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Funza, el municipio de Cundinamarca, cementerio del TransMilenio

En las afueras de Bogotá, específicamente en el municipio de Funza (Cundinamarca), yace un paisaje peculiar que llama la atención de los viajeros que transitan cerca. Entre el pasto, construcciones y aviones se encuentran buses articulados del operador SI 99 S.A., ahora en un estado de abandono con los vidrios rotos y la pintura desgastada. Estos vehículos, una vez parte esencial del sistema de transporte masivo TransMilenio, ahora parecen haber encontrado su último destino.

¿A dónde van a parar los buses de TrasMilenio que no funcionan?

El origen de este cementerio de buses se remonta al vencimiento del contrato del operador SI 99 S.A. en junio de 2019. En lugar de ser chatarrizados, los buses quedaron en manos de la familia Martínez Palacio, propietaria de la empresa de buses y busetas Sotrandes, SI 99. Con la esperanza de venderlos a otras ciudades o países con sistemas de transporte similares, los buses fueron dejados en un lote en Funza.

A pesar de que algunos de los vehículos podrían haber seguido en funcionamiento, la decisión de dejarlos en abandono quedó en manos de los dueños. Aunque estos buses ya no forman parte del TransMilenio ni están bajo el control de la empresa, siguen siendo un recordatorio visible de la historia del transporte en Bogotá.

La empresa de Transportes del Tercer Milenio ha aclarado varios puntos importantes sobre estos buses abandonados:

  1. Los buses operaron en Bogotá entre 2000 y 2019 bajo un contrato de concesión que finalizó.
  2. No están ni estarán operativos en Bogotá, según lo acordado en el contrato de concesión.
  3. No se contempló contractualmente que estos buses fueran reemplazados o reforzaran el sistema.
  4. El contrato no obligaba al concesionario a chatarrizar los vehículos al finalizar su tiempo de operación.
  5. Se garantizó la desvinculación definitiva de los buses del sistema una vez finalizado el contrato.
  6. Desde la finalización del contrato, el concesionario tiene autonomía sobre el destino de los buses.
  7. No hay impacto en las finanzas públicas del Distrito porque los buses son propiedad privada y el contrato se cumplió según lo pactado.

En conclusión, aunque estos buses abandonados pueden parecer un desperdicio, representan una etapa pasada del transporte público en Bogotá.

Estos vehículos, una vez parte esencial del sistema de transporte masivo TransMilenio, ahora parecen haber encontrado su último destino.

Foto portada: Imagen de referencia para ilustrar la noticia. Tomada de TransMilenio. 

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