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Proyecto de Ley busca prohibir clases antes de las 7 a. m. en colegios de Colombia

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Colombia lleva décadas acostumbrada a que sus estudiantes empiecen el día antes de que amanezca. Niños somnolientos en buses escolares, padres preparando loncheras desde las cuatro de la mañana, y colegios que abren sus puertas aún con la luna en el cielo. Pero una nueva iniciativa en el Congreso de la República plantea algo distinto: ¿realmente es necesario madrugar tanto para aprender?

La Comisión Sexta del Senado aprobó en su primer debate un proyecto de ley que busca prohibir que cualquier institución educativa, pública o privada, comience clases antes de las 07:00 a. m. La iniciativa, presentada por el senador Alejandro Carlos Chacón, del Partido Liberal, fue bautizada “Estudio sin madrugón” y propone reorganizar los horarios escolares con el objetivo de priorizar el bienestar de los estudiantes y sus cuidadores.

Según Chacón, lo que hoy parece rutina —niños esperando transporte desde las 05:00 a. m., cuidadores levantándose en plena madrugada— es en realidad una forma de maltrato silencioso. Asegura que la falta de sueño sostenida afecta la concentración, el comportamiento y el rendimiento escolar. Y no es solo una percepción: distintos estudios respaldan esa preocupación.

El texto del proyecto es claro: ninguna clase podrá empezar antes de las siete de la mañana. De aprobarse, colegios públicos y privados deberán ajustar sus cronogramas, con un impacto directo en rutas escolares, horarios de trabajo de docentes y otras dinámicas logísticas. No obstante, para convertirse en ley, la propuesta aún debe superar tres debates más en el Congreso.

El debate apenas comienza, pero ya despierta opiniones divididas: algunos celebran que por fin se piense en el descanso de los niños; otros advierten sobre las dificultades operativas que implicaría el cambio. Mientras tanto, la pregunta se mantiene viva: ¿vale la pena seguir sacrificando el sueño de los estudiantes en nombre de la disciplina?

De aprobarse, colegios públicos y privados deberán ajustar sus cronogramas, con un impacto directo en rutas escolares, horarios de trabajo de docentes y otras dinámicas logísticas.

 

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