En la década de 1870, la fe popular en Colombia vivía un momento de fervor. En medio de esa atmósfera, se habló de Nieves Ramos, una mujer oriunda de Pacho (Cundinamarca), quien en 1877 comenzó a ganar fama por supuestos dones sobrenaturales.
Según los relatos de la época, Nieves afirmaba vivir paralizada por una iluminación divina, recluida en un cajón que servía como cama. Decía no necesitar alimentos para sobrevivir y practicaba curaciones que atrajeron a centenares de creyentes. Su hogar se convirtió en un lugar de peregrinación, donde le ofrecían dinero, ofrendas y gratitud por milagros que aseguraban haber recibido.
¿Cómo descubrieron que Nieves Ramos no era una santa?
La fama de Nieves trascendió Pacho y llegó hasta Bogotá, lo que motivó al arzobispo Vicente Arbeláez a trasladarla a Chapinero en 1879 para someterla a observación. Allí, las heridas en sus manos (similares a las llagas de Cristo) reforzaron la idea de su santidad. Incluso, algunos llegaron a proponer su canonización.
Sin embargo, el prelado decidió enviarla al Hospital San Juan de Dios para un análisis riguroso. El 7 de julio de 1879, Nieves fue aislada en su cajón, bajo estricta vigilancia, sin comida y con acceso únicamente a un frasco de agua de colonia. Al cabo de cinco días, los médicos le pidieron levantarse para pesarla; tras negarse, terminó poniéndose de pie sin ayuda, lo que despertó sospechas.
La inspección del cajón reveló la verdad: había restos de comida (un queso entero pequeño, varias tajadas de la misma sustancia en tres atados, una panela envuelta en un pañuelo blanco de pinos bordados, un trapo con bocadillos, otro que contenía una sustancia alimenticia compuesta, al parecer, de queso salado y harina), utensilios, dos monedas de cincuenta centavos, botellas de vino, desechos, lociones e incluso una sonda de caucho. Además, se halló un crucifijo con puntas metálicas, posiblemente usado para simular estigmas.
¿Qué pasó con Nieves Ramos después del escándalo?
El hallazgo conmocionó a la opinión pública. Las Hermanas de la Caridad calificaron a Nieves como una encarnación del demonio, y la Iglesia la excomulgó. Junto con su madre, regresó a Pacho para huir del escarnio social.
Su historia terminó lejos de la gloria que anhelaba. Se dice que murió abrazada al mismo crucifijo con el que fingió las marcas. El caso de Nieves Ramos dejó una lección sobre la facilidad con la que la fe puede ser manipulada y cómo la credulidad popular puede convertirse en un arma para los oportunistas.
Su historia terminó lejos de la gloria que anhelaba.