El 2 de agosto del año 1816 llegaban a Zipaquirá seis hombres desde el Colegio Mayor del Rosario Bogotá  luego de haber sido encarcelados en esta institución y condedanos a muerte por Pablo Morillo, quien venía ejecutando estas acciones en su campaña de ‘recuperación’ de las colonias españolas de América.

Estos seis hombres fueron juzgados por participar y colaborar en actos contra la Corona Española. Sus nombres eran Agustín Zapata, Francisco Carate, Luis Sarache, José Luis Gómez, José María Riaño Cortés y Juan Nepomuceno. Al llegar aquel 2 de agosto a la ‘Capital Salinera de Colombia’ (día previo a su fusilamiento) fueron dejados en ‘capilla o sitio de espera’ en un lugar ubicado en el costado occidental de la plaza principal del municipio, sitio que hoy en día se conoce como la Casa Obispal o el Almacén Sensación – Sede principal. Muchos habitantes de Zipaquirá sabían que tras esa puerta de madera mal pintada y de dimensiones respetables, pasaban sus últimas horas un grupo de zipaquireños que colaboraron con la Independencia de Colombia ante la Corona Española.

Con el paso de los años se logró que aquella puerta fuera confiada a la respetuosa gratitud de los zipaquireños por los mártires. Y a pesar de sus 135 años de transcurrir de un lado a otro, hoy se encuentra exhibida en el Museo Quevedo Sornoza.

Descripción de la Puerta

Tiene una altura de 2,10 metros y un ancho de 1,55 metros. Está ajustada sobre dos largueros laterales con clavos de hierro en forma de armellas. Costa de dos hojas. Por la parte posterior tiene ocho vigas a las cuales van adheridas con clavos de las seis tablas de frente. Posee un picaporte de hierro forjado en el centro. En la parte superior izquierda tiene una abertura cuadrada en forma de ventana de aproximadamente 20 centímetros. Un poco más arriba y al lado del borde izquierdo está la placa que habla de su donación.

Cabe aclarar que la histórica puerta se encuentra en su estado natural sin ninguna clase de pintura y con el deterioro originario.

Tras esa puerta de madera mal pintada y de dimensiones respetables, pasaban sus últimas horas un grupo de zipaquireños que colaboraron con la Independencia de Colombia ante la Corona Española.

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