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Una Radio con alcance mundial que encontró un lugar en Zipaquirá

Cada 13 de febrero, el mundo se une para celebrar el Día Mundial de la Radio, un tributo a un medio de comunicación que ha trascendido generaciones, fronteras y culturas. Esta conmemoración tiene sus raíces en la proclamación hecha por los Estados miembros de la UNESCO en 2011, un reconocimiento posteriormente respaldado por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 14 de enero de 2013, otorgando a la radio un estatus de importancia internacional.

La UNESCO destaca que la radio ha sido y sigue siendo el medio de comunicación de mayor alcance y accesibilidad, informando y entreteniendo a diversos sectores de la sociedad. A pesar de que en algunas regiones ha sido utilizada para fomentar el odio y las divisiones, en muchos países se han implementado leyes y regulaciones progresistas que han promovido una programación equilibrada y un periodismo independiente.

En la instauración del Día Mundial de la Radio participaron una variedad de actores, incluidas asociaciones de radiodifusión públicas, privadas, comunitarias e internacionales, organismos de la ONU, ONG, universidades y agencias de desarrollo. Esta colaboración refleja el reconocimiento global de la importancia de la radio como un instrumento de cambio social y cultural.

La importancia universal de la radio como agente de transformación

En el contexto colombiano, la radio ha desempeñado un papel fundamental en la historia del país. Según una investigación de la Radio Nacional de Colombia, el año clave fue 1929, cuando nacieron las primeras emisoras en Bogotá y Barranquilla. La creación de la emisora oficial del Estado, HJN, el 5 de septiembre, seguida por la inauguración de la primera emisora comercial, La Voz de Barranquilla, el 8 de diciembre, marcó el inicio de una nueva era en la radiodifusión colombiana.

La HJN, iniciativa del gobierno de Miguel Abadía Méndez y consolidada durante el mandato de Enrique Olaya Herrera, llevó la cultura y la información a los hogares colombianos. Su lema, «La cultura el mundo al oído de los colombianos», reflejaba su compromiso con la difusión del conocimiento y la música nacional.

La radio colombiana creció en un contexto marcado por conflictos mundiales y tensiones políticas locales. Desde las secuelas de la Gran Guerra hasta la inminencia de la Segunda Guerra Mundial, la radio sirvió como un faro de esperanza y cohesión en tiempos de incertidumbre.

En este Día Mundial de la Radio, rendimos homenaje a un medio que ha resistido la prueba del tiempo, adaptándose y evolucionando para satisfacer las necesidades cambiantes de la sociedad. A través de la innovación y el compromiso con la verdad y la diversidad, la radio continúa siendo un pilar de la democracia y la inclusión en todo el mundo.

En el umbral de la década del treinta, Colombia se vio envuelta en una encarnizada confrontación internacional que tuvo repercusiones profundas en el territorio nacional. La emisora La Voz de Cundinamarca emergió en este contexto crítico, desempeñando un papel crucial en la historia de la comunicación radiofónica del país.

El conflicto bélico con el Perú, desarrollado entre 1932 y 1933 en el Trapecio Amazónico, específicamente en la cuenca del río Putumayo, Leticia y la Pedrera, tomó por sorpresa a Colombia. Las tropas peruanas invadieron territorio colombiano, desatando una situación de urgencia que puso a prueba la capacidad de respuesta del Estado colombiano, aún en proceso de consolidación en la región amazónica.

La respuesta a la invasión se vio demorada, evidenciando la carencia de un cuerpo militar de reacción inmediata en el país. El presidente de entonces, Enrique Olaya Herrera, quien estaba encaminando al país hacia la modernización, se encontró ante el desafío de enfrentar una agresión externa con recursos limitados.

En este contexto, las comunicaciones emergieron como un elemento central. La radio, en particular, se reveló como una herramienta esencial para la coordinación de acciones militares y la difusión de información crucial en medio del conflicto.

Abriendo espacios radiales en Tierra Salina

En el frente interno, en Zipaquirá, una hermosa localidad en Cundinamarca, la historia de la radio empezaba a escribirse. Más de setenta años atrás, la Emisora Ecos de la Sabana había intentado establecerse, pero la falta de alcance y dificultades económicas la llevaron al cierre en poco tiempo. Sin embargo, la llegada de Álvaro Falla Ramírez y Juan de Jesús Páez, con experiencia radiofónica desde Bogotá, marcó un nuevo capítulo.

Estos pioneros de la radio, reconociendo la importancia estratégica de la comunicación en tiempos de paz y de guerra, establecieron La Voz de Cundinamarca en Amplitud Modulada (A.M.). En una época donde la Frecuencia Modulada (F.M.) aún no existía y los equipos eran voluminosos y demandantes en términos energéticos, lograron establecer una frecuencia legalizada por el Ministerio de las Telecomunicaciones.

Aunque los desafíos económicos persistieron y la viabilidad financiera seguía siendo un obstáculo, la emisora se mantuvo operativa durante un tiempo significativo. Sin embargo, la complejidad económica eventualmente llevó al cierre de La Voz de Cundinamarca.

En resumen, tanto en el escenario internacional como en el ámbito local, la radio emergió como una herramienta fundamental en tiempos de crisis y transformación. Su capacidad para informar, movilizar y conectar a las comunidades desempeñó un papel crucial en la historia de Colombia, tanto en la confrontación con el Perú como en el desarrollo de la comunicación en el país.

De izq. a der. José Caicedo (concejal), Carlos Guillermo Rojas Wiesner (Alcalde de Zipaquirá), Jorge Alberto Talero (programador), Claudia López de Zambrano (concejal), Monseñor Jorge Enrique Jiménez Carvajal (Obispo Zipaquirá), detrás Edgar Muñóz (programador), Astrid Tamayo de Bayer (programadora). Año 1998.

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Emisoras para promover la identidad y la participación ciudadana

La señora Rosalba Castro de Rozo, en los estudios de Armonías Zipaquireñas.

En un esfuerzo por fortalecer las raíces culturales y fomentar la participación comunitaria, ha surgido una nueva emisora de radio en Zipaquirá. El impulso detrás de este proyecto proviene de la visión de la señora Rosalba Castro y su esposo, el señor Eduardo Rozo Salguero, un reconocido líder y comerciante local. Inspirados por la necesidad de dar voz a la riqueza cultural de la región, decidieron crear una emisora que sirviera como plataforma para la música campesina, baladas, boleros, tangos y otros géneros musicales que resuenan con la identidad local.

El camino hacia la creación de esta emisora no fue fácil. Rozo Salguero se desplazó a la capital del país para solicitar una frecuencia comercial en el Ministerio de las Telecomunicaciones, un proceso que finalmente culminó con éxito en 1967. Desde entonces, la emisora ha sido un punto focal para la comunidad, no solo en Zipaquirá sino también en regiones vecinas, llegando incluso a países como Venezuela, Ecuador y Perú.

La emisora no solo fue un espacio para la música, sino que también albergó programas populares como la Ruleta Musical y la Maratón Bailable, que captaron la atención de un amplio espectro de oyentes. Además, se crearon programas dedicados al deporte y otros aspectos de la vida local, todo bajo la dirección de figuras comprometidas con la comunidad como Armando Rafael Padilla.

A medida que la tecnología avanzaba, la radio experimentó cambios significativos, con la llegada de la frecuencia modulada (FM) que atrajo a las emisoras comerciales hacia este sistema más novedoso. Sin embargo, el espíritu de la radio comunitaria se mantuvo arraigado en la región.

Con el cambio de siglo, el gobierno nacional lanzó la Radio Difusión Sonora Comunitaria como parte de un esfuerzo más amplio para preservar las tradiciones y fomentar la participación ciudadana. Este servicio sin ánimo de lucro se convirtió en un faro para la diversidad de opiniones y expresiones dentro de la comunidad, promoviendo el desarrollo social, la convivencia pacífica y los valores democráticos.

En este contexto, la nueva emisora comunitaria de Zipaquirá encuentra su lugar, comprometida a promover la identidad local y ofrecer un espacio para la participación activa de todos los miembros de la comunidad. Con programas que reflejen la diversidad y la riqueza cultural de la región, esta emisora se presenta como un punto de encuentro para todos aquellos que deseen compartir sus historias, ideas y sueños para el futuro de Zipaquirá y sus alrededores.

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Decaimiento de emisoras comunitarias

La emisora comunitaria Catedral Estéreo, que durante años fue un referente en la radiodifusión regional y en el sector, gracias a su programación variada y participativa, enfrenta hoy una crisis que ha llevado a la desaparición de sus programas comunitarios.

Fundada en 1998 en la Diócesis de Zipaquirá y dirigida inicialmente por el Padre Francisco Cruz Velosa, la emisora se destacó por su enfoque inclusivo, permitiendo que diversos sectores de la comunidad participaran en la creación de su parrilla de programación. Bajo la dirección del Padre Armando Beltrán, Catedral Estéreo alcanzó un notable éxito a nivel nacional, con cerca de 50 programadores que cautivaron a la audiencia con contenidos variados las 24 horas del día, los 7 días de la semana.

De izq. a der. José Caicedo (concejal), Carlos Guillermo Rojas Wiesner (Alcalde de Zipaquirá), Jorge Alberto Talero (programador), Claudia López de Zambrano (concejal), Padre Francisco Cruz Velosa (Párroco de la Catedral Diocesana), Edgar Muñóz (programador), Monseñor Jorge Enrique Jiménez Carvajal (Obispo Zipaquirá), Gustavo Pedraza Santamaría (Programador), René Capador Carrillo (programador). Año 1998.

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Sin embargo, en los últimos tiempos, la emisora ha experimentado cambios en su dirección y gestión, lo que ha dado como resultado la pérdida gradual de su identidad comunitaria. Los nuevos directivos han descuidado la esencia participativa de la emisora, lo que ha llevado al abandono de los programas creados por la comunidad.

De izq. a der. Luis Alfonso Martínez Correa (programador), Gustavo Pedraza Santamaría (Programador), René Capador Carrillo (programador), Monseñor Jorge Enrique Jiménez Carvajal (Obispo Zipaquirá), Padre Francisco Cruz Velosa (Párroco de la Catedral Diocesana), Jorge Alberto Talero (programador). Año 1998.

Esta situación ha generado preocupación entre los ciudadanos que alguna vez sintonizaron Catedral Estéreo en busca de contenido diverso y representativo de sus intereses y necesidades locales. En la actualidad, la emisora enfrenta un desafío importante para recuperar su relevancia y reconectar con su audiencia, reinstaurando programas comunitarios que reflejen la diversidad, identidad y vitalidad de la región.

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La importancia de revitalizarse

Otras emisoras de la región de Sabana Centro, que se encontraban en una situación similar, han reconocido la importancia de revitalizarse y tomar una nueva dirección. Por esta razón, nuevos administradores han asumido un rol más activo y participativo en la comunidad, con el fin de recuperar el verdadero propósito para el que fueron creadas: servir a la comunidad. Han renovado su programación, garantizando así su papel fundamental como un medio de comunicación inclusivo y representativo.

Aunque enfrenta desafíos, la radio sigue siendo un faro de esperanza y diversidad, conectando a comunidades

Foto portada: Armonias Zipaquireñas y Catedral Stereo. 

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