BogotáCultura

Cundinamarca: el paisaje emocional de Andrés Cepeda en “Quiero que me odies”, su nuevo sencillo del álbum ‘Bogotá’

- Publicidad -

El álbum Bogotá, del cantante Andrés Cepeda, es un homenaje musical a la ciudad que lo vio crecer. Pero uno de sus sencillos, ‘Quiero que me odie’s, ha llamado la atención no solo por su letra intensa, sino por el inusual comienzo: una charla casual en la que el artista describe cómo llegar a su casa en Guasca pasando por varios municipios de Cundinamarca. Esa ruta real, mencionada de forma espontánea, se acerca a la historia de desamor que sigue en la canción. Una mezcla inesperada de geografía y desahogo emocional.

Quiero que me odies, uno de los temas del nuevo álbum de Andrés Cepeda, Bogotá, inicia de forma atípica: sin música, sin versos, sin melodía. La canción se abre con una conversación entre amigos, en la que el cantante explica cómo se llega hasta su casa en Guasca. “El único pavimento que piso es de Choachí a Ubaque”, dice Cepeda con tono relajado. Luego menciona Gachetá, Fómeque y otras rutas veredales. Una escena que podría pertenecer a cualquier reunión informal en tierra fría.

Esa referencia real a los caminos de Cundinamarca, lejos de tener una carga narrativa dentro de la canción, funciona como un contraste curioso. Porque tras esa charla entre amigos, arranca una de las letras más duras del álbum. Quiero que me odies no está inspirada en la historia de esos pueblos, ni pretende usarlos como metáfora del despecho. Pero la superposición entre lo cotidiano y lo emocional genera un efecto poderoso. La vida sigue, incluso cuando el corazón se rompe.

 

 

La canción avanza con una letra que no pide consuelo ni perdón, sino todo lo contrario: “No me perdones jamás, no me dejes atrás / Y guardarme rencor, por favor”. Una súplica inversa que pone al oyente en una posición incómoda. Cepeda, como intérprete, no busca quedar bien con nadie. La voz es de un personaje que no quiere ser olvidado, aunque el único recurso que le quede sea provocar odio.

Esta letra del alma es un puñal dulcemente envuelto. Andrés Cepeda logra lo que pocos: transformar el despecho en poesía confesional con aroma de páramo y recuerdos dolorosos. “Quiero que me odies” no es solo una súplica desgarrada, es una jugada emocional maestra: pedir odio como una forma retorcida de aferrarse a la memoria del amor.

Y aunque la introducción no esté relacionada con el contenido emocional del tema, no deja de ser significativa. Los nombres de Guasca, Ubaque, Choachí o Fómeque quedan flotando en el ambiente, como si fueran también parte del paisaje mental de quien escucha. Porque muchas veces, cuando uno recuerda a alguien, también recuerda los caminos que lo llevaron hasta allí.

Quiero Que Me Odies – Andrés Cepeda:

Los nombres de Guasca, Ubaque, Choachí o Fómeque quedan flotando en el ambiente, como si fueran también parte del paisaje mental de quien escucha. Porque muchas veces, cuando uno recuerda a alguien, también recuerda los caminos que lo llevaron hasta allí.

Foto portada: Andrés Cepeda en el campo. Imagen tomada de sus redes sociales
(Créditos a quien corresponda).

Más de Bogotá

Deje su mensaje

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

0 %