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En el marco de su CXVIII Asamblea Plenaria, celebrada del 3 al 7 de febrero en Bogotá bajo el lema «En esperanza, por una Iglesia sinodal, misionera y misericordiosa», los obispos colombianos hicieron un llamado urgente a todos los actores de la sociedad para trabajar unidos en la construcción de un país fundamentado en valores, verdad y bien común, por encima de intereses egoístas o partidistas. Este mensaje, centrado en la reconciliación, la paz y la justicia social, resalta la importancia de la participación ciudadana y el compromiso colectivo.

Unidad y reconciliación: pilares para el futuro de Colombia

Los obispos enfatizaron que la reconciliación es un imperativo para Colombia. En su mensaje, subrayaron la necesidad de promover un proyecto de nación que priorice la paz con justicia social, la participación ciudadana y el compromiso de todos.

«Cada acción de bien debe convertirse en una pedagogía cotidiana de paz que detenga la fuerza del mal y contribuya a la unidad y la reconciliación», afirmaron.

Además, recordaron que esta es la lógica del amor, basada en hechos concretos y no solo en palabras.

El rol crucial de la sociedad civil y el llamado a no dejar a nadie atrás

El mensaje también destacó el papel fundamental de la sociedad civil en la transformación del país. Los obispos resaltaron que Colombia tiene el deber de avanzar, y para ello será esencial el coraje y la determinación de todos los ciudadanos.

«Dios sigue manifestándose a través de los pobres y de los acontecimientos de la historia humana», señalaron, haciendo un llamado a superar el individualismo y a priorizar el bien común.

Los obispos no pasaron por alto las crisis humanitarias que afectan al país, como la situación en el Catatumbo, el drama de los migrantes, los desplazados y las víctimas de la violencia.

«Los marginados y las víctimas muestran permanentemente las heridas de nuestras relaciones fallidas», recordaron, añadiendo que «la mejor política es aquella que garantiza la dignidad de todos, la paz y el bien común».

Una Iglesia en conversión: caminar juntos hacia un horizonte común

Inspirados por la sinodalidad, tema central de la Asamblea, los obispos reconocieron que la Iglesia también está llamada a convertirse y a fortalecer las relaciones en todos los ámbitos. Citando el Documento Final del Sínodo, afirmaron que todos sus miembros deben «alimentar las relaciones: con el Señor, entre hombres y mujeres, en las familias, en las comunidades, entre cristianos, entre grupos sociales, entre religiones y con la creación».

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Este camino de conversión implica revisar lo que se está haciendo mal, tanto a nivel eclesial como nacional y personal. Invitaron a «caminar juntos», sin discriminaciones, recordando que «todos estamos en la misma barca, rumbo a un horizonte común», como lo ha señalado el Papa Francisco.

La esperanza activa como motor de cambio

En el contexto del Año Jubilar 2025, que celebra la Iglesia y que tiene como horizonte la esperanza, los obispos resaltaron que la esperanza no es una actitud pasiva, sino el resultado de acciones positivas en el presente. Esto es especialmente relevante frente a una crisis nacional agravada por el narcotráfico, la minería ilegal y la corrupción.

«Actuamos como sembradores de esperanza cuando estamos movidos por la búsqueda de la justicia y hacemos siempre el bien», afirmaron.

Llamado a la responsabilidad ciudadana y a una nueva generación de líderes

Los obispos instaron a los colombianos a ejercer la valentía de la responsabilidad ciudadana, anteponiendo el bien del país a intereses egoístas o partidistas. Resaltaron el protagonismo de los jóvenes en este propósito, afirmando: «Necesitamos formar una nueva generación de líderes que, con capacidad de escucha, se pongan al servicio del proyecto común de país», señalaron, citando la encíclica Fratelli Tutti del Papa Francisco.

El papel esencial de las mujeres en la construcción de la paz

El mensaje también destacó el rol crucial de las mujeres en la contención de la guerra y las violencias.

«Ellas constituyen la mayor fuerza en la contención de la guerra y de las violencias; su sensibilidad por la vida y lo humano crea un marco de posibilidad para Colombia», afirmaron los obispos.

En este sentido, las alentaron a liderar la defensa y promoción de la vida, así como iniciativas que conduzcan al perdón, la reconciliación y la paz.

Unidos en oración por la renovación de Colombia

Finalmente, los obispos invitaron a todos los creyentes a unirse en oración por la renovación del país.

«Queremos juntos ‘dar razón de la esperanza'», concluyeron, recordando que la Santísima Virgen María, como escuela de esperanza, debe inspirar la renovación de la Iglesia y el propósito de una nación reconciliada y en paz.

Con este mensaje, los obispos colombianos aseguraron reafirmar su compromiso con la construcción de un país más justo, solidario y en paz, e instaron a todos los colombianos a sumarse a este propósito desde la esperanza y la acción concreta. Este llamado a la unidad, la reconciliación y el bien común es un paso crucial hacia un futuro más prometedor para Colombia.

“La esperanza no es pasiva: requiere acciones concretas en favor de la paz”.

Foto portada: Imagen de referencia.

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