¿De donde proviene el termino “Fenómeno de el niño y la niña”?

El origen de los nombres «El Niño» y «La Niña» tiene raíces culturales e históricas profundas, juntos, estos términos no solo describen eventos climáticos extremos, sino también enfatizan su impacto profundo y a menudo disruptivo en las sociedades, economías y ecosistemas a nivel global.

Fenómeno de el niño

En principio se le llamó al fenómeno de reducción de lluvias y aumento de temperaturas, fenómeno del niño, gracias a pescadores sudamericanos que notaron que el cambio se daba cercanía a Navidad, es decir, a la venida del Niño Jesús.

El fenómeno del niño se caracteriza por un aumento de las temperaturas del océano en el Pacífico oriental y central, generando un calentamiento temporal en las corrientes oceánicas.

Así mismo, también se denota un aumento de las ventiscas debido a una redistribución de la presión atmosféricas en el pacífico tropical.

De igual manera, se alteran los patrones de lluvia, que crean inundaciones y sequías extremas, esto en diferentes partes del mundo.

Fenómeno de la niña

Por su parte, el fenómeno de la niña se nombró de esta manera por ser el fenómeno apuesto al fenómeno del niño.

El fenómeno de la niña corresponde a una baja de las temperaturas en la mitad oriental del pacífico tropical, provocando que el cinturón de calor y lluvia se desplacen hacia el otro lado del océano, generando más humedad y calor en Australia, Indonesia y el sudeste asiático.

Las temporadas del Fenómeno de la niña duran más que el de El niño, prolongándose en periodos de entre 9 meses y 2 años.

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Así pues, los fenómenos de El Niño y La Niña son oscilaciones climáticas esenciales que afectan drásticamente el clima global, con El Niño caracterizado por el calentamiento de las aguas del Pacífico y La Niña por su enfriamiento. Sus nombres, originados por pescadores peruanos, reflejan la conexión cultural e histórica con eventos significativos: «El Niño», vinculado a la Navidad por su coincidencia temporal con la celebración del nacimiento de Jesús, y «La Niña», su contraparte femenina, evocando un fenómeno opuesto.