Buga y el misterio del Cristo milagroso que creció

Ubicada en el centro del departamento del Valle del Cauca, a unos 397 kilómetros de Bogotá, se encuentra la ciudad de Guadalajara de Buga, uno de los territorios con más historia en Colombia, que fascina a quienes la visitan, con su incomparable arquitectura colonial y moderna, su agradable clima, la amabilidad de sus gentes y la exquisita gastronomía que allí se degusta.

Pero por encima de todas estas virtudes, el centro de admiración de los colombianos y extranjeros que tienen la fortuna de conocer tan emblemática villa, es la tradición del Señor de los Milagros y la imponente Basílica en la que reside y es visitado por miles de devotos cada día.

¿Pero cómo surgió esta legendaria historia que convierte a Buga en el principal epicentro de la fe y del turismo religioso en Colombia?

Una ciudad cinco veces fundada

Se dice que Buga es una de las poblaciones más antiguas del país. Su primera fundación, de la cual no se tiene fecha, fue ordenada por Sebastián de Belalcázar, denominándose Buga la Vieja. Entre 1554-1555 la segunda fundación por Giraldo Gil de Estupiñán llamada Nueva Jerez de los Caballeros, ubicada en cercanías del Río Bugalagrande, hoy corregimiento La Marina en Tuluá. Entre 1557-1559 la tercera fundación por Rodrigo Díez de Fuenmayor siendo llamada Guadalajara de Buga, en el Valle de Tunessi – Páramo de Pan de Azúcar. En 1570 se traslada el poblado denominándose Guadalajara de Nuestra Señora de la Victoria de Buga y tres años más tarde viene el último traslado al sitio actual bajo el nombre de Guadalajara de Buga.

Durante la época independentista se contó entre las ciudades confederadas del Valle del Cauca y una de las más sobresalientes en el suroccidente colombiano por su desarrollo y economía.

Hoy su liderazgo sigue vigente, siendo uno de los polos de desarrollo más importante del pacífico, al ser epicentro del turismo religioso de la nación, con cerca de dos millones de visitantes al año.

Panorámica de Guadalajara de Buga, ciudad pujante y heroica que escribió buena parte de la historia colombiana y hoy se consolida como polo de desarrollo económico y turístico del departamento del Valle del Cauca.

Todo inicia por un crucifijo salvado de las aguas

Habían pasado 7 años del traslado del pequeño poblado al sitio actual. Eran los años 1580 y en medio de ese pequeño y humilde caserío llamado Buga, vivía una indígena de avanzada edad llamada Gabriela Sarmiento, cuya principal virtud era su infinita fe. Poseía una devoción infinita hacia cristo crucificado y anhelaba tener una imagen para orarle en su chocita. El único oficio que sabía hacer era lavar ropas a orillas del río Guadalajara, de lo cual fue ahorrando hasta que llegó a juntar 70 reales. Feliz, tomó el dinero y fue donde el sacerdote para encargarle una imagen al lugar más cercano y adecuado para conseguir ese tipo de objetos religiosos, que entonces era Quito (Ecuador).

Sin embargo, mientras caminaba hacia la iglesia, la anciana supo que un vecino suyo, padre ejemplar, estaba en la cárcel por un préstamo que no pudo pagarle a un usurero muy cruel. La suma de la deuda eran justamente 70 reales. La noble indígena se compadece y sacrifica su anhelo de poseer la imagen, pero salva a este humilde hombre de podrirse en una celda.

Se propuso ahorrar de nuevo para adquirir la imagen, pero la recompensa por su gesto no tardó en llegar. Un buen día, mientras lavaba ropas en el río, una ola impetuosa del río, le arroja desde sus aguas, la imagen de un crucifijo, tal como ella lo deseaba. Su felicidad fue tan indescriptible, que tomó la imagen y se fue inmediatamente a su casa, improvisó un altar y colocó entre una cajita pequeña el crucifijo que emergió de las aguas, a quien le rindió todos sus honores y plegarias cada día.

El Cristo que inexplicablemente creció

Una noche, cuando la anciana Gabriela Sarmiento descansaba, escuchó de repente unos golpecitos y al levantarse, vio con asombro que los ruidos eran ocasionados por el crucifijo que misteriosamente había crecido. Con los días el tamaño de la imagen alcanzo el metro de estatura y la indiecita se lo comunicó al cura párroco, quien visitó la humilde vivienda junto con otras personalidades y corroboraron el hecho.

La noticia se extendió tan rápido que en menos de nada centenares de curiosos y piadosos estaban frente a la casa de la anciana. Todos querían tocar la imagen, suplicarle favores, incluso empezaron a raspar el cristo y arrancar trozos que llevaron a sus casas como reliquias. Al poco tiempo la imagen quedó tan deteriorada, sucia y maltrecha, que un canónigo visitador de Popayán al verla ordenó incinerarla, ya que no producía devoción, sino todo lo contrario, una repulsión.

Imagen del milagroso Cristo que apareció entre las aguas del río Guadalajara, creció hasta lograr su tamaño actual, resistió a las llamas sin consumirse, se renovó misteriosamente y hoy es venerado en la Basílica de Buga, en el centro del Valle del Cauca

Dos milagros sin precedentes

Para sorpresa de todos, la imagen no se consumió entre las llamas, sino que empezó a sudar copiosamente aceite y se renovó cobrando una belleza jamás antes vista, ante el asombro de los testigos del hecho. Muchos recogieron en algodones ese aceite y lo llevaron como especie de sacramental. No había duda que esto había sido un auténtico milagro. Fueron tantos los favores que aquel cristo prodigó a sus devotos, que le empezaron a llamar el Señor de los Milagros.

Al morir la anciana pensando cuál sería el lugar indicado para la veneración del Cristo Milagroso, sucedió algo asombroso. El río que pasaba al lado del rancho de la indígena, aumentó su caudal y creció de manera inusual, pero de un momento a otro cambió su cauce hacia el sur, casi a tres cuadras del lugar, dejando una zona despejada para que le fuera construida primero la ermita y después la maravillosa basílica que hoy se levanta en su honor.

Antigua ermita donde se veneraba al Señor de los Milagros, construida en el sitio donde antes se encontraba la vivienda de la indígena Gabriela Sarmiento, a orillas del río Guadalajara, el cual inexplicablemente desvió su cauce varias cuadras para dar lugar a este templo.

De Ermita a Basílica

El más grande atractivo de Buga es sin duda su basílica, templo de corte colonial que en el remate de la nave central alberga la imagen del Señor de los Milagros, dispuesta en un camarín masivamente visitado los 365 días del año. De la ermita antigua, únicamente quedan los recuerdos y las imágenes que reposan en el museo adyacente a la basílica. El templo actual fue diseñado por el arquitecto y religioso redentorista alemán Juan Bautista Stiehle y su inauguración se dio en el año de 1907. La primera piedra del nuevo templo fue bendecida por el Arzobispo de Popayán monseñor Juan Buenaventura Ortiz, en presencia del entonces presidente de Estados Unidos de Colombia, doctor Rafael Núñez.

Ante el creciente número de fieles y el incontable número de milagros, la Santa Sede la elevó a la dignidad de Basílica Menor en 1937, a través de decreto papal firmado por Su Santidad Pío XI.

Frontis de la Basílica Menor del Señor de los Milagros de Buga, construida bajo el diseño del arquitecto y religioso redentorista alemán Juan Bautista Stiehle, quien supo combinar el estilo colonial con el paradisíaco entorno que ofrece la ciudad. El templo fue consagrado en 1907

Dos hechos dignos de ser contados

Cuentan que un día dentro del templo se dio un hecho de extrema gravedad. Uno de los asistentes lanzó un cuchillo al padre Ernesto Uribe, pero de manera prodigiosa el arma no cumplió su acometido sino que se partió en tres pedazos antes de alcanzar al religioso. Este hecho es increíble de entender, lo cierto es que los tres fragmentos aún existen y usted los puede ver exhibidos en el museo diagonal a la basílica.

En otra ocasión, un importante empresario de Buga fue agredido por un empleado que intento clavarle un cuchillo, que tampoco logró hacerle daño porque llevaba una medalla de Nuestra Señora de Lourdes. En agradecimiento, viajó al Santuario de Lourdes en Francia y mandó elaborar la bella imagen de la Virgen de Lourdes que desde 1911 se halla entronizada en una plazoleta frente a la Basílica.

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Cientos de fieles cada día acuden a la Basílica del Señor de los Milagros en Buga para participar en las diferentes celebraciones eucarísticas, acercarse a la confesión, depositar a sus pies necesidades y súplicas o simplemente para expresar su gratitud por los innumerables favores recibidos. A diario las filas para acceder al camarín de la imagen son interminables

Horarios Eucaristías

Lunes – Sábado
En la mañana: 6:00, 7:30, 9:00, 10:00, 11:00, 12:00.
En la tarde: 2:00, 3:00, 4:00, 5:00 y 6:30.

Domingos, festivos y 14 de mes
En la mañana: 6:00, 7:30, 9:00, 10:30, 12:00.
En la tarde: 2:00, 3:30, 5:00 y 6:30.

La fiesta del Señor de los Milagros de Buga se celebra el 14 de septiembre, pero desde hace unos años en toda Colombia, se ha generalizado una devoción especial los días 14 de cada mes, donde se venera de manera especial al Señor Milagroso con la Eucaristía y Adoración al Santísimo.

Cada día 14 de mes, la afluencia de devotos que acuden a las diferentes celebraciones religiosas en Buga, es impresionante, lo que obliga a celebrar las eucaristías a campo abierto.

Otros atractivos de Buga

Si usted tiene la oportunidad de viajar a Guadalajara de Buga puede hacerlo por vía terrestre, tomando la vía Panamericana en un recorrido que puede demorar entre 8 y 10 horas, o por vía aérea entre Bogotá y Cali, vuelo que puede tardar unos 45 minutos y luego una hora en carretera hasta Buga. Allí, luego de alojarse en confortables hoteles, no olvide visitar los siguientes lugares:

Museo del Señor de los Milagros: Diagonal a la Basílica. Allí podrá encontrar muchos objetos, fotografías, historias, vestiduras y demás elementos que han estado ligados a la Historia del Señor de los Milagros. La entrada es gratuita y el horario es:

Lunes a Viernes de 9:00 a.m. a 12:30 p.m. y de 2:00 p.m. a 4:30 p.m.
Sábados, Domingos, festivos y 14 de mes: 9:30 a.m. a 4:30 p.m.

En el Museo del Señor de los Milagros, el visitante se encuentra con miles de objetos que cuentan la historia del Cristo Milagroso y de la afortunada indígena que lo halló.

Catedral de San Pedro Apóstol: joya arquitectónica del siglo XVI que guarda en su interior valiosos tesoros artísticos.

Teatro Municipal de Buga: icónica construcción de arquitectura neoclásica republicana declarada Patrimonio Arquitectónico e Histórico de la Nación.

Estación Ferrocarril del Pacífico: Declarada Monumento Nacional.

Faro: visita obligada en Buga, desde allí tendrá una increíble vista de la ciudad y sus alrededores

Fundación Casa del Peregrino: se trata de una obra social de la Congregación de Padres Redentoristas de Buga.

Hostal del Regidor: Obra de arquitectura romántica que ofrece excelentes y confortables habitaciones

Hotel Guadalajara: acogedora construcción de estilo colonial californiana, considerada patrimonio arquitectónico del Valle del Cauca.

Museo Arqueológico de Calima Darién: exhibe piezas pertenecientes a las culturas que habitaron el Valle del Cauca antes de la llegada de los conquistadores españoles.

Lago Calima: Lugar apropiado para la recreación, contemplación de paisajes y camping.

Río Guadalajara o Piedras: Propicio para los famosos paseos de olla

Con más de 400 años de historia, el Cristo Milagroso venerado en Buga sigue prodigando miles de milagros entre sus devotos, que desde los lugares más lejanos le visitan y rinden honor

Para tener en cuenta….

Nombre: Guadalajara de Buga
Ubicación: Centro del departamento del Valle del Cauca
Distancia desde Bogotá: 397 kms
Altitud: 969 m.s.n.m.
Temperatura media: 19°C
Clima: Tropical seco
Población: 128.945 habitantes
Aeropuerto: Alfonso Bonilla Aragón, en Palmira, a 55 kms de la ciudad

Cuando la anciana Gabriela Sarmiento descansaba, escuchó de repente unos golpecitos y al levantarse, vio con asombro que los ruidos eran ocasionados por el crucifijo que misteriosamente había crecido

Foto portada y demás: Tomadas de página web y redes sociales de Basílica del señor de los milagros de Buga