La leche materna, aunque parezca algo cotidiano, es un verdadero salvavidas para muchos bebés que nacen en condiciones complejas. En Zipaquirá (Cundinamarca), el Banco de Leche Humana ha lanzado una campaña que no exige dinero ni tiempo, solo un pequeño gesto: donar frascos de vidrio con tapa plástica. Un detalle que puede marcar una gran diferencia.
La invitación está dirigida a quienes tienen en casa frascos pequeños o medianos —como los de mayonesa o café— que ya no usen. Lo único que se pide es que sean de vidrio transparente, con tapa de rosca plástica, y que estén completamente limpios, secos y sin etiquetas. Estos recipientes servirán para almacenar la leche materna donada por mujeres lactantes de la región, una leche que luego será procesada, analizada y distribuida a bebés hospitalizados o con bajo peso al nacer.
Quien deja un frasco en la Secretaría de Salud (calle 4A #17-02, barrio Algarra 3) no ve el destino final de ese acto, pero sí puede estar seguro de que en algún momento, en alguna incubadora, ese aporte se convierte en alimento, en defensa inmunológica, en vida.
El llamado es claro y directo: si tiene un frasco que cumpla con las condiciones, no lo bote. Llévelo. Porque lo que hoy parece un simple envase, mañana puede ser el puente entre la fragilidad y la esperanza para un recién nacido.
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