El ciclismo de alto nivel está lleno de caídas, pero si hay alguien que sabe levantarse una y otra vez, es Egan Bernal. Su historia no solo se cuenta en kilómetros recorridos y podios conquistados, sino también en golpes, fracturas y una voluntad inquebrantable.
Esta vez, la vida le puso otro obstáculo en el camino: una fractura de clavícula en la Clásica de Jaén, España. Un déjà vu para el zipaquireño, quien ya ha sufrido este tipo de lesión antes y, curiosamente, cada vez que lo ha hecho, ha regresado con más fuerza. Pero en lugar de lamentarse, Egan decidió convertir su recuperación en un mensaje de optimismo.
Recientemente, con su novia, María Fernanda, publicó un video en redes sociales moviendo los hombros con picardía al ritmo de El día de mi suerte, esa salsa legendaria de Héctor Lavoe y Willie Colón que, con su estribillo pegajoso, parece escrita para él: “Pronto llegará, el día de mi suerte…”
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Porque si alguien sabe de esperar el momento adecuado, de aguantar con paciencia y de aferrarse a la idea de que lo mejor está por venir, es Bernal. Lo demostró cuando superó aquel accidente casi fatal en 2022, lo reafirmó cuando volvió a brillar en los Nacionales de ciclismo, y ahora, con una sonrisa y un paso de baile, deja claro que no hay fractura que lo detenga.
Las caídas en su historia no son derrotas, sino señales. En 2015, tras su primera fractura de clavícula, ganó el Panamericano Junior. En 2019, un golpe similar lo dejó fuera del Giro, pero meses después estaba vestido de amarillo en los Campos Elíseos, ganando el Tour de Francia.
Así que, con el ritmo de la salsa y la certeza de que su suerte cambiará una vez más, Egan nos recuerda que el verdadero triunfo no solo está en la meta, sino en la actitud con la que se enfrenta el camino.
Su historia no solo se cuenta en kilómetros recorridos y podios conquistados, sino también en golpes, fracturas y una voluntad inquebrantable.
Foto portada, pantallazo de redes sociales.