By Se reducen cosechas de papa en Ubaté
La producción en la zona no alcanza la cantidad ideal para el sustento de los agricultores.
Foto Ilustrativa/Cortesía/Redepapa.
UBATÉ, CUNDINAMARCA.
Agencia de Noticias UN.
El rendimiento promedio de la papa en condiciones óptimas es de 42 toneladas por hectárea, sin embargo, después de observar la actividad de 60 fincas de la zona, se encontró que los propietarios solo producen siete toneladas por hectárea y los arrendatarios alcanzan 12, muy por debajo de la cantidad ideal.
La investigación se realizó en la Microcuenca Alto Río Ubaté, ubicada al norte del departamento de Cundinamarca, en límites con Boyacá y en jurisdicción de 26 veredas.
En esa área, Mercedes González, estudiante de la ‘Maestría en Medio Ambiente y Desarrollo’ de la Universidad Nacional de Colombia analizó las prácticas de manejo que los propietarios y arrendatarios de los predios les dan a los cultivos, y además estimó la huella hídrica utilizada para la producción de papa y pasto entre 2009 y 2014.
En el caso de los propietarios, estos alternan el cultivo de papa con el de pasto, porque consideran importante conservar el suelo. Por el contrario, los arrendatarios cambian de finca cuando lo creen necesario para no suspender los cultivos del tubérculo.
“El manejo del suelo es determinante: mientras los propietarios tienen un arraigo a su finca y se han preocupado por diversificar los cultivos, permitir el descanso de la tierra, e incorporar abonos verdes, los arrendatarios utilizan elementos para la labranza que están afectando el suelo”, comentó la investigadora González.
Debido a los diferentes conflictos ambientales, entre ellos la minería extractiva y la siembra de papa por encima de los 3.000 metros, la zona cuenta con un observatorio de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca, CAR.
Los arrendatarios y los propietarios no riegan los cultivos, por lo que estos dependen del agua de lluvia, la humedad del suelo y los aportes de nitrógeno que se obtengan a través de la fertilización.
“Por la escasez de recursos, los propietarios hacen una aplicación deficiente de nitrógeno, pues no les alcanza para comprar fertilizantes nitrogenados”, agregó.
En ambos grupos existe interés por dejar el cultivo en esa zona y trasladarse a otras más rentables.
Alta huella hídrica
La huella hídrica es un indicador que permite ver cómo se apropia el agua a través de un sistema productivo. En esta zona la producción de papa es la actividad principal y depende de la oferta hídrica.
La investigadora realizó una estimación semestre a semestre durante seis años, y encontró que solo hubo cuatro cosechas de papa. Para esto, utilizó los datos de tres estaciones hidrometeorológicas que le dieran cobertura a la microcuenca.
Los arrendatarios tratan en lo posible de tener dos cosechas al año y su huella hídrica alcanza los 430,2 metros cuadrados por tonelada (m2/t).
Los propietarios solo obtienen una cosecha de papa al año, por lo que gastan 422,2 m2/t, y en el caso de los cultivos de pasto el gasto es de 103,3 m2/t.
Los hallazgos se presentaron en la VII Semana de la Investigación ‘La Paz es Nuestra’, liderada por el Instituto de Estudios Ambientales, IDEA, y la Maestría en Medio Ambiente y Desarrollo, PMAD.
“Los intereses económicos de los propietarios y arrendatarios, sumados a los suelos susceptibles a la erosión, poco profundos y con baja capacidad de retención de humedad, han diezmado la producción agrícola”.
