Max Henríquez explica que el “Fenómeno del Niño”, el más fuerte de la historia, seguirá con fuerza hasta marzo.
BOGOTÁ
En un informe especial del meteorólogo Max Henríquez para el Periódico Económico Portafolio, el 2015 fue turbulento por el clima que reinó en gran parte del país.
Fue un año lleno de muchas variaciones y vaivenes, pero con un factor preponderante que lo determinó: un fenómeno del Niño superfuerte, que aún no ha terminado y que va a seguir dando lata también en la primera parte del 2016. La sequía ha sido impresionante en varios sitios del país, donde las lluvias estuvieron muy por debajo de lo normal.
Argumenta Henríquez que en la Sabana de Bogotá la sequía, en el 2015, duró 6 meses. Del promedio anual de lluvias en esta zona, solo ha caído el 72 %, lo cual quiere decir que el déficit acumulado ha sido del 28 % en todo el año. Por su parte, en Ibagué, la sequía duró 9 meses, comenzando en abril y hasta diciembre de 2015. Pero peor aún ha sido la situación en Neiva, donde este año solo hubo un mes con lluvias normales.
El Niño actual seguirá creciendo hasta febrero-marzo, cuando comenzarán a disminuir las anomalías de las temperaturas superficiales del océano Pacífico. Ya ha igualado la intensidad que tuvo el evento superfuerte del 1982-1983 y no se descarta que pueda igualar y superar al más intenso hasta ahora medido en el Pacífico, que fue el Niño de 1997-1998, con índices de 2,3 grados centígrados por encima de lo normal.
Hay que esperar los análisis que presente el Centro de Predicción Climática de la Administración del Océano y la Atmósfera, NOAA de los Estados Unidos en las próximas semanas para ir confirmando estas sospechas.
Desde finales de octubre pasado no se ha vuelto a registrar un fuerte debilitamiento de los vientos alisios sobre el Pacífico oriental y central, pero no se puede descartar nada, ya que el Niño actual está muy activo y creciente. En caso de que se produjera ese corte de los vientos alisios, esperaríamos que sus efectos en el clima del país duraran hasta más allá de marzo-abril del 2016, lo cual sería catastrófico.
Sigo creyendo, con base en el análisis de la evolución de estos fenómenos en los últimos 65 años, que este Niño podría llegar a ser el más fuerte de la historia. Pero analizando esa serie de datos podríamos proyectar el clima del 2016, con un primer semestre deficitario en lluvias (especialmente el primer trimestre) y con la expectativa de si después de este supercalentamiento del océano podría sobrevenir un enfriamiento del mismo.
De hecho, luego de los super-Niños del 72-73, 82-83 y 97-98 hubo enfriamiento del Pacífico, o fenómeno de la Niña, con consecuencias contrarias y también lamentables. Luego de las sequías, llegaron periodos de grandes inundaciones, que causaron pérdidas económicas serias, especialmente luego de los eventos del 72-73 y del 97-98, cuyos enfriamientos duraron cerca de dos años seguidos.
Pobre país y nosotros que pensamos que tenemos un clima muy bueno, comparado con otros países. Pero esto es lo que nos espera con el cacareado cambio climático, cuyas cumbres siguen dejando muy pobres resultados tangibles, pero sí mucha publicidad engañosa que destaca como históricos unos acuerdos mediocres, como el adoptado en París.
En resumen, el 2016 traerá un primer semestre con pocas lluvias y un segundo que podría marcar el paso hacia la normalidad climática en Colombia y el retorno de las lluvias que tanto escasearon en el 2015 y las que tampoco caerán con normalidad en el primer trimestre del 2016.
Pero las perspectivas no son tan claras para un sitio como Ibagué, por ejemplo, donde los primeros semestres de los segundos años de los Niños son muy secos por igual; pero, si solo tomamos en cuenta lo sucedido en los segundos años de los eventos del Niño fuerte, el comportamiento varía para bien. En cambio, para Neiva la situación es más definida, con sequía extendida hasta los primeros 3 a 4 meses del 2016.
Ahora hay que seguir combatiendo los incendios forestales y manejar con mucho cuidado el agua para que no se acaben los embalses y racionarla hasta marzo, por lo menos, en gran parte de los municipios de los departamentos andinos y de la costa Caribe, principalmente, que son los más afectados, según los estudios del Ideam.
UN 2016 CON DATOS PREOCUPANTES
Las temperaturas en el Polo Norte son anormalmente cálidas, de entre 0 y 2 grados centígrados, y superiores en por lo menos 20 grados al promedio habitual a causa de una poderosa y violenta depresión que afecta el Atlántico Norte.
El Ártico es la región del globo más afectada por el cambio climático, con temperaturas actualmente superiores en por lo menos 3 grados.
Los norteamericanos padecen a su vez una serie de tornados e inundaciones que dejaron al menos 49 muertos. El caudaloso Misisipi ya superó en cuatro metros su nivel de desborde en ciertas zonas, mientras espectaculares tornados devastaron partes de Texas.
Gigantescas inundaciones causaron decenas de miles de evacuados en Argentina, Brasil y Uruguay, donde los servicios de meteorología siguen pronosticando más lluvias para enero.
En Francia, las temperaturas excepcionalmente cálidas para el invierno desorientan a la naturaleza: en la Costa Azul han salido flores y habrá cosecha de fresas en el Perigord y de espárragos en Alsacia.