Zipaquirá (Cundinamarca) inició un proceso integral para renovar su centro histórico, uno de los conjuntos arquitectónicos más representativos de la Sabana. La iniciativa articula investigación científica, participación ciudadana y acciones de conservación orientadas a recuperar las tonalidades originales de sus fachadas y ordenar el espacio público.
La propuesta, denominada ‘Zipaquirá Desde El Corazón’, parte del propósito de restaurar el valor patrimonial del sector y fortalecer su vocación turística. El proyecto se apoya en un diagnóstico técnico que permitió establecer la evolución cromática de las edificaciones y en un mecanismo de participación que involucró a residentes y comerciantes en decisiones sobre la imagen urbana.
¿Qué hallaron los estudios cromáticos realizados en el centro histórico de Zipaquirá?
El proceso técnico estuvo a cargo de la Universidad de los Andes, que efectuó calas estratigráficas en 20 inmuebles de alto valor patrimonial. Las muestras fueron encapsuladas, cortadas y analizadas en laboratorio para identificar las capas de color que han acompañado al centro histórico durante décadas. Con los resultados, se elaboraron dos propuestas de paleta cromática que luego fueron socializadas con los habitantes del sector.
La votación ciudadana definió la paleta final. Para los participantes, este mecanismo representó una oportunidad para incidir directamente en la recuperación del paisaje urbano y reafirmar su vínculo con un territorio que concentra buena parte de la memoria comunera y republicana de la ciudad.
¿Cómo se implementará la intervención y qué cambios traerá para la zona?
Maestros pintores de Zipaquirá fueron capacitados especialmente para esta intervención, con el fin de garantizar que las técnicas de conservación, los criterios patrimoniales y la aplicación del color respondan a los lineamientos establecidos. Ellos estarán a cargo de recuperar más de 20.000 metros cuadrados de fachadas, incluidos el Palacio Municipal y la Casa de Gobierno.
La renovación también incorpora mesas de concertación sobre publicidad exterior, la instalación de señalética en piedra con los nombres históricos de plazas y una propuesta de mobiliario que busca ordenar la actividad comercial y facilitar el tránsito peatonal. Estas acciones apuntan a consolidar un centro histórico más legible, accesible y coherente con su tradición arquitectónica.
El recorrido por la plaza fundacional, la diócesis, las casonas republicanas y los edificios ligados a la historia salinera revela un patrimonio que trasciende los circuitos turísticos convencionales.
La invitación es a recorrerlo y reconocer en sus calles un testimonio de la vida urbana que ha acompañado
a generaciones.













