Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá
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Basílica de Nuestra Señora de Chiquinquirá: milagrosa renovación para la fe

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La bella y valiente tierra de Boyacá, adornada con los paisajes más bellos de Colombia,  donde el sol de la libertad arde eternamente. Paraíso natural de campos fecundos y prósperos, poblados llenos de magia, encanto y gente sin igual, territorio privilegiado que Dios bendijo, con la inefable gracia de ser escogida para convertirse en el epicentro de la fe Mariana en Colombia, que tuviera su origen en una humilde choza, para convertirse en la Reina y Patrona de todos los colombianos.

Chiquinquirá sin duda es y ha sido por siglos, la casa de todos, el lugar de peregrinación más importante del país y cuna del milagro más famoso de la historia colombiana, la renovación del lienzo de Nuestra Señora del Rosario.

Un destino encantador, maravilloso, que cuenta entre sus muchos atractivos, con la majestuosa Basílica donde se halla el milagroso lienzo renovado, un templo cargado de historia, de fina arquitectura y de una marcada familiaridad con nuestra ciudad de Zipaquirá, donde se cuentan miles de milagros, entre ellos el primero y más importante: la conversión.

Cientos de personas cuden cada dia a la Basílica para participar en las diferentes Eucaristías, acudir al sacramento de la reconciliación o para presnetar sus súplicas ante la Reina de Colombia

La renovación que marcó la historia

Hacia el siglo XVI los frailes dominicos de misión en nuestro territorio, efectuaban expediciones de evangelización en lo que hoy es el centro del país. En 1560 don Antonio de Santana obtiene la encomienda de la región en la que hoy es Chiquinquirá y sus pueblos aledaños, como, Tinjacá, Sáchica, Ráquira y Sutamarchán, donde construyo una pequeña capilla para los oficios religiosos con los esclavos e indígenas. Dentro de los religiosos, se encontraba Fray Andrés Jadraque quien advierte la necesidad de tener un cuadro de la Virgen del Rosario, advocación promovida por la comunidad dominicana.

Vista aérea del centro histórico de la ciudad de Chiquinquirá, donde se aprecia la Plaza de la Libertad, la Basílica y el Convento Dominicano

Buscan al pintor español Alonso de Nárvaez y le encomiendan la obra. El artista pinta la imagen de Nuestra Señora del Rosario pero se da cuenta que sobra especio en el lienzo y decide pintar a San Antonio de Padua y a San Andrés, por ser los santos patronos del encomendero y del religioso.

El lienzo de aquel cuadro era de algodón indígena y permaneció en la capilla más de 10 años, hasta 1574. Como la construcción se deterioró, la humedad hizo de la suyas y arruinó el cuadro, hasta el punto de prácticamente borrar la totalidad de la imagen. Era tan lamentable el estado del cuadro, que de Sutamarchán fue llevado a una casa en Chiquinquirá, donde entre otras cosas, fue utilizado para secar granos al sol, dañándolo aún más.

Hacia 1586 llega de España María Ramos, una española muy devota y piadosa, que llega a estas tierras con una pena profunda huyendo de una decepción amorosa. Ella conoció el lienzo y su infortunio. Al saber su procedencia, lo limpió y lo colocó de manera honrosa en un viejo oratorio. Cada día le colocaba flores y le oraba insistentemente pidiendo a la Rosa del Cielo que se manifestara y recobrara su belleza.

Sus ruegos fueron escuchados y el 26 de diciembre de 1586, cuando salía del oratorio, escuchó los gritos de una mujer indígena llamada Isabel y su pequeño hijo, que al pasar por el lugar, ven que el cuadro se estaba quemando. María se devuelve y en efecto ve en el cuadro un misterioso resplandor y la imagen de Nuestra Señora renovada con sus colores y brillo originales.

Desde ese día la romería fue impresionante como también lo fueron, los múltiples favores y gracias obtenidas por quienes visitaban el lienzo, lo que permitió que con increíble rapidez, se extendiera la devoción a «Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá» por toda la comarca.

La maternal sonrisa que hasta al Papa cautivó

Quien visita la basílica de Chiquinquirá y contempla la imagen de Nuestra Señora, sin duda sale transformado, tocado por el amor de Dios y maravillado por la belleza de su rostro. Ella luce con una serenidad providencial, su maternal sonrisa y su mirada que invita al recogimiento. Ella viste un manto azul celeste, una túnica rosada y sobre su cabeza, se encuentra un velo blanco que la cubre. De sus manos pende un rosario a la vez que sostiene al Niño Jesús, quien en su mano derecha sostiene un pajarillo y en la izquierda también un rosario. La Virgen sostiene en su mano derecha un cetro dorado.

Imagen de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, que luego de haberse borrado completamente por efecto de la humedad y la luz solar, de manera milagrosa se renovó en sus facciones y colores, el 26 de diciembre de 1586.

A la derecha de la Virgen María, está San Antonio de Padua, sosteniendo en la mano izquierda, un libro sobre el que está el Niño Jesús y en la derecha sostiene una palma. A la izquierda está San Andrés, apóstol que sostiene la cruz en forma de X, signo de su martirio.

En julio de 1986, el Papa Juan Pablo II, quien profesó un gran amor a Nuestra Señora de Chiquinquirá, visitó la Basílica para implorar ante los pies de María, por la paz de Colombia.

En septiembre de 2017, el Papa Francisco también oró ante la imagen de lienzo renovado, pero esta vez en la Catedral Primada de Bogotá, hasta donde fue trasladado el milagroso cuadro para su encuentro con el Pontífice.

Una imagen que ha peregrinado por Colombia

En diversas ocasiones el milagroso cuadro ha salido desde su santuario en peregrinación a diferentes lugares y en momentos muy difíciles para la patria como pestes, guerras, desolación, sin que ninguno de los territorios visitados no haya experimentado las gracias de su protección.

La primera peregrinación la efectúa el 3 de diciembre de 1587, dirigiéndose hacia Tunja, ciudad que era azotada por una epidemia de viruela. Al inicio de la novena en esta ciudad, la peste desapareció. La imagen permaneció allí mes y medio.

En muchas ocasiones, el lienzo de Nuestra Señora de Chiquinquirá ha peregrinado en diferentes épocas y por diversos lugares de la patria. Detalle del recibimiento de la imagen peregrina en su visita a Zipaquirá, en septiembre de 2023.

La segunda salida, fue en 1633, también hacia Tunja, por causa de la peste negra. Estando la imagen en esa ciudad y como la epidemia se extendió por todo el territorio, la solicitaron también en Santa Fé, por lo cual emprende su viaje hacia la capital. Como era de esperarse, la presencia del sagrado lienzo, significó el fin de la epidemia. Muchos fueron los honores y las comunidades que visitó, que su estadía se prolongó más de lo pensado, hasta el punto que intentaron quedarse con ella en Santa Fé. Por fortuna lograr revocar esa idea y regresar la imagen a Chiquinquirá. Esta peregrinación se prolongó durante dos años

En 1816 sale la imagen hacia los llanos, en medio de enfrentamientos que en ese momento se daban entre nuestros patriotas y las tropas realistas. Su visita se dio hasta Chipaque. De ahí regresa a Santa Fé y luego a Chiquinquirá. Esta salida duró cerca de dos meses y medio.

En 1841 salió en dos ocasiones. El 9 de mayo se dirige a Santa Fé luego de la confrontación armada de 1840 que ha sido la más sangrienta de la historia. Allí permaneció tres meses. Llegando a Chiquinquirá es solicitada en Tunja, no solo por los estragos de esa confrontación, sino por una nueva epidemia de viruela. Así, el 4 de septiembre, sale la imagen hacia la ciudad de Tunja, donde nuevamente la peste se aleja del territorio. Regresa a Chiquinquirá a comienzos de noviembre.

En 1919, la imagen sale hacia Bogotá, para su coronación que se tiene lugar el 9 de julio. Durante el viaje, recibe infinidad de homenajes en todos los pueblos visitados. Destacan los cronistas, su paso por Zipaquirá, que estuvo colmado de fieles, muchos sacerdotes y tres carrozas que simbolizaban la fe, la Anunciación y la Coronación. La multitud era impresionante y la vigilia estuvo llena de tributos y homenajes, terminando con un rosario de aurora por las calles de la ciudad de la sal, antes de seguir su viaje hacia la capital.

Todas las celebraciones religiosas que se efectuan en la Casa de la Reina de Colombia, congregan a miles de fieles procedentes de muchos rincones de la patria

En 1954, en Colombia se desarrolló el Congreso Mariano Nacional por lo que el 4 de diciembre, el sagrado lienzo emprende su viaje a la capital en autoferro. En la capital es recibida con todos los homenajes, especialmente el Estadio El Campín donde tiene lugar la ceremonia religiosa. El entonces presidente Gustavo Rojas Pinilla, la condecora con la Orden de Boyacá, el 8 de diciembre.

En 1962, en el mes de diciembre, de nuevo, la imagen es trasladada a Bogotá por vía férrea, para participar en la Cruzada del Rosario, ante las amenazas de guerra que en ese momento se daban en el mundo.

La novena peregrinación hacia Bogotá tiene lugar en julio de 1999, como parte de una súplica por la paz del país, fuertemente golpeada por la guerra. Un trayecto difícil y demorado, dada la cantidad de fieles que salen a saludarla. En su viaje de regreso a Chiquinquirá, se destaca su prolongado paso por Zipaquirá, donde cerca de 25.000 personas se agolpan en el estadio Los Zipas, para la celebración de la Santa Misa.

La última peregrinación que ha efectuado el cuadro renovado de la Virgen a Bogotá, tuvo lugar en septiembre de 2017, con ocasión de la visita del Papa Francisco, desplazamiento realizado por vía aérea.

Sin duda el lugar más especial de toda la basílica, lo constituye el trono de Nuestra señora del Rosario, resguardado bajo un dosel de delicada manufactura y detalles de gran exquisitez

Solemne coronación de la Reina de Colombia

El 9 de julio de 1919, como iniciativa del presidente Marco Fidel Suárez, la imagen de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, en medio de una solemne ceremonia celebrada en la Plaza de Bolívar de Bogotá, fue coronada por parte de la Conferencia Episcopal, como la Reina de Colombia.

Desde el momento de la llegada del sagrado lienzo a la Plaza de Bolívar, fue recibida por el Señor Presidente, sus ministros y el cuerpo diplomático.

Los señores Arzobispos fueron los encargados, en esta ceremonia, de colocar sobre la cabeza de la Santísima Virgen y del Niño Jesús, las respectivas coronas. La muchedumbre aclamó sonoramente este momento, en medio de los acordes de su precioso himno “Reina de Colombia por siempre serás”.

El 9 de julio de 2021, en un acto sacrílego, fueron robadas las joyas que adornaban el cuadro de La Virgen de Chiquinquirá, incluyendo las coronas, cetro y rosarios. Luego de ser recuperadas y restauradas, fueron solemnemente colocadas en el lienzo el 9 de julio de 2022

Las historias detrás de la construcción de la Basílica

En el momento que sucede la milagrosa renovación del lienzo de Nuestra Señora, el lugar que la acogía, no era más que una enramada de madera y paja, incluso sin puerta. El padre Figueredo en ese momento, pide a los indígenas del lugar, construir una capilla digna para acoger la imagen. Cinco meses tardó la construcción de esa primera capilla, a tan solo 40 pasos del lugar de la renovación.

Al año y tres meses, en 1588 se bendice la primera piedra para un templo de mejor categoría, el cual demora bastantes años en su construcción. El templo, bellamente decorado, permaneció desde 1618 hasta 1794, cuando las profundas grietas y estragos de terremotos, sumado a la inestabilidad del terreno, terminaron con el desplome total de la construcción.

Donde hoy se encuentra la Iglesia de la Renovación, lugar exacto del milagro, se construyó la iglesia que albergaba el lienzo renovado hasta 1794, pero las inconsistencias del terreno obligaron a construir el templo a unos 400 metros de allí, justo donde hoy se encuentra la Basílica.

Es entonces cuando deciden hacer una obra mayor, pero a 400 metros del lugar de la renovación, que era un terreno pantanoso que no ofrecía ninguna garantía ni seguridad para su construcción.

Este nuevo templo había empezado a idearse incluso desde 1790. Los frailes, ente la necesidad apremiante, consiguen los terrenos y encargan la obra al arquitecto español Fray Domingo Pérez de Petrés, quien además diseñó la Catedral Diocesana de Zipaquirá y la Catedral Primada de Bogotá. La obra en total comprendería tres partes: El templo, el convento y una plaza abierta frente a los dos.

Por falta de tiempo del fraile capuchino, la obra fue encomendada a los maestros santafereños Manuel Zamorano y Nicolás León bajo la administración del padre fray Miguel Garnica, construcción que inicia en 1796.

La cúpula en su interior, ofrece una increible vista, de sus formas, sus colores y el matiz que pone en cada uno de esos detalles, la luz que tímidamente se filtra a través de sus ventanales

Una época difícil, de emancipaciones y disputas que no fueron impedimento para la rápida construcción del templo, que avanzó velozmente, por lo menos, en su obra negra. La parte de decoración y de otros accesorios, si demando un mayor tiempo.

La imagen de Nuestra Señora fue trasladada en 1813 a un altar provisional dentro del nuevo templo, aun en medio de andamios y los materiales de construcción. Diez años más tarde y sin terminar aún, es consagrada en septiembre de 1823, por monseñor Rafael Lasso de la Vega, Obispo de Mérida.

De ahí en adelante, la terminación de la obra, especialmente el decorado, fue una labor lenta y colmada de dificultades, en razón a muchas situaciones en que la patria vivía en ese preciso momento.

Es encargada, por entonces, la obra de construcción de la cúpula, altares, sacristía, festones y demás a un maestro de origen zipaquireño llamado José María Mesa y a su nieto Antonio Cortés Mesa, bajo la guía de los padres Benedicto Bonilla y Buenaventura García.

El piso del templo inicialmente fue de tableta de ladrillo, pero para 1919, pasó a ser de baldosa española y cerca de 30 años después, pasó a ser de granito, como actualmente se puede apreciar. El piso del presbiterio, que era en baldosa, y sus barandas de madera, fueron sustituidos, en 1953 por mármol de Carrara.

Detalle del altar central, donde se alza un hermoso dosel en mármol que resguarda el lienzo renovado de Nuestra Señora del Rosario. Se aprecia el detalle de la decoración de la Basílica en sus paredes, columnas y bóvedas.

Los ventanales ubicados en la parte alta del templo, entre 1960 y 1961 fueron remplazados por hermosos vitrales que representan los misterios del rosario y otros pasajes bíblicos.

En 1967, el fuerte terremoto que sacudió este territorio, produjo graves daños en la edificación, siendo necesario descargar las dos torres originales junto con el tímpano de la cornisa, para construirlos de nuevo, eso sí con grandes reforzamientos en concreto y acero.

Las cúpulas de las torres fueron modificadas para que concordaran con el estilo del frontis, se reforzó la cúpula y otras cuantas labores de remodelación adelantadas por una firma de Bogotá denominada “Cadello y Segura”.

Dentro de las reformas recientes, se encuentra la construcción de la capilla de la reconciliación, en un generoso espacio al lado izquierdo de la Basílica que da acceso a la plazoleta contigua al convento.

Detalles arquitectónicos del Santuario Mariano de Colombia

En cuanto a su estilo arquitectónico, debemos mencionar que se trata de un templo de corte románico. Su altar central de estilo corintio, fabricado en mármol de Villa de Leyva y Tinjacá. El altar situado en el ábside es de estilo dórico. Los altares siguientes hasta las puertas, en las dos naves, obedecen a estilo jónico, moderno, toscano, corintio, compuesto, jónico, antiguo, corintio y dórico.

Nave central de la Basílica, que luce una hermosa arquitectura de estilo románico, finamente complentada por la luz que generosamente invade todos los espacios del templo.

El templo tiene setenta y nueve metros de largo por treinta y cinco de ancho y diecisésis de alto. Cuenta con tres naves, unidas en el ábside, detrás del presbiterio y altar central. Además, lo conforman 15 capillas laterales, que representaban los quince misterios del rosario (antes de incluir los misterios luminosos). En el centro del templo se levanta una gran cúpula que proporciona aire y luz en abundancia. Esta cúpula es de estilo jónico moderno, conformada por cimborrio circular, cúpula y linterna, con un diámetro de once metros. En el cornison de la cúpula se lee este lema: “Pues sois de los pecadores el consuelo y la alegría: oh Madre clemente y pía, escuchad nuestros clamores”.

Bello fronstispicio de la Basílica de Nuestra Señora de Chiquinquirá, templo que ha celebrado en los últimos meses, el bicentenario de su consagración, efectuada en 1823

Toda la estructura se sostiene sobre un encolumnado sencillo, con capiteles adornados con florones artísticos y arcos de medio punto que sirven de base al abovedado.

En cuanto al frontis, totalmente recubierto en piedra, cuenta con dos grandes torres esbeltas y cuadrangulares, que distan entre sí 26,90 metros. Se observa un atrio de gran amplitud que precede la entrada a la basílica y que se eleva cinco metros del nivel de la plaza.

Sobre el magnífico órgano de la Basílica de Chiquinquirá, debemos decir que fue construido en el año 1894 en Barcelona (España) por el reconocido organero Aquilino Amezua, miembro de la dinastía de organería española más importante de la época.

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En virtud de las gracias que se suscitan en este templo que acoge la imagen renovada de Nuestra Señora del Rosario, de su belleza arquitectónica y de su tradición e historia, el 18 de agosto de 1927, el Santo Padre Pío XI eleva el templo a la dignidad de Basílica Menor, con todos los derechos y privilegios que contempla la legislación canónica.

Increíble vista de la cúpula central que se levanta orgullosa en medio de los tejados de la basílica fundiéndose con el firmamento chiquinquireño

Una visita inolvidable

Para la historia de Chiquinquirá, de sus gentes y de manera especial de la Basílica, el 3 de julio de 1986, el Santo Padre Juan Pablo II, en su visita a Colombia, acudió ante la Reina de Colombia para orar por la paz del mundo pero en especial de nuestro país, que sufría en ese momento los embates de la violencia y de las catástrofes naturales. Allí el Santo Padre, desde el presbiterio de la Basílica, invitó a todos los colombianos a acoger en su corazón, el don inestimable de la paz.

En un momento muy difícil para Colombia, el Papa Juan Pablo II ora ante la imagen de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, pidiendo la paz y el cese de la violencia en el país

Después de esta oración ante el cuadro renovado de Nuestra Señora, el Papa presidió una multitudinaria Eucaristía en un templete construido para tal efecto, lo que hoy se conoce precisamente como Parque Juan Pablo II.

Impresionante multitud que asistió a la eucaristía presidida por el Papa Juan Pablo II en Chiquinquirá, el 3 de julio de 1986

Horarios de eucaristías

Si desea participar en las diferentes celebraciones litúrgicas en la Basílica de Nuestra Señora del Rosario en Chiquinquirá, los horarios son los siguientes:

Lunes a Viernes

5:00 a.m., 6:30 a.m., 8:00 a.m., 9:00 a.m., 10:00 a.m., 11:00 a.m., 12:00 m, 3:00 p.m., 6:30 p.m.

Sábados, Domingos y festivos

5:00 a.m., 6:30 a.m., 8:00 a.m., 9:30 a.m., 11:00 a.m., 12:30 m, 2:00 p.m., 3:30 p.m., 5:00 p.m.,  6:30 p.m.

Después de cada celebración, los sacerdotes dominicos hacen bendición de objetos religiosos, de las familias y presentación de niños.

El pueblo chiquinquireño, rinde homenejes especiales a su Rosa del Cielo dos veces al año, el 9 de julio, aniversario de su coronación y el 26 de diciembre, aniversario de la renovación, para la cual el frontis de la basílica se viste dede fiesta y luces multicolores.

Para tener en cuenta:

Distancia desde Bogotá: 135 kms
Distancia desde Zipaquirá: 98 kms
Altitud: 2.556 m.s.n.m.
Temperatura:  13°C
Clima: Frío seco
Extensión: 171 kms2

Para la historia de Chiquinquirá, de sus gentes y de manera especial de la Basílica, el 3 de julio de 1986, el Santo Padre Juan Pablo II, en su visita a Colombia, acudió ante la Reina de Colombia para orar por la paz del mundo pero en especial de nuestro país, que sufría en ese momento los embates de la violencia y de las catástrofes naturales

 

Fotografías: tomadas de las redes sociales de la Basílica de Nuestra Señora del rosario de Chiquinquirá y de la Parroquia de la Renovación

Andersson Rodríguez
Lic. en Filosofía y Ciencias Religiosas - Periodista.

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