Un hallazgo que pone en perspectiva la calidad de los alimentos que llegan a la mesa de los colombianos se ha gestado recientemente desde la academia en el Eje Cafetero. Investigadores de la Universidad Nacional de Colombia han identificado la presencia de partículas sintéticas en muestras biológicas de animales de consumo masivo, evidenciando una problemática ambiental que trasciende los ecosistemas para instalarse en la cadena productiva.
El estudio, desarrollado específicamente en Manizales (Caldas), se centró en el análisis de vísceras de res, cerdo y pollo. Los resultados confirman que la contaminación por residuos plásticos no es exclusiva de los entornos marinos, como se creía popularmente, sino que ha permeado los sistemas terrestres, afectando directamente a las especies que forman parte fundamental de la dieta diaria en el país.
¿Cómo llegan los microplásticos a los alimentos de origen animal?
El ingreso de estas partículas al organismo de los animales de granja ocurre, fundamentalmente, a través de su entorno inmediato. Según se desprende de la investigación, el ganado y las aves ingieren estos materiales (cuyo tamaño es inferior a los 5 milímetros) mediante el consumo de agua y alimentos que previamente han sido expuestos a la contaminación ambiental, o incluso por la inhalación de partículas suspendidas en el aire de las zonas de pastoreo y crianza.
Una vez el animal ingiere estos polímeros, estos no siempre son expulsados de manera natural. Por el contrario, tienen la capacidad de alojarse en el tracto digestivo y en órganos filtradores como el hígado. La investigación realizada en la capital caldense resalta que, debido a la gestión inadecuada de residuos sólidos en las zonas rurales y periurbanas, los animales quedan expuestos a una ingesta involuntaria de plásticos que se fragmentan con el tiempo, convirtiéndose en un contaminante imperceptible a simple vista, pero presente en el tejido animal.
¿Qué implicaciones tiene este hallazgo para el consumidor final?
La detección de microplásticos en vísceras comercializadas plantea interrogantes importantes sobre la inocuidad alimentaria. Si bien la comunidad científica internacional continúa evaluando los efectos toxicológicos exactos de la ingesta de microplásticos en el ser humano a largo plazo, el estudio de la Universidad Nacional sirve como una advertencia temprana. Demuestra que existe un ciclo de retorno: los desechos que la sociedad vierte al ambiente regresan a los hogares a través de la cadena trófica.
Es importante señalar que el estudio no busca generar pánico, sino conciencia sobre la trazabilidad de los alimentos. La presencia de estos materiales en los órganos de los animales sugiere la necesidad de implementar políticas más estrictas de control ambiental en los predios ganaderos y avícolas.
Mediante el consumo de agua y
alimentos que previamente han sido expuestos a la contaminación
ambiental, o incluso por la inhalación de partículas suspendidas en el aire.













