Existió en Zipaquirá una casa vieja que sirvió de hotel para diferentes personas que, en su paso por la provincia de Sabana Centro, buscaban un lugar para alojarse y atender sus negocios en la región… con el tiempo ese hotel fue derrumbado y en su sitio se construyó el Motel El Alcarraza.

Desde allí, han sido 30 años de trabajo entre remodelación y remodelación, sin embargo, la puerta se ha conservado, a pesar de que se le hizo la base para hacer una puerta giratoria, un amigo del propietario del Motel El Alcarraza, estaba construyendo un restaurante en Cartagena (Bolívar) y necesitaba urgente una puerta giratoria, así, el hombre pidió prestada la puerta a Jairo ‘el chato’ Quiroga (propietario del Motel El Alcarraza), pero, finalmente la compró “aprovechándose” de la necesidad económica (en aquel entonces) del dueño del motel, “Él se lleva la puerta, me la paga y así queda. Esta puerta va quedando por los años (…) esta puerta era de un transportón de un antiguo zaguán”, testifica Jairo Quiroga, propietario del Motel El Alcarraza.

Con el pasar del tiempo, la puerta va sorprendiendo y haciendo parte de un vocerío donde las personas se preguntan “¿por qué el dueño del motel prospera económicamente y la puerta no se remplaza?”; a raíz de ello, hay mitos y leyendas, sobre un tabú de buena suerte y un ícono publicitario.

Un sitio elegante, pero, con una entrada curiosa, a tal medida que, en otras ciudades lejanas de Zipaquirá (Cundinamarca) la conocen y reconocen.

Según el ‘Chato Quiroga’, mientras él viva, ‘la vieja puerta’ o ‘puerta caída’ se queda allí y sus hijos definirán el destino final.

Un tabú de buena suerte ó un ícono publicitario.

Foto portada: Imagen de referencia de la ‘vieja puerta del motel’. 

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