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Una aventura sobre ruedas en Catedral de Sal de Zipaquirá

Juan Carlos García es un aventurero que viaja por el mundo con su hijo Juan José. En uno de sus recientes recorridos por Colombia, visitó la Catedral de Sal de Zipaquirá y contó su experiencia de haber estado 180 metros bajo tierra, calificándola como una de las mejores aventuras de su vida. Se refiere a la movilidad accesible para personas con discapacidad en Colombia y en los países desarrollados, y deja claro que todavía tenemos muchos desafíos por delante para ser inclusivos con las personas con estas condiciones.

Juancho, como lo conocen en las redes sociales, es un colombiano nacido en Cali, quien comenzó a recorrer el mundo a los 35 años; una aventura que no ha cesado a pesar de su movilidad reducida, la cual fue causada por un accidente automovilístico que le lesionó la columna y le generó una cuadriplejia. Esto no le impidió formar una familia y convertirse en padre. Es su hijo Juan José, de 25 años, quien lo acompaña en sus viajes desde que tenía un año. Durante esta travesía por el mundo, que denominaron “Aventuras sobre Ruedas”, ya han visitado 37 países.

Juancho, además, es miembro de la Selección Valle de Tenis, adaptado desde hace 15 años; ha participado en torneos nacionales e internacionales, lo que le ha permitido estar activo y mantener buena salud. Es un viajero apasionado, un deportista y un padre entregado.

Viajar era su modo de vida y, al principio, no compartían sus experiencias en las redes sociales, pero un día, él y su hijo, se dieron cuenta de que sería beneficioso para dejar un legado y un aprendizaje, tanto para las personas con discapacidad motriz como para las personas que no tienen ninguna discapacidad. Siempre ha tenido gran capacidad de motivación, autoestima y resiliencia, algo que lamentablemente muchas personas no poseen a pesar de tener todo, pues para él, ser normal y poder caminar ya es tenerlo todo.

Una de las cosas que hace por rutina es disfrutar la vida, dice que siente como si tuviera un motor en algún lugar de su cuerpo que le permite tratar de gozarse cada momento, cada salida, cada detalle y siempre mantener una sonrisa, tanto así que una de sus frases representativas es: “disfruto cada momento como si fuera el último”, agrega que “se escribe ‘viajar’, pero se pronuncia ‘vivir’”.

Comparte su contenido en las redes desde hace diez años, y ha logrado aumentar la comunidad de sus seguidores en todas las plataformas, como Instagram y TikTok, donde se han vuelto virales por llegar a parajes inimaginables para una persona en silla de ruedas. Asistió con su hijo al festival de música electrónica más grande del mundo, que se celebra en Estados Unidos. Padre e hijo, también conocidos como “father & son”, se deleitaron enormemente con la música, otra pasión que comparten.

A medida que avanza el tiempo, se plantean nuevas metas y desafíos para recorrer el mundo; ya han experimentado todos los medios de transporte existentes: avión, tren, autobús, tranvía, barco, helicóptero… y cada vez se cuestionan qué les falta para convertirlo en una nueva aventura. Esa es la razón por la que el nombre de “Aventuras sobre Ruedas” lo dice todo: “Cada viaje es un cúmulo de anécdotas, aventuras, circunstancias, contingencias, diversión y de todo”.

La experiencia en Catedral de Sal

En una entrevista concedida a Extrategia Medios, Juancho indicó que llegaron a Zipaquirá debido a que siempre han sido atraídos por los pueblos y ciudades que mantienen la parte histórica, donde se pueden observar los balcones, plazas y calles coloniales.

Después de ver el ‘Monumento a los Mineros’ en el Parque de la Sal, empezaron a observar algo muy moderno y bien estructurado, lo que les causó curiosidad. Vieron que todo estaba muy bien organizado y esto los animó a iniciar el recorrido dentro de la ‘Primera Maravilla de Colombia’, Catedral de Sal.

Dijo que tiene la capacidad de reconocer cuándo las cosas se hacen bien, debido a que ha viajado extensamente y la Catedral de Sal es uno de los mejores recuerdos que tiene, de sus mejores paseos y aventuras sobre ruedas. Dice que el sitio es tan espectacular que su hijo no quería salir de ahí abajo, tanto así que entre más bajaban más curiosidad les causaba la belleza que estaban viendo.

Al mismo tiempo, mostraban un poco de preocupación porque era su hijo y él solos en esta travesía… y se preguntaban cómo iban a hacer para subir de vuelta ese recorrido en que iban bajando. El descenso no fue sencillo, pues requería un gran esfuerzo tanto de él como de su hijo, por lo tanto, la subida les asustaba mucho más, hasta Juancho decía: “¡Dios mío, ¿cómo podremos salir de este hueco?, pero esa preocupación se les iba olvidando; la alegría de ver los colores, la iluminación y el arte allí adentro los motivó para ir hasta el fondo, que, según Juancho, es donde se encuentra lo más hermoso!”

Quedaron sorprendidos al ver en otro sector subterráneo un centro comercial, un Spa de relajación y hasta atónitos quedaron con los baños.

Cuando ya estaban exhaustos bajando por esos socavones, uno de los guías que lo había escuchado, se le acercó y le dijo: “No se preocupe, señor, aquí tenemos el tren que lo llevará a la superficie una vez finalice el recorrido. Juancho quedó estupefacto, no podía creer lo que le estaban diciendo, dijo que fue la mejor noticia que le dieron, porque ellos ya no podían dar más de sí físicamente. Para él, el hecho de encontrar en Colombia un lugar tan bello y tan agreste, como para poder entrar en una silla de ruedas y salir sin sufrimiento de 200 metros bajo tierra, en un tren, era realmente una maravilla.

Una vez que terminaron el recorrido, Juancho subió una rampa que lo llevó a un vagón y efectivamente salió en el tren turístico por un túnel espectacular y sin problemas, tanto que dijo que se sentía en Estados Unidos y había logrado disfrutar de un paseo inolvidable y maravilloso.

Viajar en silla de ruedas en Colombia frente a otros países 

A pesar de que su experiencia fue satisfactoria en Catedral de Sal de Zipaquirá, Juancho dice que Colombia está muy alejado de los estándares internacionales de inclusión social y de accesibilidad en movilidad. También señala que en este país se experimenta una discriminación social que se observa incluso en el transporte.

Por ejemplo, relata que, en Bogotá, cuando necesita movilizarse en taxi, es un problema, ya que cuando ven que está en silla de ruedas, no paran, o cuando otra persona le hace el favor de parar el taxi y el conductor ve que tiene inconvenientes de movilidad, arranca. “Eso es una falta de respeto total hacia las personas con movilidad reducida”, dice. En cambio, cuando sale a otro país, lo que ha encontrado es un respeto increíble, por ejemplo, si una persona en silla de ruedas va por un pasillo o un corredor y se encuentra en el mismo trayecto con un extranjero, el extranjero salta y se quita y le pide excusas por haber interferido en su camino.

Relata que cuando se sube a un ascensor en Colombia, las personas parecen “cerdos entrando en el establo”. Por ejemplo, si hay cinco personas afuera y una en silla de ruedas, ¿quién entra primero? Ni siquiera parecen mirar a la persona en silla de ruedas. En el exterior prefieren esperar a otro ascensor, mientras la persona en silla de ruedas ingresa cómodamente.

En medios de transporte en el exterior, todos son accesibles, trenes, autobuses, barcos, etc., por lo que no hay que preocuparse. Por ejemplo, en Europa, ha logrado mantenerse entre 15 y 20 días sin necesidad de bajarse de su silla, únicamente para dormir y ducharse, por lo demás, permanecía en su silla, cómodo y sin estrés.

Cuando llega a una estación de trenes y dispone de una rampa, lo ayudan a subir y le preguntan a dónde se dirige, y lo ayudan cuando se tiene que bajar. Si toma el metro o los ascensores, también le preguntan dónde va a quedarse para ofrecerle ayuda. “La vida es más tolerable porque han creído en la inclusión”, enfatiza.

“En Colombia se da poca importancia a la inclusión social y la accesibilidad; como un ejemplo sencillo, es que a muchos andenes les falta una rampa y los pocos que hay están diseñados y construidos de tal manera, que a las personas en silla de ruedas los tengan que subir empujados y bajar cargados, parece que fueran hechos para las bicicletas”, puntualizó Juancho.

No necesitas tener esto y aquello para disfrutar la vida, con solo tener vida, tienes motivo suficiente para empezar a disfrutar de ella, dijo Juancho García.”

Foto portada: Juancho García y su hijo en Catedral de Sal. Al fondo la cruz en la nave central de la Primera Maravilla de Colombia.

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