OpiniĆ³nPolĆ­tica

La corrupciĆ³n del lenguaje

Por: Octavio Quintero

Entre populismo y demagogia hay un abismo interpretativo que los medios de comunicaciĆ³n han ido borrando hasta hacerlos aparecer hoy como sinĆ³nimos. No es lo mismo un polĆ­tico demagĆ³gico que un polĆ­tico populista. El demagogo, engaƱa; el populista, sueƱa. El demagogo, proclive al autoritarismo, instrumentaliza a los electores; el populista, proclive al socialismo, empuƱa la reivindicaciĆ³n de demandas insatisfechas.

Prometer menos impuestos y mĆ”s salario mĆ­nimo fue clara demagogia cometida por Duque en 2018, avalado por exgobernantes como Uribe, Gaviria, Pastrana y Vargas Lleras, cuyos lineamientos gubernamentales han trazado el camino de una Colombia hundida en la desigualdad, la pobreza, el desempleo y polĆ­ticas pĆŗblicas que la pandemia solo se ha encargado de exacerbar.

Populista fue la ā€œBogotĆ” Humanaā€ de 2012-2015 en la que el alcalde de turno, despuĆ©s de sortear innumerables trabas polĆ­ticas, logrĆ³ cumplir en buena parte su Plan de Gobierno, hoy estadĆ­sticamente reconocido, polĆ­ticamente deseado y jurĆ­dicamente liberado de todo cargo de corrupciĆ³n.

Ya estamos viendo bombardeos mediĆ”ticos con el tĆ©rmino ā€œpopulistaā€ por parte, inclusive, de acadĆ©micos que gozan de intelectualidad, convirtiendo el tĆ©rmino en mero simplismo descalificador. Esta estrategia deja sin contenido ideolĆ³gico el debate y predispone a los electores a la continuidad de los mismos con las mismas, la cĆ©lebre frase de GaitĆ”n, el populista mĆ”s recordado de la historia, asesinado cuando estaba a las puertas de la Presidencia. Si se hiciera una segmentaciĆ³n ideolĆ³gica de los lĆ­deres polĆ­ticos asesinados en Colombia, podrĆ­a verse en cada uno de ellos su rasgo populista. Y preguntarnos luego: ĀæPor quĆ© los mataron?

Confucio, citado en el libro ā€˜La mentira organizadaā€™, de mi autorĆ­a, dice:

ā€œCuando las palabras Ā“pierden su significado el pueblo pierde su libertad. Si el lenguaje es incorrecto, la gente no tendrĆ” donde poner sus manos ni sus piesā€.

Es a travĆ©s del lenguaje que se manipula a la gente inculta, y los cultos que avalan la corrupciĆ³n del lenguaje, se mueven por intereses particulares de tipo polĆ­tico, burocrĆ”ticos o econĆ³mico.

El filĆ³logo judĆ­o, Otto Kemplerer, escribiĆ³ que la alteraciĆ³n sistemĆ”tica del lenguaje tuvo gran importancia en la imposiciĆ³n del rĆ©gimen totalitario de Hitler (LTI: La lengua del Tercer Reich). Y, en el campo econĆ³mico, Uwe Pƶrsen, en ā€˜Palabras plĆ”sticasā€™ escribe que con una simple palabra como ā€œdesarrolloā€ es posible arruinar toda una regiĆ³n, como lo que ha pasado en todos los pueblos petroleros de Colombia caĆ­dos en manos de narcotraficantes y grupos armados de variada criminalidad que esclavizan a sus pobladores.

De momento, tal vez serĆ­a prudente que los periodistas revisaran su manual de redacciĆ³n y su cĆ³digo de Ć©tica. TambiĆ©n, alguna acciĆ³n deberĆ­a emprender la RAE en torno a estas y otras corrupciones del lenguaje, antes de que lo consuetudinario intoxique el vocabulario, a tal punto, que solo los semĆ”nticos alcancen a diferenciar el real significado de muchos tĆ©rminos. RevisiĆ³n que deberĆ­a incluir, tambiĆ©n, la igualdad de gĆ©nero y definiciones simplistas como cuando uno quiere saber quĆ© significa afĆ”sico y le dicenā€¦ ā€œque tiene afasia o propio de la afasiaā€ (Āæ?).

ā€œEs a travĆ©s del lenguaje que se manipula a la gente inculta, y los cultos que avalan la corrupciĆ³n del lenguaje (ā€¦)ā€.

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