¡Con la ruana puesta, vuelve el Chichazo en Zipaquirá! Música, tradición y chicha gratis en elMuseo Quevedo Z

El viernes 20 de junio del 2025, la Casa Museo Quevedo Zornoza abrirá sus puertas para una nueva edición gratuita del Chichazo Colombuano, un evento que honra la herencia chibcha a través de la bebida ancestral del maíz, la música y la comida típica.

Asistentes al Chichazo Colombiano en su última edición. Imagen de referencia, autoría de la Casa Museo Quevedo Zornoza.
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Hay celebraciones que no necesitan grandes escenarios para dejar huella. Basta una bebida fermentada, música que despierte raíces, y gente que recuerde con orgullo su historia. Así es el ‘Chichazo Colombiano’, un evento que nació en Zipaquirá (Cundinamarca) para honrar la tradición de la chicha. Este viernes, los sabores, los sonidos y la memoria regresan con fuerza a la Casa Museo Quevedo Zornoza.

Con entrada libre y el corazón abierto, este 20 de junio a las 06:00 p. m. vuelve el Chichazo, un evento que cumple 15 años tejiendo identidad, cultura y resistencia en las calles históricas de Zipaquirá. La cita es en la Casa Museo Quevedo Zornoza, el lugar donde nació esta iniciativa y que, año tras año, se convierte en punto de encuentro para quienes reconocen el valor simbólico de la chicha, mucho más que una bebida: un ritual que atraviesa generaciones.

Detrás del Chichazo está el trabajo de la Fundación Nacional Zipaquirá, que desde el principio se propuso algo tan ambicioso como necesario: defender lo nuestro. Porque la chicha, fermentada a partir de maíz, no solo alimenta; también recuerda. Recuerda el legado indígena, la lucha contra la estigmatización de lo popular, y el derecho de cada pueblo a honrar su historia como se honra un abuelo: con respeto, con gratitud, con celebración.

Además de degustar esta bebida milenaria, los asistentes podrán disfrutar de platos típicos como salchichón con pan y queso, mientras suena música folclórica que, más que ambientar, conecta.

Imagen de referencia, autoría de la Casa Museo Quevedo Zornoza.

Un espacio donde el maíz no solo se come, se celebra. Donde la bebida no solo refresca, enseña. Donde lo nuestro,
por fin, deja de ser “pasado” para convertirse en presente.