Cada mañana, el propietario de Kiara iniciaba con un “buenos días” por parte de su perra bernés de la montaña, quien con cariño y dulzura batía su cola reflejando la felicidad que le generaba el tenerlo en su vida.

Esto es lo que más extraña Camilo Jaramillo, tras la perdida de su hija perruna, quien lo ha acompañado en los momento mas felices y tristes de su vida, pero desde que Kiara no está, a Camilo no le dan ganas ni de ir a la tienda, realizar las actividades que más les gustan o simplemente cada vez que sale, se transporta en carro.

“Los sábados y domingos caminábamos mucho, dábamos vueltas por los parques del barrio. Subíamos a la circunvalar, visitábamos amigos. Ahora no me dan ganas de hacer esos planes”, describe Camilo.

El ingeniero mecánico de 31 años conto que Kiara llego a su vida cuando ella tenía tan solo cuatro meses y medio, hace 9 años y quien se encuentra esterilizada, desde entonces han sido inseparables. “Yo solo era un universitario con tan solo 23, y a esa edad, fue ella la que me enseñó la responsabilidad de tener a alguien y cuidarlo. Ha sido mi compañía, mi amiga, mi familia. Siempre tenía la misma cara de felicidad”, educándola el mismo para que fuera muy sociables con las personas.

 Kiara lo acompaño durante todo su pregrado, maestría, especialización. Cuando Camilo inicio su vida laboral decidió buscarle un colegio por que para el era impensable el hecho de dejarla sola y encerrada todo el día. Desde lo ocho meses, la perrita ha estado en guarderías y su propietario nunca tuvo ningún inconveniente directamente con las instituciones y menos por comportamientos del animal, pues Camilo asegura que es una raza muy tranquila y poco probable que escape, ya que ella nunca intento hacerlo, solo se sentaba a ver a los otros perros jugar.

Su entrega, compromiso y responsabilidad al adquirir a Kiara fue eminente, pues la perrita nunca se le enfermo, tenia sus vacunas, profilaxis y desparasitación al día, “Nunca la cambié de colegios porque fueran malos, sino porque yo me mudaba. A veces estuvo en Tenjo, otras veces en Cota y luego en La Calera”. Expreso Camilo.

Kiara se encontraba inscrita en el colegio Mashi, ubicado cerca del peaje de patios en la Calera (Cundinamarca), lugar donde al parecer fue vista por ultima vez, allí asistía todos los días durante los dos últimos años y el único inconveniente presentado fue por un pequeño retraso de la ruta, la cual la recogía en su residencia.

La perrita desapareció en la mañana del 26 de octubre de 2022, luego de un paseo por una montaña de la calera ubicada cerca del colegio y a la recurrían frecuentemente, ese día no se encontraban los dueños del colegio presentes, solo estabas dos cuidadores a cargo de 10 perros.

“Los dueños de la escuela, que son una pareja, no estaban el día de la desaparición de Kiara. Ellos confiaron plenamente en dos personas que dicen no saber lo que pasó. El esposo estaba en la nueva sede y la mujer atiende el colegio de teletrabajo. Deberían como dueño estar en los colegios”, indicó Camilo

Lo que le genero poca confianza fue que sobre las 6:30 P.M. del mismo día, Camilo recibió la llamada por parte de la dueña del colegio, que como balde de agua fría informo a Camilo que Kiara se encontraba extraviada dentro del bosque donde habían hecho el recorrido con los demás perros en horas anteriores; “Por todo lo que yo sé de mi perrita, eso era imposible. Era la más grande del grupo, pesa 39 kilos. Todo me parecía muy raro”.

La solución que recibió por parte de la dueña del colegio fue de que habían contratado a gente de las veredas y que estaba en su búsqueda, que no se regresara de su viaje asegurando que Kiara aparecería al siguiente día. Lo que no sabían los dueños del colegio, era que el hermano de Camilo vivía muy cerca del colegio y este le pidió el favor de ir a rastrearlo, a lo que el hermano de Camilo llego al lugar se dio cuenta que no había nadie buscándola.

Con estas irregularidades, Andrea Padilla, senadora colombiana por los derechos de los animales, se unión a la causa de Camilo y creo La ‘LeyKiara’, donde todas las escuelas y sitios encargados de los animales de compañía, operen bajo dicha ley, garantizando su seguridad y bienestar bajo las reglas y vigilancia necesaria para que ningún otro dueño o familia pase alguna situación similar.

Aunque Jaramillo no ha interpuesto una denuncia formal, una de las leyes que ampara la protección y cuidado animal es la ley 2054 de 2020 que dice lo siguiente: atenuar las consecuencias sociales, de maltrato animal y de salud pública derivadas del abandono, la perdida, la desatención estatal y la tenencia irresponsable de los animales domésticos de compañía, a través del apoyo a refugios o fundaciones legalmente constituidas que reciban, rescaten, alberguen, esterilicen y entreguen animales en adopción, mientras los distritos o municipios crean centros de bienestar para los animales domésticos perdidos, abandonados, rescatados, vulnerables, en riesgo o aprehendidos por la policía.

La denuncia en contra de uno de los operarios que se encontraba el día de la desaparición de Kiara y que fue despedido, la deben interponer los mismos dueños del colegio “lamentablemente en el tema de su desaparición hay muchos vacíos legales.” Expreso Camilo.

Pues en medio de la situación hay muchas incoherencias, los dueños del colegio defienden casi en su totalidad al extrabajador, cambiaron las horas y versión en cuanto a su perdida, como también negaron los videos de las cámaras de seguridad, asegurando que se borraban luego de 72 horas.

“Las versiones no cuadran desde el principio. El primer día dijeron que estaban buscando la perrita y cuando nos acercamos no estaban. Argumentaron que estaban atentos y me tocó hacer a mí y a mis acompañantes la búsqueda solos con nuestros propios medios, ante la pasividad de los trabajadores”, indica Camilo, y agrega que los acompañaron cuando de su bolsillo sacó un reconocimiento económico e incentivó con comida a los trabajadores del colegio.

Luego de casi seis meses de su desaparición, Camilo no ha tenido una respuesta clara de lo sucedido con su compañera y sigue con la esperanza de encontrarla sin importar lo que cueste, pues a pesar de que se ofrece una recompensa de $5’000.000, para Camilo, Kiara vale más que el dinero.

Tras la desaparición de Kiara, se ha logrado en su nombre varias campañas a favor del bienestar animal, para Camilo no es suficiente, el solo quiere recuperar a la compañera de su vida.

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