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De Cajicá al Caribe colombiano: El santuario que rescata perros y sana corazones

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El abandono y maltrato animal son problemáticas que siguen afectando a miles de perros en todo el mundo. A diario, muchos de estos animales enfrentan el hambre, el frío y la indiferencia, sobreviviendo en las calles sin acceso a cuidados básicos. Sin embargo, existen personas y organizaciones dispuestas a cambiar esta realidad, ofreciendo segundas oportunidades a aquellos que han sido olvidados.

Así sucedió con Jimena Hoyos, quien, tras enfrentar la pérdida de su perro Zico, decidió transformar su dolor en una causa noble. Desde un sencillo dispensador de comida para perros callejeros en Cajicá (Cundinamarca) hasta la creación de un santuario en Palomino (La Guajira), su labor ha impactado a miles de animales y personas en busca de sanación y segundas oportunidades.

En Cajicá, un municipio cercano a Bogotá, Jimena se encontró con la dura realidad de los perros sin hogar. Su primer acto fue instalar un dispensador de comida para ellos, un gesto que rápidamente tomó fuerza y se convirtió en un movimiento de ayuda que trascendió fronteras. Este esfuerzo llevó a la creación de la Fundación Gozques en 2016, con la misión de rescatar y proteger a los perros en situación de abandono.

En 2018, su labor la llevó a La Guajira, donde, además de promover el respeto por los animales entre los niños, descubrió en Palomino el lugar ideal para expandir su misión. Con el reconocimiento Mujer Emprendedora otorgado por Coca-Cola, logró adquirir un terreno y fundar el Santuario Gozques, un espacio de tres hectáreas que hoy alberga a 22 perros rescatados y recibe a turistas en busca de una experiencia de conexión y sanación.

“Cada perro es un milagro”, dice Hoyos. “A pesar de lo que han vivido, siguen teniendo luz. Y lo más bonito es ver cómo vuelven a confiar en los humanos”.

 

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El Santuario Gozques rescata perros y ofrece un refugio para quienes buscan sanar. Lo que inició en Cajicá con un acto de compasión, hoy es un proyecto que transforma vidas en uno de los rincones más bellos de Colombia.

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Existen personas y organizaciones dispuestas a cambiar esta realidad, ofreciendo segundas oportunidades a aquellos que han sido olvidados.

Foto portada: Jimena Hoyos con el primer dispensador de comida para perros en Cajicá en 2012.
Créditos a quien le corresponda.

 

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