La historia de un ciclista no empieza en la línea de meta, sino en las calles que lo vieron crecer. Para Egan Bernal, esas calles están en Zipaquirá (Cundinamarca), un lugar donde el frío es parte del entrenamiento y la montaña es la mejor maestra.
Este 10 de febrero de 2025, la “Capital Salinera de Colombia” le devolvió un poco de la alegría que él le ha brindado con la reinauguración de una escultura en su honor. Rodeado de familiares, amigos y seguidores, Bernal no ocultó la emoción y dejó una frase que quedará en la memoria de los zipaquireños: “Todo lo que soy se lo debo a Zipaquirá”.
Unas palabras que evocan aquellas que el Nobel Gabriel García Márquez escribió sobre su paso por el bachillerato en este mismo territorio salinero. Porque Zipaquirá no solo es tierra de sal, sino también de talento que se pule con esfuerzo y disciplina.
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Desde sus primeras pedaladas en estas tierras, Bernal forjó un carácter a prueba de todo. Conquistó el Tour de Francia en 2019, el Giro de Italia en 2021 y el Tour Colombia, demostrando que la cuna de un campeón no es un lugar al azar, sino un punto de partida lleno de historias y sacrificios.
El frío zipaquireño, la calidez de su gente y hasta el sabor de su gastronomía fueron parte del combustible que lo impulsó a lo más alto del ciclismo mundial. Su homenaje es más que una estatua; es un recordatorio de que los sueños se pedalean desde casa y que Zipaquirá sigue siendo semillero de grandes talentos.
Porque si algo ha quedado claro, es que Zipaquirá no solo forma campeones, sino leyendas.
Los sueños se pedalean desde casa y que Zipaquirá sigue siendo semillero de grandes talentos.