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¿Derecho a ladrar?: Sentencia de la Corte Constitucional garantiza la libertad vocal de los perros

En Colombia, existe una sentencia que ha pasado desapercibida para muchos, la Corte Constitucional ha reafirmado el derecho de los perros a ladrar sin restricciones excesivas. Esta decisión, conocida como T-119/98, establece que los tenedores de animales de compañía no tienen la responsabilidad de controlar los ladridos de sus perros ni reducir su volumen.

El caso que llevó a esta decisión tuvo lugar en la vereda El Salitre, del municipio de Tabio (Cundinamarca). Un vecino se quejó de que los ladridos de los perros en una finca vecina perturbaran la tranquilidad del lugar. La Corte Constitucional falló a favor del dueño de los perros, reconociendo que los ladridos son una manifestación natural y, por lo tanto, no pueden ser completamente controlados.

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La sentencia enfatiza que los ladridos de los perros son actos inherentes a su naturaleza y no pueden ser restringidos. Aunque se reconoce la importancia de mantener la paz el respeto entre vecinos, los ladridos de las mascotas no pueden compararse con la perturbación causada por dispositivos electrónicos o ruidos generados intencionalmente.

La Corte sugiere que la solución no radica en sacar a los perros de las propiedades, sino en encontrar un acuerdo común para una convivencia pacífica. Si los ladridos llegaran a ser excesivamente intensos y afectaran la intimidad personal y familiar de los vecinos, se insta a buscar formas de coexistencia armoniosa, como acondicionar las propiedades para reducir la percepción de los ladridos a niveles tolerables.

Establece que los tenedores de animales de compañía no tienen la responsabilidad de controlar los ladridos de sus perros ni reducir
su volumen.

2 Comments

  1. Totalmente de acuerdo, la convivencia es en este caso entre vecinos y no con los animales.

  2. Me parece el fallo más absurdo que conozco. La convivencia es entre los humanos, a los animales hay que domesticarlos y, entre una de esas labores, es la de controlarle los ladridos, para no incomodar a los vecinos, es lo que llamamos convivencia en nuestro estado social de derecho. Es ya casi normal, ver este tipo de sentencias, totalmente, fuera del derecho. De todo hay en la viña del señor.

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