“A mi hijo lo mató un amigo, porque enemigos, no tenía”, esa es la frase que ha repetido la mamá de Julián Tello, tras su extraño asesinato ocurrido entre la noche del sábado 22 y la madrugada del 23 de abril, en una apartada vereda del municipio de Tocancipá (Cundinamarca). La familia del querido profesor de artes escénicas decidió romper su silencio.

De niño fue estudiante de la escuela San Luis Gonzaga y de ahí pasó a cursar su bachillerato en la departamental. Le fue tan bien en las pruebas de Estado que fue elegido como ganador de unas de las becas Ser Pilo Paga. Eso lo catapulto para llevar a cabo su sueño de estudiar Artes Escénicas en la Javeriana. Les sobran las palabras para expresar lo que había logrado el joven tan pronto, sobre todo por haber nacido en una familia de ocho hermanos y con dificultades económicas.

Durante toda su carrera tuvo que mantener el promedio, pues de lo contrario perdería sus beneficios. “Éramos una familia de cinco mujeres y tres hombres. Julián era el penúltimo. Solo tenía 27 años y lo mataron. Pronto pasó de ser un alumno a ser profesor de artes escénicas y a liderar cursos en varias escuelas de Tocancipá. Al final lo nombraron coordinador de teatro. Tenía un contrato con la Alcaldía”, eso declaro su hermana Ángela Díaz Espitia.

Durante la universidad tuvo una relación duradera, pero había terminado. Tello, cuenta su familia, se había realizado la vasectomía a los 18 años porque había decidido no ser papá. “Decía que a los niños los quería mucho y que había que volverlos arte. Que había nacido para ser profesor”. El joven era muy querido porque además de maestro, los jóvenes lo veían como un líder. Además de hacer teatro callejero, quería hacerlo en sala. “Las primeras obras fueron, en parte, impulsadas por él. Por eso lo querían tanto”, expreso su hermana.

En el municipio presuntamente se han rumorado algunas versiones que la familia desmintió. “A mí me llamaron el domingo 23 de abril. Fue muy duro cuando escuché que habían encontrado el cuerpo de mi hermano en la vereda Canavita, en el sector de El Tablón, sin signos vitales”. Inmediatamente, llamó a todos sus hermanos y luego, juntos, le contaron a la mamá del joven.

Cuando llegaron al lugar, ya todo estaba acordonado por las autoridades y no les dejaron ver nada para no contaminar las pruebas. Solo pudieron hacer un reconocimiento de su cédula. Estaba sobre un camino de piedra, un sendero para caminatas, por donde se adentra a la montaña y en donde hay casas campesinas separadas unas de otras. “Es una vía en donde hay un punto turístico de Tocancipá que se llama Quebrada Honda. Muy cerca dejaron a mi hermano”.

Es falso que su identificación fuera encontrada en otro lugar, como también que su cuerpo estuviera amordazado. “Solo tenía un tiro en el pecho, eso nos dijo Medicina Legal. Eso sí, las autoridades creían que el asesinato no habría ocurrido allí y si puede ser cierto que el cuerpo haya sido trasladado. Nos entregaron todas sus pertenencias”.

Hasta el momento la investigación no ha trascendido más, ni hay otros datos al respecto, pero, se realizará un rastreo de cámaras porque es posible que hasta el lugar donde dejaron el cuerpo hayan subido en carro por ser una zona de difícil acceso.

 

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