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Conozca el recorrido del Señor de Los Milagros

Una anciana indígena, que residía en una choza situada a la orilla del río Guadalajara (zona central del departamento del Valle del Cauca), anhelaba adquirir un crucifijo parecido a los que vendían en la capital del país vecino de Ecuador, pues ella creía que por su alto valor económico, sólo lo tenían en las Iglesias y las familias españolas de la época. Así que del producto de su trabajo como lavandera, ahorró setenta reales, hasta que logró comprar a un comerciante europeo el crucifijo de sus sueños.

Tiempo después, guardó su crucifijo en una cajita de madera, y lo ubicó en un pequeño e improvisado altar al interior de su vivienda.

Una noche, mientras descansaba de una ardua jornada laboral, escuchó a lo lejos un par de pequeños golpecitos que provenían del lugar donde había guardado el crucifijo, así que la curiosidad la llevó a revisar; notando que el crucifijo creció de manera exagerada (con unas dimensiones parecidas a las de un niño de 8 años).

La mujer dio aviso del evento a las autoridades del pueblo, sin embargo, nadie podía resolver este inquietante misterio, así que la ciudadanía de Buga y sus alrededores hacen de la choza un lugar de devoción al Cristo «Milagroso».

A principios del siglo XVII el Obispo de la ciudad de Popayán, ordenó examinar la imagen e investigar los hechos alrededor de este culto, pero al no hallar una razón suficiente, lanzaron la imagen al fuego, sin embargo, el Cristo no arde sino que por el contrario empieza a transpirar copiosamente y a medida que lo hace, sus rasgos se perfilan notoriamente; haciéndose más brillante. Entonces, los funcionarios de la iglesia deciden protegerlo y crear una teología del Señor de los Milagros.

La «fama» creció, incluso hasta los últimos días de la anciana indígena, así que finalmente en su honor, se construyó en su choza una Ermita del Señor de los Milagros.

Oración al Señor de los Milagros:

Señor de los Milagros, porque te amo, he venido a visitarte para alabarte, bendecirte, y darte gracias por tantos favores que me has concedido.

Señor de los Milagros, porque te amo, me arrepiento de los pecados que he cometido. Te prometo comenzar desde hoy una vida nueva.

Señor de los Milagros, porque te amo, quiero verte presente en mis hermanos.

Señor de los Milagros, porque te amo, he venido a suplicarte como el leproso del evangelio: Señor, si quieres, puedes curarme. Perdona mis pecados y cura las enfermedades que me hacen sufrir.

Señor de los Milagros, porque te amo, me consagro a tu servicio con mi familia, mis seres queridos, mis trabajos, estudios, problemas y alegrías.

Señor de los Milagros, porque te amo, quiero vivir contigo durante la vida para vivir contigo en el cielo.

Oh María, Madre del Perpetuo Socorro, presenta esta consagración a tu divino Hijo. Amén.

Aquí: Novena al Señor de Los Milagros de Buga

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