación me di cuenta de que no, no existía ningún error. Cipaquirá estaba escrita con c. Nunca con z. La fundación tuvo lugar en julio 18 de 1600, por el licenciado Luis Enríquez, en su calidad de oidor de la Real Audiencia de Santa Fe. Su papel no era el de un conquistador, o evangelizador, sino de juez y encargado de llevar a cabo una visita general a los territorios de su jurisdicción y posteriormente fundar y congregar pueblos de indios. ¿Por qué el interés de fundar dicho territorio, hoy llamado Zipaquirá? Citaré textualmente dos fragmentos del acta de fundación;

“Sitios deste dicho pueblo de Cipaquirá e informándose del aprovechamiento que tienen con las salinas dél”. “Y porque en este dicho pueblo de Cipaquirá están las salinas del puestas en la Corona Real y se administran por Su Majestad”.

¡La sal! Esa fue la razón del porqué Zipaquirá fue uno de los primeros pueblos fundados en lo que hoy es Colombia. ¿Es probable que si las minas de sal no estuviesen aquí, no existiría este territorio llamado Zipaquirá? Me atrevo a decir que no habría pueblo, o al menos, no como lo conocemos ahora. No obstante, le dejo a usted, lector, esa pregunta en el aire para que la responda.

Después de esta breve contextualización, ahora sí me adentraré en el nombre o concepto Cipaquirá con c. Zipaquirá no existía como territorio delimitado por más que algunos historiadores insistan ello. No había algo llamado “Zipaquirá” cuando los españoles llegaron a este territorio, esto se debe a dos razones. La primera; que el concepto de territorio, frontera o límite provienen de lógicas europeas, no indígenas (Aquí no hay registro de mapas, ni delimitación geográfica). Y segunda; que Z-i-p-a-q-u-i-r-á está conformada por letras del alfabeto latino; lengua romance, un sistema de escritura que los muiscas desconocían por completo y que no comprendían en absoluto. Pasó exactamente con los otros posibles términos que por siglos nos han contado; Chicaquicha, Chicaquira y Chicaquica; todos tres con el mismo sistema de escritura (lengua romance).

Según Acosta Ortegón, Chicaquicha significaría «Pie del yerno». Chipaquicha, significaría «Pie de nuestro padre» Chicaquira y Chicaquica: “Poblado o ciudad del yerno”. Aquí tropezamos con otro problema; los significados. Citaré al gran historiador y sacerdote, Roberto María Tisnés, cuando afirma en su libro “Capítulos de historia zipaquireña” lo siguiente;

“El Padre Lugo (cuya obra data de comienzos del siglo XVII, años después de la fundación de Zipaquirá), con algunos otros autores, dice que la z debe pronunciarse como la s, conservándola tan solo «por ser necesaria para la escritura». El padre Lugo tiene razón en cuanto a la pronunciación, ya que él emplea el signo ch para el sonido que nosotros reservamos a la z”.

“Por tanto, según mi humilde modo de pensar, y teniendo en cuenta que el idioma autóctono de Cundinamarca no era alfabético, toda palabra de este idioma que lleve z antes de cualquier vocal, o c antes de e o de i, debe hacerse sonar como ch suave. Así, no debe decirse Zipaquirá o Cipaquirá, sino Chipaquirá”.

“De modo, pues, que sí es evidente según Uricoechea y Lugo, que el sonido de la z castellana correspondía en la fonética indígena ch suavemente pronunciada con los maxilares bien separados”.

Roberto María Tisnés termina diciendo; “…los aborígenes poseían un sonido suave y acaso muy rápido que los conquistadores desde el primer momento lo interpretaron a su acomodo, ajustándolo a la fonética de su propio idioma. 

Me quedaré con esta última idea del padre Tisnés; los españoles, al no entender nada de lengua chibcha, acomodaron cada letra y cada pronunciación a su lógica lingüística. Realizaré un ejemplo, que usted lector, puede hacer también; si alguien viene a hablarme en griego, no le entenderé absolutamente nada, pero puedo escribir sus sonidos (fonética), de acuerdo con mi lógica lingüística del idioma español. Entonces, no importa si es Chicaquicha, Chipaquicha, Chicaquira, Chipaquirá, Zipaquirá o Cipaquirá, todas estas palabras están escritas bajo la misma lógica y sus posibles significados también. De ahí en adelante, todos los cronistas e historiadores que han intentado dar con el origen de la palabra y su significado, lo hacen años e incluso siglos después de dicha acta de fundación y sería irresponsable de mi parte orientarme por una sola versión. Por ello, me quedaré con la primera; Cipaquirá.

Existen varios textos del siglo XVIII y XIX, donde se escribía Zipaquirá con c, por ejemplo; tuvimos el “Banco de Cipaquirá” en 1881, también artículos políticos durante época de independencia, entre otras cosas. Entonces ¿En qué momento cambió de la c a la z? Fecha exacta no hay, o al menos no hay registro. Tampoco existe decreto o ley que justifique el cambio. Pero si existió una persona que lo impulsó, lo legitimó y lo naturalizó sutilmente a través de la tradición oral y publicaciones en periódicos y revistas. Hablo del historiador y ultraconservador zipaquireño; Luis Orjuela. Escritor del libro “Minuta histórica zipaquireña”. Bogotá, 1909.

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En 1883 hubo una discusión entre el historiador Orjuela y un indio que llamaban “indio Pedro”. (De los dominios indígenas de Teusaquillo) donde debatían el uso de la z o la c. Sin embargo, dominó la idea del historiador zipaquireño de que Zipaquirá debía escribirse con z. Los argumentos de Orjuela son flojos y erróneos, pues en su libro “Minuta histórica Zipaquireña”, afirmó lo siguiente;

“En la Colonia, efectivamente, se empleó z o s, nunca c, modo éste enteramente neográfico”. (1909). 

El error de Orjuela es inmenso, pues el acta de fundación es de época colonial y Zipaquirá está escrita siete veces y todas con c. Este error me genera dos preguntas ¿Orjuela no conocía el acta de fundación?, u ¿Orjuela sí conocía el acta, pero optó por ignorarla? Las posibles dos respuestas lo dejan mal librado. Además, la imposición de la z rememora por completo el legado fundacional español-peninsular.

Sin pretensión de alargar más esta columna, le dejo, estimado lector, tres conclusiones: Primera; Zipaquirá está conformada por letras provenientes de lengua latín-romance, no chibcha. Segunda; Orjuela desconoció o quiso ignorar sin motivo alguno el acta de fundación de época colonial, donde Zipaquirá se escribía con cTercera conclusión; Orjuela era ultraconservador, y Colombia estaba a puertas de lo que se denominaría “Hegemonía conservadora”, teniendo acceso a revistas y periódicos donde podía escribir sus ideas con gran libertad y sobre todo con una venía y aprobación pública que aceptaba a ciegas sus ideas y sin cuestionar lo que él decía. Ejemplo de ello, el fácil acceso a periódicos y prensa como el de “El conservador”, en 1882. “Prensas de la luz”, en 1883. De hecho, su libro “Minuta histórica Zipaquireña”, publicado en 1909, en plena hegemonía conservadora, fue bien recibido por la opinión pública y el poder político de aquel momento lo ayudó a crear una verdad sin fundamento. Bien es sabido el dicho popular; un dato falso que se repite una y otra vez termina por convertirse en verdad; he aquí, estimado lector, el más claro ejemplo; Zipaquirá con Z.

Foto portada: Imagen de referencia para ilustrar el artículo. Autoría: Depositphotos.

Alejandro Primiciero Calvo
Psicólogo. Especialista en docencia universitaria y escritor. Universidad de San Buenaventura (Bogotá).

1 Comment

  1. Muchas gracias por tan magistral artículo. Una pluma fina y versátil como ninguna.

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