Cultivos de coca rompen récord en Colombia: según la ONU llegaron a 230.000 hectáreas en el año 2023
El informe resiente del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos (Simci) de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc), ha expuesto una alarmante cifra para Colombia en el año 2022: 230.000 hectáreas de coca sembradas en el país.
Este número representa un aumento de 26.000 hectáreas en comparación con el año anterior, lo que indica un potencial de producción de cocaína que supera los niveles de la época más intensa del narcotráfico en el país. Sin embargo, esta tendencia ascendente no solo tiene implicaciones en el ámbito del narcotráfico, sino que también está causando estragos en el medioambiente y la biodiversidad de Colombia.
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El informe de las Naciones Unidas destaca que, en el año 2022, los narcotraficantes lograron producir 1.738 toneladas de clorhidrato de cocaína, de las cuales solo se incautaron 671 toneladas. Esto indica que, presuntamente, en 2022 ingresaron al mercado negro más de 1.000 toneladas de esta droga, a pesar de los esfuerzos de las autoridades colombianas.
También, pone de manifiesto la ubicación de estos cultivos ilícitos, con un preocupante 49% de las 230.000 hectáreas concentradas en áreas de manejo especial. Esto incluye 10.626 hectáreas en áreas protegidas, 34.680 en zonas de reserva forestal, 23.794 en resguardos indígenas y 44.817 en territorios colectivos de comunidades negras. Esta distribución demuestra cómo los cultivos de coca están infiltrando áreas críticas para la conservación y la biodiversidad.
El ministro de Justicia de Colombia, Néstor Osuna, ha revelado las metas del Gobierno Nacional en su política antidrogas para el año 2026, que incluyen reducir en 90.000 hectáreas la superficie de cultivos de coca y disminuir la producción de cocaína en un 43%. Sin embargo, algunos analistas señalan que, si se tienen en cuenta las 26.000 hectáreas adicionales entre 2021 y 2022, los narcotraficantes podrían haber aumentado la producción de cocaína en 338 toneladas. Esto plantea desafíos significativos para la efectividad de la estrategia gubernamental.
Un aspecto crucial de esta problemática es el impacto ambiental. Según el Ideam, la tasa de deforestación debido a los cultivos de coca es aproximadamente del 13%. Además, se utilizan grandes cantidades de agroquímicos y fertilizantes en la siembra de coca, lo que tiene un efecto negativo en el suelo y los recursos naturales. La producción de drogas también está relacionada con la expansión de la frontera agrícola y la ganadería, lo que agrava aún más los problemas ambientales.
En cuanto a la biodiversidad, los cultivos ilícitos están causando una alteración significativa en los ecosistemas, interrumpiendo corredores biológicos y contribuyendo al desplazamiento de la fauna silvestre. Este impacto en la biodiversidad es una preocupación grave para la conservación de la riqueza natural de Colombia.
Por último, es importante mencionar la preocupación expresada por el Gobierno de los Estados Unidos, especialmente por los parlamentarios republicanos, ante el aumento de los cultivos de coca en Colombia. Esto se debe a la política antidrogas del Presidente, Gustavo Petro, que enfoca la erradicación de cultivos de forma voluntaria y solo fuerza la erradicación en grandes cultivos. Esta discusión internacional agrega complejidad a la situación de los cultivos de coca en Colombia y sus impactos tanto a nivel nacional como internacional.
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Este número representa un aumento de 26.000 hectáreas en comparación con el año anterior, lo que indica un potencial de producción de cocaína que supera los niveles de la época más intensa del narcotráfico en el país.
Foto portada: Imagen de referencia para ilustrar la noticia. Autoría de Hugo Solar en Flickr.
