
¿Qué nombre llevará el próximo Papa? La incógnita que intriga al mundo católico
Cada vez que un nuevo Papa es elegido, una pregunta se impone con fuerza entre fieles, analistas y curiosos: ¿cómo se llamará? Detrás de esta elección no hay azar. El nombre papal es una decisión íntima pero profundamente política. Al escogerlo, el pontífice define parte del tono, del mensaje y del legado que quiere imprimir a su pontificado.
¿Por qué los Papas no conservan su nombre de nacimiento?
La tradición de adoptar un nuevo nombre al asumir el pontificado comenzó en el siglo VI, cuando el Papa Juan II decidió no llamarse Mercurio —su nombre de pila— por la connotación pagana. Desde entonces, el nombre adoptado busca conectar con santos, doctrinas o antecesores que reflejan el espíritu del nuevo liderazgo. Es, en cierto sentido, un acto de reinvención.
¿Cuáles son los nombres papales más repetidos en la historia?
Algunos nombres han sido elegidos una y otra vez por los pontífices, lo que sugiere su importancia simbólica:
- Juan (22 veces): Evoca a San Juan Evangelista y San Juan Bautista.
- Gregorio (16 veces): Relacionado con San Gregorio Magno.
- Benedicto (16 veces): Inspirado en San Benito de Nursia.
- Clemente (14 veces): Nombre asociado con la misericordia.
- León (13 veces): Viene de figuras decisivas como San León Magno.
- Pío (12 veces): Carga una imagen de devoción y pureza.
La repetición de estos nombres no es casual. Suele señalar un deseo de continuar una línea espiritual o teológica.
¿Qué papas eligieron nombres únicos y por qué?
En otros casos, el nuevo Papa ha optado por un nombre jamás utilizado. Esto puede sugerir una voluntad de apertura, de ruptura o de marcar un nuevo ciclo. Ejemplos como Francisco, Lando, Donus, Formoso, Simplicio o Zósimo han sido nombres únicos en la historia de la Iglesia.
El caso de Francisco (2013–2025) es particularmente relevante. Al adoptar el nombre del santo de Asís, el Papa saliente dejó claro su enfoque: humildad, cercanía con los pobres y defensa de la creación.
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¿Qué nombres han sido evitados y por qué?
A pesar de ser la figura fundacional, Pedro nunca ha sido usado como nombre papal. La tradición sugiere que sería un gesto de arrogancia compararse directamente con el primer Papa. Lo mismo ocurre con Jesús, cuyo uso sería considerado irreverente por razones evidentes.
Curiosamente, también ha habido errores históricos. Nunca existió un Juan XX, debido a una confusión en la numeración que saltó del XIX al XXI.
¿Qué nombre podría elegir el nuevo Papa?
La decisión final dependerá de muchos factores: el entorno político de la Iglesia, la personalidad del pontífice, su visión del mundo y las prioridades de su papado. Un nombre como Francisco II podría marcar continuidad; Juan XXIII, un eco de renovación; uno completamente nuevo, el anuncio de un rumbo inédito.
Detrás de ese nombre, sin embargo, quedará inscrito un mensaje que resonará durante años: el de un liderazgo que apenas comienza.
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