Por: *La Casa en Orden.

No esperábamos a poco andar del siglo XXI tener un país polarizado en torno a los cambios necesarios de una sociedad postpandemia que en todos los órdenes así lo exige; no consideramos que estos traerían angustia y contradicciones en el que hacer diario, caótico por la confrontación política que hace que el cambio pierda sentido por los egos enfermizos cuya finalidad se traduce en conseguir y detentar el poder identificado con la riqueza, licita o ilícita, pero al final dinero y por supuesto, el ejercicio absoluto del gobierno, incluso olvidando que se origina en la expresión de la soberanía popular a través del voto. Esto que no debería acontecer, corresponde prevenirlo a las ideologías cuya expresión deberían ser los partidos políticos, pero infortunadamente en la Colombia de hoy no acontece. El ciudadano está inerme, desconcertado, afligido, asustado, con desesperanza y solo tiene el postulado constitucional, como catálogo de derechos, deberes y obligaciones.

Es entonces la ciudadanía en el sistema democrático la que labra su destino, determina su rumbo, evita la confrontación insulsa, rechaza toda polarización derivada del ejercicio del poder y elige realmente lo que necesita o le representa con los valores propios del ser social, hoy olvidados tales como el orden, la honestidad, la honradez, la responsabilidad y el respeto por la diferencia. Esta es la realidad que nos invita y obliga a la pausa, la reflexión y la responsabilidad con el presente y el futuro de la sociedad.

Esta es la convicción y tarea de la CASA EN ORDEN, es la expresión ciudadana colectiva, lejos de pasiones partidistas, pretensiones o aspiraciones personales, es y quiere constituirse en nuestra ciudad en el referente del respeto absoluto a la constitución y la ley, la institucionalidad, la eficiencia y eficacia administrativa del gobierno local y regional, el fiscal permanente de la moralidad en el manejo de lo público y participé en la construcción de un proceso seguro y responsable de la transformación y cambio que requiere Zipaquirá. Tarea difícil, pero no imposible cuando pensamos en el bienestar y responsabilidad colectiva.

Es la hora inaplazable de planear el futuro de la ciudad con responsabilidad y pulcritud, es el momento para obrar con seriedad y capacidad, es el instante de la exigente seriedad ahuyentando las promesas de gobierno y las premisas de la vanidad. No es la hora de las falsas ilusiones y las listas de los buenos propósitos.

La ciudadanía no quiere y no admite más discursos vinieren de la derecha, la izquierda o cualquier otra parte, lo que la ciudadanía reclama y exige son resultados no los de las redes sociales que admiten de todo, los que requiere son calidad de vida, el orden, la seguridad y el gusto por vivir en esta la ciudad de todos.

Las tareas urgentes de la Zipaquirá organizada y bien administrada son el agua para hoy y el futuro; la movilidad urbana y regional que crece, pero coloca la vida del ciudadano en el injusto sacrificio de muchas horas de trabajo y de la vida familiar dentro de los vehículos públicos o privados; la seguridad en todo el contexto de previsión y represión del delito que exige de la institucionalidad y nuestra participación; la generación de oportunidades de empleo, emprendimiento y empresa que exige la acción pública y privada, con soporte en la educación tecnológica y superior de la ciudad y de la región y por supuesto, la participación ciudadana para recobrar el valor y amor por lo nuestro, el sentido de pertenencia por la ciudad de la sal, nuestros valores culturales y la protección del medioambiente. Lo prioritario es el buen gobierno, el manejo eficiente y pulcro de los recursos públicos, la correcta inversión de los recursos dispuestos por la ley para la salud, educación, el saneamiento básico y demás exigencias presupuestales, tareas que exige de personas preparadas, competentes, honorables y con vocación de servicio.

El debate electoral debe retornar a las propuestas que demuestren en los candidatos (as) formación, conocimiento, experiencia, seriedad y desde luego compromiso ciudadano. Debemos desterrar los chismes, la politiquería, la descalificación recíproca, la injuria, calumnia y la mentira; nos corresponde respetar la democracia, con la exigencia de la garantía de la imparcialidad de los gobiernos, la vigilante acción en el uso de los recursos del presupuesto llámese nacional, regional o local para que estos no se coloquen al servicio de determinadas campañas y nos obliga a procurar la mayor participación democrática en las elecciones, solo así relegamos el remedo democrático al que hemos llegado por la indolencia, permisividad y pasividad de la ciudadanía. Es la hora de nosotros los ciudadanos.

En esta convicción y frente al proceso electoral que se inicia, consideramos que quien realmente se identifica y reúne las condiciones de formación, capacidad, experiencia y humildad con vocación de servicio es la precandidata, ingeniera Nidya Corredor, a quien debemos acercarnos y acompañarle en el proceso constructivo de la Zipaquirá de los próximos veinte años. Es la cordial y respetuosa invitación.

*LA CASA EN ORDEN. Comité directivo.

David Ricardo Baracaldo V- Nohora Elvira Pinzón M- Jairo Polo SolanoGina MorenoVíctor Manuel Tinjacá S.Rafael Jiménez J.Eliseo MoyaMiryam Delgado, Paula Victoria Baracaldo Camacho. *Columna de opinión.

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