Iglesia de Nuestra Señora de Fátima: el tesoro medieval de Tocancipá
A 16 kilómetros de Zipaquirá y 40 de la ciudad de Bogotá, en el bello municipio de Tocancipá, se encuentra la Iglesia de Nuestra Señora de Fátima, dirigida por los Heraldos del Evangelio, una comunidad originaria de Brasil y que desarrolla un apostolado bastante llamativo e interesante.
Este templo es visitado cada semana por miles de fieles que acuden a él, no solo para vivir con el corazón las ceremonias que allí se celebran y que se caracterizan por una solemnidad impecable, sino por apreciar su increíble arquitectura, que nos permite viajar al pasado, trayendo a la memoria las majestuosas e impresionantes iglesias medievales, caracterizadas por la suntuosidad de sus formas, el concepto de verticalidad, el exquisito gusto artístico y todos los detalles de la arquitectura gótica, que la convierten en un lugar mágico.
Un destino de turismo religioso, que no se pueden perder, donde la espiritualidad mariana les hará experimentar la paz y tranquilidad, que difícilmente en otro lugar puedan percibir.
¿Quiénes son los Caballeros de la Virgen?
Como mencionamos, la Iglesia de Nuestra Señora de Fátima, está bajo la dirección de la Comunidad de los Heraldos del evangelio o que también conocemos como Caballeros de la Virgen.
Se trata de una Asociación Internacional de Fieles de Cristo, que goza de Derecho Pontificio desde el año 2001, cuando fue erigida por la Santa Sede, el 22 de febrero del mencionado año, durante el papado de Juan Pablo II. La comunidad nació en Brasil y su fundador fue monseñor João Scognamiglio Clá Dias, recientemente fallecido.
Esta congregación, que principalmente se conforma por jóvenes, hace presencia en 80 países, con casas de formación tango para quienes optan por la vida sacerdotal, como quienes, desde el estado laical, viven este apostolado. Su filosofía se asienta en tres pilares fundamentales: El Evangelio, La Virgen María y el Santo Padre.
La esencia de esta organización, proviene del pensador católico y escritor brasileño, Plinio Correa de Oliveira, fundador de una asociación ultraconservadora y tradicionalista, que se denominó Tradición, Familia y Propiedad, en la cual Joao Cla Dias militó como secretario. Fundamentado en esa filosofía, es como decide crear, a partir de allí, la asociación.
Los Heraldos del Evangelio y su estilo de vida
La vida de los jóvenes que integran esta congregación se alterna entre el recogimiento, el estudio y la oración, junto con actividades de evangelización en diócesis y parroquias.
Se destacan por la imponencia y solemnidad que imprimen en las celebraciones litúrgicas, de manera especial en la música, donde la pureza del sonido del órgano y las finas armonías de las polifonías gregorianas, construyen una atmósfera de misticismo, piedad y sobriedad.
Precisamente, una de sus herramientas de evangelización es el arte, lo que explica el carisma especial que los caracteriza, en la interpretación vocal y musical, que les ha llevado a formar numerosos coros, orquestas y conjuntos musicales, para llevar su mensaje de fe y esperanza a la sociedad contemporánea. La comunidad hace presencia en Colombia, desde la década de los ochenta.
Origen de un hábito poco usual
Algo que llama poderosamente la atención, es el vestuario que portan los miembros de la congregación, así como sus ademanes y maneras de caminar.
Sus atuendos se componen de un hábito y un escapulario de color marrón, herencia de la tradición camelita a la cual perteneció la orden en su origen. En la parte delantera del escapulario, se halla la cruz de Santiago Apóstol, en color blanco y rojo.
El hábito está ceñido por una cadena, significado de su consagración como esclavos de amor a Jesús por María. Al lado derecho de la cadena pende un rosario en madera, devoción que propagan por todo el mundo. Calzan botas negras en la orden masculina, y rojo vino en la orden femenina, con el sonido característico que producen con su marcha particular.
Además de ello, utilizan sobre el hábito el escudo de la asociación y en las solapas del cuello, las llaves pontificias, símbolo de su adhesión al Santo Padre.
Así nació la iglesia de nuestra Señora de Fátima en Tocancipá
Una de las particularidades de los Caballeros de la Virgen, son sus grandes templos, de estilo gótico, que guardan un mismo patrón arquitectónico.
Como lo anoté al inicio, la comunidad llegó a nuestro país, en los años ochenta. Colombia ha sido un país de una marcada devoción a la Santísima Virgen, hecho que motivó a monseñor Joao Clá Dias, a pensar en construir un templo en este territorio. La diócesis elegida fue la de Zipaquirá y allí, muy cerca en un hermoso paraje del municipio de Tocancipá, rodeado de frondosos bosques, se decide la construcción de un magnífico templo.
La obra fue dirigida desde el comienzo y desde la distancia por monseñor Joao Clá días, quien mantenía al tanto sobre cada detalle de la construcción y sugirió que fuese un templo donde el color y la luz, transmitieran un mensaje de fe y esperanza entre los fieles que la visitaran.
La obra de construcción del templo de Nuestra Señora de Fátima, tardó 10 años. Su inicio se remonta al 14 de septiembre de 2009, cuando el Obispo de Zipaquirá, monseñor Héctor Cubillos Peña, en medio de una celebración campal, en el terreno destinado para la obra, bendijo la primera piedra del templo. Así inicio una obra quijotesca, no sólo por el reto de construir una iglesia con un estilo tan antiguo pero utilizando materiales vigentes, sino por los costos del proyecto, que logró ver la luz, gracias a la bondad y generosidad de los fieles que acuden a las celebraciones en esta comunidad.
La Iglesia fue consagrada y dedicada por monseñor Héctor Cubillos Peña, el 8 de agosto de 2015, aun sin terminar muchos de los detalles de la construcción, que a la fecha aún faltan.
El templo que desafió la altura y el concepto arquitectónico
El diseño de la Iglesia de Nuestra Señora de Fátima, en Tocancipá, fue concebido para brindar un carácter de especial esplendor y mayor perfección posibles, a las celebraciones litúrgicas. El estilo arquitectónico, combinado con los múltiples colores de sus muros, la iluminación y el complemento maravilloso de los vitrales, que tras el paso de la luz natural, desencadenan un encanto único, desembocan en un ambiente increíblemente único, que eleva el espíritu y favorecen la oración, el fervor y la piedad.
Es de anotar que durante en la Edad Media prevalecieron los estilos bizantino, gótico y románico, que tomaron elementos propios de la época medieval y que hoy apreciamos en muchos elementos como los contrafuertes, los volados, los arcos ojivales, las agujas, entre otras. En el caso particular de este templo, concluimos que obedece a un estilo arquitectónico medieval con estilo gótico con una tendencia a los detalles policromados.
Un elemento a destacar es su verticalidad, es decir, predominio de alturas considerables, especialmente en el cuerpo central, que remata en una bóveda de color azul, con nervaduras doradas y adornada con múltiples apliques de estrellas también doradas. Esta verticalidad hace que la mirada de las personas que están en su interior, se dirija hacia arriba y se pierda en la inmensidad, hasta encontrarse con el Creador.
La nave central se separa de las laterales, por un grupo de columnas cilíndricas que rematan en capiteles de estilo dórico, que sirven de sostén a los arcos ojivales. Las columnas, también en tono azul, color propio de la Virgen María, con cintas doradas entrecruzadas, representan a los doce apóstoles. Cada una está adornada con un sinfín de flores de lis en bronce, que es el símbolo de la pureza de María desde su Inmaculada Concepción.
Sobre las naves laterales, se observa un triforio, que es una especie de corredor elevado, donde se ubican sillas para los fieles, lo que le otorga un espacio adicional para la acomodación de las personas en celebraciones multitudinarias.
Las bóvedas de las naves laterales, a diferencia de la central, se presentan en colores variados y vivos, que según algunos, están relacionados con los colores litúrgicos. Detrás del presbiterio, se encuentra el deambulatorio, que es el lugar de tránsito de los fieles que conecta las dos naves laterales. En el centro y al fondo del deambulatorio, se halla la Capilla del Santísimo, denominada capilla radial, con bóveda azul, nervaduras doradas y complementada con vitrales en sus ventanales.
Joyas del arte religioso, ¡una impresión que causa impresión!
Los muros laterales, en color dorado, contienen gran cantidad de imágenes impresas, traídas de Brasil, en las que se representan los momentos más importantes en la vida de María y de Jesús. Dentro de estas obras tenemos: La visita de María a su prima Isabel, la presentación de Jesús en el templo, el bautismo de Jesús, el sermón del monte, la entrada a Jerusalén, el descendimiento de la cruz, la crucifixión, la resurrección de Cristo, la aparición del Resucitado a María Magdalena, la coronación de la Virgen y una imagen de Nuestra Señora del Buen Remedio, reproducción de obras originales que se encuentran en el Museo de San Marcos en Florencia y en el Louvre en París. Otras imágenes muestran a diferentes ángeles, propios de los relatos bíblicos.
Detalles que la hacen única y majestuosa
Otro elemento fundamental es la iluminación. Aparte de la luz natural que atraviesa los coloridos vitrales, favoreciendo un entorno de mucho misticismo en el templo, encontramos unos bellísimos candelabros dorados que penden de los arcos ojivales, brindando una ambiente de calidez al templo.
Sobre el nártex, que es la parte de la entrada del templo, se encuentra el coro, en una superficie elevada, con una hermosa barandilla en forja que remata en flores de lis doradas. En el respaldo del coro, se aprecia un rosetón gigante que da al frontispicio, elemento predominante en las grandes catedrales e iglesias de estilo gótico.
En las naves laterales encontramos las capillas penitenciales o confesionarios y dos capillas una dedicada a Nuestra Señora de las Lajas cuyo abovedado es de color azul con apliques de estrellas doradas y otra a Nuestra Señora del Buen Consejo, con abovedado en color naranja y de igual manera con apliques de estrellas doradas.
El presbiterio contiene el altar mayor con el Sagrario y el altar en mármol, el ambón y la sede, en una fina talla en madera, con detalles góticos. Se separa del resto del cuerpo del templo, por un comulgatorio en mármol. En la parte inferior de las gradas del presbiterio, al lado derecho, está el trono de Nuestra Señora de Fátima, también elaborado en mármol. Sobre el presbiterio se halla un enorme crucifijo, de fina manufactura, que sostenido por guayas desde la parte del claristorio, (ventanales de la parte superior donde nace la bóveda central), dando la impresión de flotar sobre el altar mayor.
En la parte externa destacamos una imponente estructura, conformada por el frontispicio (fachada de un templo), dividida en cuatro cuerpos, uno inferior donde se halla el atrio y tres puertas en madera que dan ingreso el templo, un segundo cuerpo con un pasadizo asegurado por una barandilla en forja, el tercero donde se halla el rosetón y un cuarto con una espadaña triangulada que remata en una cruz. Dos torres de gran altura y rematadas en agujas complementan el frontis.
Definitivamente, un templo que desafía las alturas, el estilo y el modo de construcción y que evoca los tiempos alegóricos de grandes conquistas, castillos, doncellas y príncipes a caballo, época de cruzadas, de majestuosas catedrales y santos monjes, una bella obra que nos transporta a un pasado, lo más sobresaliente de la edad media que se hace presente para honrar a María Santísima, extender su devoción y acercar a sus fieles a la eucaristía.
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Solemnidad, pulcritud, belleza y rigurosidad de la liturgia
Las celebraciones litúrgicas que se viven en la Iglesia de Nuestra Señora de Fátima, tienen algo de inusual y es que se diferencian de las demás, por su rigurosa solemnidad, la pureza del canto, la dedicación y actitud de pausada reverencia del sacerdote que preside y muchos otros detalles que enriquecen significativamente la liturgia en este lugar. Vale la pena anotar, que la comunidad nació a partir de la música sacra y ha sido esta su especialidad a lo largo de los años.
Las eucaristías están sujetas a la normativa expresa del Ritual Romano. Nada se escapa ni se cambia. La marcialidad en los movimientos de los ministros que asisten al sacerdote es muy llamativa. En este lugar nada se hace a las carreras, es como si el afán hubiera dejado de existir.
El suave olor del incienso que rápidamente asciende hasta la bóveda del templo, se confunde entre los destellos de luces multicolores que se cuelan a través de los vitrales y se compagina de manera maravillosa, con el canto sacro, armonía sublime que hace que el espíritu se sintonice con la celebración y no dé cabida a ningún tipo de distracción.
Es habitual escuchar polifonías y canto gregoriano durante la celebración, lo más selecto de la música sacra, acompañados por la magistral interpretación del órgano y en ocasiones por otros instrumentos de percusión y viento. El latín, como lengua tradicional de la iglesia, allí volvió a florecer.
Todos estos elementos, en conjunto, construyen una atmósfera indescriptible, muy mística, donde todo lo que se observa, se siente y se respira, únicamente obedece a Dios.
¿Qué servicios pueden ofrecerme en este templo?
Es muy importante comprender, que el templo de Nuestra Señora de Fátima, no tiene carácter ni de parroquia, ni de santuario, ni mucho menos basílica. Es un templo que pertenece a una comunidad religiosa, abierto al público y donde se suscita una fe impresionante. De acuerdo con las normas vigentes dentro de la iglesia católica, como lo es el Código de Derecho Canónico, los únicos servicios que allí se pueden prestar, son los sacramentos de la Eucaristía y de la Penitencia.
Otros sacramentos, como bautismos, matrimonios o servicios de formación, como cursos prematrimoniales, deben realizarse en las respectivas parroquias o lugares autorizados por la legislación canónica.
Si quiero asistir a Eucaristía ¿a qué hora puedo ir?
Cada domingo, este templo es visitado por infinidad de personas y delegaciones procedentes de Bogotá y de los municipios cercanos, así como cientos de colombianos y extranjeros que acuden seducidos por la belleza de su arquitectura, la solemnidad de sus ritos y en busca de un espacio de paz, tranquilidad y fe. Estos son los horarios de las eucaristías que allí se celebran:
Primer Sábado de mes
10:00 am – Coronación de la Virgen Peregrina, rosario y meditación.
11:00 am – Santa Misa.
Horario de Misas
Sábados – 11:00 am
Domingos – 8:00 am, 10:00 am, 12:00 m y 4:00 pm
Lunes festivos – 10:00 am
Horario de visitas
Martes, jueves y sábados de 9:30 am a 4:00 pm.
Para tener en cuenta…
Distancia desde Bogotá: 40 kms
Distancia desde Zipaquirá: 16 kms
Altitud: 2.605 m.s.n.m.
Temperatura media: 13°C
Clima: Frío
Un templo que desafía las alturas, el estilo y el modo de construcción y que evoca los tiempos alegóricos de grandes conquistas, castillos, doncellas y príncipes a caballo, época de cruzadas, de majestuosas catedrales y santos monjes, una bella obra que nos transporta a un pasado, lo más sobresaliente de la edad media que se hace presente para honrar a María Santísima, extender su devoción y acercar a sus fieles a la Eucaristía.
Fotografías: tomadas de página web y redes sociales, Caballeros de la Virgen