Bojacá: La “Roma Chiquita” de Colombia
A unos 40 kilómetros de Bogotá, en la región de Sabana Occidente, encontramos el municipio de Bojacá, población fundada por Gonzalo Jiménez de Quesada en 1537, que se destacó desde sus orígenes indígenas, por su preponderancia en lo económico, lo social y especialmente lo religioso. Cuenta con uno de los más grandes tesoros desde el punto de vista arquitectónico y de religiosidad, como el Santuario donde se venera la imagen de Nuestra Señora de la Salud, sitio obligado de peregrinación de capitalinos y cundinamarqueses.
El lienzo de Nuestra Señora de la Salud: una historia que nace en España
El proceso de conquista española de nuestro territorio, significó el arribo de miles de peninsulares que se establecieron en la Nueva Granada, asentaron sus grandes propiedades, conformaron familias y contribuyeron a la consolidación de los pueblos y ciudades que hoy conocemos. Uno de ello fue José Pérez, nacido en la célebre Granada y quien se radica en Santa fe de Bogotá a comienzos del siglo XVII. Como buen español, era un ferviente católico y con una marcada devoción a Nuestra Señora de las Angustias.
Don José Se casa con una mujer heredera de grandes propiedades en la región de Bojacá, por lo que termina trasladándose hacia esta población.
En su hacienda, denominada Cortés, don José dispone una capilla y para presidir este lugar, manda traer de España un cuadro de Nuestra Señora de las Angustias, solicitud que hace a sus familiares, quienes encargan al mejor pintor la obra. Era entonces el año de 1739.
Una vez entronizado el cuadro, empezó a generar una devoción, jamás pensada, entre las personas que acudían a la eucaristía que se celebraba en esa pequeña capilla. En ese momento empiezan a conocerse historias de favores y milagros prodigados por la Madre de Dios.
Al llegar al final de sus días, Don José Pérez, quien era muy amigo de los sacerdotes de la Parroquia de San Lorenzo Mártir (como se denominaba desde ese entonces la iglesia de Bojacá), les expresa su última voluntad: que el cuadro sea trasladado a la iglesia para su cuidado y devoción. Es así como el 23 de junio de 1757, la imagen es trasladada al templo por Fray Luis Acuña entonces cura párroco, en medio del beneplácito de la feligresía. La devoción y los milagros fueron creciendo en tal medida, que la imagen es entronizada en el altar mayor y además declarada patrona de ese territorio bajo el nombre de Nuestra Señora de la Salud de Bojacá.
Este pequeño templo dio paso tiempo más tarde al actual, pero el cuadro venerado conserva el lugar que desde el comienzo le fue asignado. Es decir que la capilla lateral, donde hoy se halla, correspondía a la nave principal de la antigua iglesia.
Un santuario neogranadino con sabor colonial
La primera comunidad religiosa que hace presencia en Bojacá es la Dominica, cuya misión fue la de evangelizar y bautizar a los indígenas presentes en la zona. Hacia 1629 inician las labores de construcción de la iglesia, ubicada en el costado sur del parque principal de la población, obra que marchó con una lentitud asombrosa debido a que en 1633 cambian al responsable de la obra haciendo que la construcción de la iglesia se dilatara durante más de dos décadas.
Para 1645 una nueva comunidad se hace cargo de esa labor evangelizadora, la orden de Padres Agustinos, a quienes les acude la responsabilidad de terminar la obra. Con los años la construcción empezó a mostrar deficiencias significativas, siendo necesario rehacer el tejado, así como las capillas de San Lorenzo y Santa Lucía, que llegaron a derrumbarse, y por demás un retraso prolongado en la construcción de lo que sería la casa cural. El templo inicialmente fue dedicado a San Lorenzo Mártir, patrono del pueblo, hasta 1757 cuando acoge al lienzo de Nuestra Señora de la Salud.
El templo entre el siglo XVII y comienzos del XIXX sufrió muchos arreglos, ya que los deterioros eran continuos y las amenazas de ruina no daban tregua. Pero el momento más grave se da en 1827, donde un fuerte terremoto destruyó totalmente el templo. En 1829 inician los trabajos de reedificación que se extienden hasta 1832.
Comenzando el siglo XX, fueron efectuadas algunas reparaciones en los techos y reubicación de los distintos altares. El retablo de Nuestra Señora de la Salud fue restaurado hacia 1908 con una magnífica manufactura en madera ornada con pan de oro.
El lienzo de los cuatro nombres
El muy famoso lienzo de Nuestra Señora de la Salud venerado de Bojacá, no siempre se llamó así. Recién llegó al templo en 1757, se le conoció como Nuestra Señora de los Dolores. Pero como ya existía una imagen con esa advocación, hacia 1833 se le denominó como Nuestra Señora de las Angustias, que era la advocación de quien la adquirió y dono al templo. Tiempo después en 1851 se le conoció como Nuestra Señora del Topo dada la similitud con la imagen que se venera en Boyacá. A la par se le fue llamando Nuestra Señora de la Salud, nombre que fue acogido con especial amor y mayor devoción entre los fieles, por todos los favores que la Virgen María prodigó, en especial la salud a todos los enfermos, que a ella acudían.
Una miradita a la imagen de Nuestra Señora
El lienzo venerado en Bojacá, de quien se desconoce autor, mide 1,45 mts de alto por 1 metro de ancho. Refleja todo el dolor de una madre mártir. Se ve a la Santísima Madre, revestida con un manto grisáceo-oscuro. En su regazo sostiene con sus brazos el cadáver de Jesús. En la parte inferior, bajo la Virgen, se aprecia una calavera, símbolo del triunfo sobre la muerte. El corazón de María luce traspasado por las siete espadas predichas por Simeón. La mirada de la Santísima Virgen se dirige entre lágrimas hacia el cielo. En el fondo se aprecia la cruz vacía y en sus brazos dos ángeles que sostienen una corona de espinas sobre la cabeza de María y en su otra mano uno lleva los tres clavos y otro una lanza. En un segundo plano se aprecia lo que sería la ciudad de Jerusalén.
En 1922 se establece la fiesta anual en honor a Nuestra Señora, que se celebra el segundo domingo de septiembre, por su cercanía a la fecha de celebración de Nuestra Señora de los Dolores.
Hechos como la generosa restauración de su altar y la disposición de sus festividades, son signo de la cantidad incontable de fieles que cada domingo la visitan para rogarle su protección o para agradecer los beneficios recibidos, convirtiendo al santuario de Bojacá después de los años 50, el sitio de mayor romería en el departamento.
Bojacá la “Roma Chiquita”
La historia de Bojacá cuenta con una anécdota muy particular, tan curiosa como afortunada. Uno de los sacerdotes más queridos fue el Padre Fray Diego Padilla, párroco en Bojacá entre 1804 y 1809. Encontrándose él en el capítulo general de los Agustinos celebrado en Roma, contó a los presentes con una elocuencia increíble, la devoción tan arraigada de los habitantes de Bojacá por su Virgencita de la Salud así como las romerías masivas que allí se iban dando por miles de personas que venidas de muchas latitudes, acudían a rogar a la Santísima Madre sus favores y súplicas. Fue tan emocionante el momento, que refiriéndose a Bojacá, el Papa Pío VI exclamó: “Donde se forja en toda su nitidez la lengua del laico, no puede tener otro nombre más que Roma, La Roma Chiquita”
¿A qué hora puedo asistir a Eucaristías?
Estos son los horarios en que usted puede asistir a la Santa Misa en el Santuario, tanto entre semana, como sábados y domingos:
- Lunes a viernes: 7:00 a.m., 11:00 a.m. y 6:30 p.m.
- Sábados y Domingos: 7:00 a.m., 8:00 a.m., 9:00 a.m., 10:00 a.m., 11:00 a.m., 12:00 m, 1:00 p.m. y 3:30 p.m.
Si va a Bojacá, no olvide la bendición de su vehículo
Una de las tradiciones marcadas en Bojacá, es la bendición de los vehículos, otro componente ineludible de las romerías que acuden al santuario. Acá le indicamos los horarios en que puede hacerlo:
- Lunes a viernes: 7:00 a.m, 11:00 a.m y 6:30 p.m.
- Sábado: 7:00 a.m, 9:00 a.m, 11:00 a.m, 1:oo p.m, 3:30 p.m., 6:30 pm
Festivos no hay bendición
¿Qué más puedo hacer en Bojacá?
Aparte de visitar a Nuestra Señora de la Salud, de conocer su bello templo y de bendecir su vehículo, el turista que recorre Bojacá puede fascinarse con la belleza de su arquitectura colonial, conocer vestigios de la época indígena, recorrer la naturaleza, apreciar el paisaje y tener una experiencia inolvidable y cargada de historias. Aquí algunos recomendados:
Parque arqueológico Piedras de chivonegro
Arte rupestre muisca con grandes formaciones rocosas, aptas para escalar.
Alto de la Virgen
Un recorrido de aproximadamente tres horas por el camino real Bojacá-El Ocaso, en un sendero empedrado entre el bosque de niebla que permite observar gran variedad de fauna y flora.
Camino real
Camino precolombino construido por los chibchas, para favorecer el intercambio de productos entre tribus y que hoy ofrece una interesante travesía hacia la legendaria laguna de Pedro Palo.
Plaza principal
La plaza principal de Bojacá es una joya arquitectónica con sus calles empedradas enmarcadas por antiguas casas coloniales, de bellos arcos y balcones.
Convento Agustiniano
En el marco de la plaza también se levanta otro gran atractivo, como es el convento de los Padres Agustinos, una preciosa obra de la arquitectura colonial.
Destino imperdible para orar, para suplicar ante la Madre de Dios por tantas necesidades, pero también para deleitarse con su deliciosa y variada gastronomía, su arquitectura y ante todo su naturaleza. Definitivamente, hay que visitar Bojacá, un completo santuario de fe, naturaleza y tradición.
Refiriéndose a Bojacá, el Papa Pio VI exclamó: “Donde se forja en toda su nitidez la lengua del laico, no puede tener otro nombre más que Roma, La Roma Chiquita