Nueva York (EEUU)

América Latina y el Caribe se destacan por su alimentación escolar, pero enfrentan desafíos

América Latina y el Caribe se destaca a nivel global por ser la segunda con la mayor cantidad de niños beneficiados por programas de alimentación escolar.

Durante el último año, más de 80 millones de estudiantes en toda América Latina y el Caribe recibieron desayunos, almuerzos y meriendas suministrados por sus instituciones educativas. Esta iniciativa ha sido fundamental para la reintegración educativa luego del impacto del covid-19, no obstante, enfrenta obstáculos debido a los elevados costos de los alimentos.

Resiliencia ante la Pandemia: Logros y Desafíos

Una reciente publicación conjunta entre el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) subraya que muchos países en la región lograron con éxito adaptar y expandir sus programas de alimentación escolar durante la pandemia. Sin embargo, la interrupción temporal de las actividades escolares afectó el aprendizaje de aproximadamente 165 millones de estudiantes en la región, lo que desencadenó la deserción de 3,5 millones de niños y generó una crisis educativa que persiste en medio de un complicado contexto económico. En este panorama, los altos precios de los alimentos y los insumos agrícolas se suman a la preocupación, mientras que los indicadores nutricionales empeoran en toda la región.

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Desafíos Persistentes y Realidades Educativas

La realidad actual indica que cerca de 12 millones de niños y jóvenes en niveles primarios y secundarios ya no asisten a la escuela. Se estima que más de 118 millones de niños, con edades entre 4 y 17 años, están en riesgo de ver interrumpida su educación, de acuerdo a los datos proporcionados en el informe.

Nutrición y Educación: Una Relación Vital

La alimentación escolar juega un papel vital al promover la asistencia regular y prevenir la deserción estudiantil, lo que contribuye a mejorar las tasas de graduación. Marie Evane Tamagnan, especialista senior en Educación del BID, destacó: «El reto fundamental radica en asegurar que estos programas lleguen a los segmentos más vulnerables», durante la presentación del informe.

Hacia Soluciones Sostenibles y Nutricionales

Esta situación educativa crítica se desarrolla en un contexto donde los indicadores nutricionales también experimentan un deterioro. Entre 2014 y 2021, el número de personas en situación de hambre en América Latina y el Caribe aumentó de 38 a 57 millones, mientras que la inseguridad alimentaria moderada o grave se incrementó de 172,4 a 243,8 millones. A nivel regional, 5,8 millones de niños sufren de desnutrición crónica, mientras que más de cuatro millones, equivalente al 7,5% de los menores de cinco años, padecen sobrepeso.

Compromiso Político y Desafíos Actuales

A pesar de los desafíos económicos ocasionados por la pandemia, el informe destaca el persistente compromiso político y las inversiones gubernamentales en los programas de alimentación escolar. Aproximadamente, el 99% de estos programas son financiados por los gobiernos de la región, con una inversión total estimada entre 3600 millones de dólares (reportados) y 7600 millones de dólares (estimados). Además, al menos 19 países ya cuentan con políticas o leyes específicas relacionadas con la alimentación o nutrición escolar, y otros se encuentran en proceso de desarrollar nuevos marcos.

Retos y Oportunidades en el Horizonte

A pesar de esto, el reciente aumento significativo en los precios de los alimentos y los combustibles está impactando negativamente la calidad y la cobertura de los programas escolares. Según Sarah Kohnstamm, asesora regional de alimentación escolar del PMA, «los gobiernos podrían verse obligados a tomar medidas. Algunos programas podrían mantener la cobertura, pero con comidas menos nutritivas. Otros podrían reducir la frecuencia. Algunos programas podrían dirigirse únicamente a los grupos más vulnerables».

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Equidad y Nutrición: Un Camino por Recorrer

Las diferencias entre los países en cuanto a costos y cobertura son notables: el gasto anual en alimentación escolar por estudiante varía desde apenas 10 dólares en países de bajos ingresos hasta alrededor de 293 dólares en naciones con altos ingresos. La cobertura de los programas oscila entre el 30% y el 100% de los estudiantes.

Un Enfoque Holístico y Resiliente

El informe también hace hincapié en que, más allá de la pandemia, la alimentación escolar debería ser utilizada de manera más efectiva para enfrentar otras crisis, como desastres naturales, inflación severa y flujos migratorios masivos. Ejemplos de países que han sabido aprovechar las cafeterías escolares para brindar apoyo adicional a los estudiantes y a las comunidades son Nicaragua, Honduras, San Vicente y las Granadinas, y Haití.

Nutrición, Educación y Equidad: Un Futuro Sostenible

Ante los elevados costos de la alimentación y el crecimiento de la inseguridad alimentaria en la región, el informe recomienda que los programas de alimentación escolar se enfoquen en ofrecer alimentos variados, frescos y producidos localmente. Además, estos programas pueden contribuir al fortalecimiento de los sistemas alimentarios locales, apoyar a los pequeños agricultores y beneficiar a las comunidades, a la vez que fomentan hábitos alimentarios saludables entre los estudiantes y sus familias.

Inclusión y Equidad: Un Llamado a la Acción

En cuanto a la inclusión, el informe resalta que hasta ahora han sido poco aprovechadas las oportunidades para que las mujeres y los grupos indígenas se conviertan en proveedores de los programas nacionales de alimentación escolar. Esto representa un espacio importante de mejora en términos de equidad y participación.

Un Camino Hacia el Futuro

En resumen, la alimentación escolar se mantiene como un pilar esencial para la educación en América Latina y el Caribe, si bien enfrenta desafíos significativos debido a los costos elevados de los alimentos y a la crisis educativa en curso. La región cuenta con el compromiso político y las inversiones gubernamentales para afrontar estos problemas, pero es fundamental una acción sostenida y adaptativa para garantizar la nutrición y el acceso a la educación de los niños y jóvenes en la región. La situación actual resalta la importancia de una coordinación efectiva entre los gobiernos, las instituciones educativas, las organizaciones internacionales y la sociedad civil para superar estos obstáculos.

Evolución y Adaptación: Claves para el Éxito

A medida que la región enfrenta los retos económicos y nutricionales, es imperativo que los programas de alimentación escolar evolucionen en respuesta a las necesidades cambiantes. La recomendación de ofrecer alimentos diversos, frescos y locales no solo beneficia la salud de los estudiantes, sino que también tiene el potencial de revitalizar los sistemas alimentarios locales y apoyar a los agricultores locales, generando un impacto positivo en la comunidad en su conjunto.

Equidad y Acceso: Un Compromiso Inquebrantable

La disparidad en los costos y la cobertura de los programas en diferentes países resalta la necesidad de enfoques adaptados y equitativos. Es fundamental que se realicen esfuerzos para garantizar que todos los estudiantes, independientemente de su origen socioeconómico, puedan acceder a alimentos nutritivos en la escuela, lo que a su vez puede contribuir a una educación más equitativa y a reducir las brechas educativas.

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 Resiliencia ante la Adversidad: Lecciones Aprendidas

Además, la experiencia de países como Nicaragua, Honduras, San Vicente y las Granadinas, y Haití demuestra que los programas de alimentación escolar pueden ser herramientas versátiles para brindar apoyo en diversas crisis. Este enfoque estratégico puede maximizar el impacto de los programas y beneficiar a comunidades enteras en momentos de necesidad.

Una Visión hacia el Futuro

En última instancia, el informe pone de relieve la importancia de una gestión cuidadosa y sostenible de los programas de alimentación escolar en América Latina y el Caribe. Los desafíos económicos y nutricionales actuales exigen respuestas creativas y eficaces, que vayan más allá de la crisis inmediata y trabajen hacia una transformación duradera en los sistemas educativos y alimentarios de la región. Al hacerlo, la región puede avanzar hacia un futuro en el que cada niño tenga acceso a una educación de calidad y a una alimentación adecuada, sentando las bases para un desarrollo sostenible y equitativo en toda América Latina y el Caribe.

Alimentando la Educación y la Resiliencia en Tiempos de Crisis.

Foto portada: Imagen de referencia.

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