La música tiene el poder de reunir a desconocidos en torno a un mismo sentimiento. En Zipaquirá (Cundinamarca), ese poder fue más allá de los acordes y se convirtió en acción. Durante un concierto de rock ‘Rock Sabana Fest’, una niña recibió una prótesis fabricada en tiempo real por una fundación solidaria. El resultado fue un momento que sobrepasó lo musical: una vida que dio nuevos pasos.
Labor social del Rock Sabana Fest en Zipaquirá:
El sábado 7 de junio, en el Coliseo Arena de Sal del barrio Julio Caro, Zipaquirá fue escenario del Rock Sabana Fest, un evento que reunió a bandas como Kraken, Compañía Ilimitada, The Lizart, Fury y Sonido Sudaka. Pero más allá del repertorio, fue un acto solidario el que marcó la jornada: María Isabel, una niña de Boyacá, recibió una prótesis en plena tarima del festival. Gracias a ello, pudo volver a caminar.
La protagonista de esta historia es una niña patinadora, entusiasta y decidida, que hasta ese día no había podido caminar con libertad. Todo cambió gracias a la labor de la Fundación Fuente de Esperanza (Fundafe), una organización con sede en Tabio (Cundinamarca) que fabrica prótesis a partir de chatarra, apostándole a la sostenibilidad y a la transformación social. Desde horas antes del concierto, los miembros de Fundafe comenzaron a armar la prótesis a mano, en el mismo lugar.
“En el Rock Sabana Fest elaborando la prótesis de nuestra patinadora María Isabel”, compartió la fundación en sus redes. Y así fue. Mientras los artistas se preparaban para el show, los técnicos de Fundafe daban forma a una estructura que cambiaría la vida de una niña. Al terminarla, se la entregaron y la ayudaron a dar sus primeros pasos, desatando una ola de aplausos entre el público.
Juan Ricardo Salcedo Solano, fundador de Fundafe, lleva 18 años liderando esta iniciativa que ya ha sido reconocida a nivel nacional (fueron Titan Caracol en 2021). La apuesta es simple, pero profunda: usar lo que otros desechan para construir esperanza. En este caso, el escenario fue diferente, pero el propósito fue el mismo: devolverle autonomía a alguien que la había perdido.
El Rock Sabana Fest, además, se pensó como un evento familiar. Niños, jóvenes y adultos compartieron el espacio sin restricciones. Cada boleta fue más que una entrada: se convirtió en un aporte a causas como la de María Isabel. Porque cuando el arte y la empatía se cruzan, incluso un concierto de rock puede cambiar una vida.
El resultado fue un momento que sobrepasó lo musical:
una vida que dio nuevos pasos.