
Por: Leonardo Cárdenas Vargas – Consultor en comunicación pública.
La inteligencia artificial (IA) ha dejado de ser un concepto futurista para convertirse en una herramienta cotidiana que transforma la forma en que trabajamos y aprendemos. Entre sus diversas aplicaciones, la inteligencia artificial generativa, ejemplificada por ChatGPT, se destaca por su capacidad de crear textos, traducir idiomas y resolver problemas complejos en segundos, tareas que anteriormente requerían tiempo, esfuerzo y conocimientos especializados.
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La inteligencia artificial generativa, como ChatGPT, se basa en el aprendizaje profundo alimentado por vastas cantidades de datos. Esto le permite identificar patrones, generar contenido coherente y adaptarse a las necesidades del usuario. Su diseño no solo le otorga flexibilidad, sino también una sorprendente habilidad para ofrecer soluciones personalizadas. Por ejemplo, un estudiante puede usar esta herramienta para comprender mejor un tema, mientras que un profesional la utiliza para redactar un informe o perfeccionar una traducción.
Sin embargo, esta tecnología también plantea interrogantes. Entre ellos, si una IA como ChatGPT está en la capacidad de enseñar. Mientras que la herramienta puede ofrecer información precisa y resolver dudas, no debe sustituir el papel del maestro o del aprendizaje crítico. Este planteamiento nos lleva al conocido proverbio chino: “Dale un pez a un hombre y comerá hoy. Enséñale a pescar y comerá el resto de su vida”. ChatGPT puede “dar el pez” al proporcionar respuestas inmediatas, pero el verdadero poder de esta tecnología radica en que los usuarios comprendan cómo funciona para aprovecharla como una herramienta educativa y de aprendizaje.
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Estigmatizar la IA por los resultados que ofrece, sin entender los mecanismos que la hacen posible, es limitar su potencial. Al contrario, conocer su funcionamiento y aprender a integrarla de manera ética y responsable en nuestras vidas puede abrir nuevas puertas al conocimiento y a la creatividad. En lugar de temerle, debemos usarla como una extensión de nuestras capacidades, entendiendo que su utilidad depende de cómo la empleemos.
En resumen, ChatGPT y otras herramientas basadas en inteligencia artificial generativa representan una oportunidad para aliviar cargas laborales y fomentar la innovación. Si bien no sustituyen el juicio humano ni el aprendizaje autónomo, son un apoyo valioso en un mundo que exige soluciones rápidas y eficaces.
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Como sociedad, nos corresponde explorar sus bondades sin perder de vista el proverbio chino, que nos recuerda que el aprendizaje y el dominio de las herramientas son las claves para un progreso sostenible.