La pasión que hay en Colombia por el ciclismo es superlativa y generalizada. Solo se puede comparar con la que se ve en santuarios de este deporte como Bélgica, Francia, el País Vasco y el norte de Italia. En ningún sitio, como en estos, se congrega tanta multitud de gente en cada carrera, ni se siguen por Tv con tanta pasión; ni se habla tanto en bares y parques, ni se respira tanto ciclismo y se ve tanta gente cada día entrenando por las carreteras en contra de toda sensatez, arriesgando su vida entre un tráfico imposible y caótico donde no obstante (y esta es la otra particularidad colombiana), el ciclista es mirado con respeto por la mayoría de los conductores. No es solo la altura, es el amor y la pasión por un deporte que se convirtió en un sello positivo de identidad más.

Antes de que Colombia empezara a participar y destacar en las grandes carreras europeas de la máxima categoría, a principios de los ochentas, ya no solo como invitado exótico sino protagonista, en un coto exclusivo casi privado históricamente de europeos, con algunos baches y picos de brillo alternados, ha conseguido ya en los últimos 10 años (segunda época dorada tras los ochentas) escalar y mantenerse desde el 2013 en el top 10 del ranking mundial de naciones.

Esta vez Cundinamarca dice presente, la administración municipal, en cabeza de la Alcaldesa Flor María Murcia Murcia y la Subgerencia de Deportes y Recreación, continúan apoyando a los jóvenes deportistas que se destacan por su excelente desempeño en los procesos de formación de alto rendimiento. En esta oportunidad, se realizó la entrega de la bandera de Cogua y un apoyo económico a los dos ciclistas del municipio, que viajarán a Europa para continuar su desarrollo profesional en un equipo francés, durante cuatro meses.

Si hay talento en ese país es porque el colombiano promedio ama el ciclismo, le apasiona, le encanta.

More in:Cogua

Leave a reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *