Por: Carolina Ramírez (La Morena distraída). Comunicadora social, periodista. Artista.
El festival, que atrae a visitantes de todas partes, se convierte en un carnaval de colores, música y tradiciones. Las calles se inundan de danzas folclóricas que narran historias de la vida cotidiana. En cada rincón, la alegría y el entusiasmo de los zipaquireños se manifiestan en una celebración que trasciende el tiempo, recordando que la sal, más que un mineral, es el pulso de la comunidad.
En el centro de esta festividad se encuentra la Virgen de Guasá, patrona de los mineros de la sal de Zipaquirá, y símbolo de esperanza. Su imagen, delicadamente esculpida, representa la protección y la fe de un pueblo que ha enfrentado adversidades. El acto de venerar a la Virgen de Guasá refleja la conexión espiritual que muchos los zipaquireños mantienen con su tierra. En cada plegaria, se revive la historia de aquellos que, a lo largo de los siglos, han trabajado en las minas, extrayendo la sal que les ha dado sustento. La figura de la Virgen no solo simboliza la fe, sino también la resiliencia de una comunidad que ha aprendido a florecer.
Sin embargo, el verdadero corazón de Zipaquirá se revela en su majestuosa Catedral de Sal, ‘Primera Maravilla de Colombia’. Este templo subterráneo, obra maestra de la ingeniería y la espiritualidad, es un refugio donde el arte y la naturaleza se encuentran en un abrazo sublime. Las paredes, esculpidas con dedicación, cuentan la historia de un pueblo que ha moldeado su entorno con esfuerzo, convirtiendo la sal en un símbolo de belleza. Al caminar por sus pasillos, la luz tenue que se filtra a través de los cristales salinos y entre marmajas crea un ambiente mágico, donde la contemplación se convierte en un acto sagrado.
Las esculturas que adornan la Catedral no solo representan figuras religiosas, sino que también evocan la historia y la cultura de este municipio, en Sabana Centro, al norte de Cundinamarca. Cada talla es un testimonio del talento artístico de mineros y artesanos, quienes han sabido plasmar en la sal la esencia de su identidad. Este lugar como centro de culto, también es un espacio de encuentro entre el hombre y lo divino, donde la fe se expresa en cada detalle.
Así, en Zipaquirá, la confluencia de la Virgen de Guasá, la Catedral de Sal y el Festival Salinero teje una narrativa rica en simbolismo y significado. Es un recordatorio de que la identidad cultural se construye a partir de la historia y la tradición, y que, en la unión de la fe, el arte y la comunidad, se encuentra la esencia de un pueblo que, a través de los siglos, ha sabido celebrar su legado con orgullo y amor. En cada celebración, en cada danza y en cada oración, Zipaquirá reafirma su compromiso con sus raíces, uniendo pasado y presente en un canto eterno de vida y esperanza.
Bajo la tierra oscura, donde el sudor se transforma en sal, el minero forja su destino, buscando en cada golpe el latido de sus sueños. ¡Que viva Zipaquirá, tierra de la sal y el sabor de Cundinamarca!
La majestuosa Catedral de Sal refleja la unión entre naturaleza, arte y espiritualidad.
Foto portada: Momentos del festival, el arte y la fe.
* Agradecimientos: Alcaldía de Zipaquirá, Cundinamarca, Catedral de Sal. Jenny Páez Sabogal – Gerente Catedral de Sal, Marcela Fuentes- Jefa de prensa de Catedral de Sal, Wilson Ramírez Bello – Comunicador social, periodista de Catedral de Sal y a Manuel Roberto Forero Sánchez – Supervisor de mantenimiento interno de Catedral de Sal.