El 24 de junio de 1935, el mundo del tango y la cultura latinoamericana se estremeció con la trágica muerte de Carlos Gardel, quien falleció en un accidente aéreo en Medellín, Colombia. Noventa años después, Gardel no solo sigue siendo un ícono de la música, sino también un símbolo del alma porteña, del romanticismo popular y del arte que trasciende el tiempo y la muerte.
Una vida cantada al amor y al destino
Carlos Gardel nació probablemente en Toulouse, Francia, en 1890, y llegó a la Argentina siendo muy niño, país que lo adoptó y al que representó con orgullo. Su voz profunda, sus letras apasionadas y su elegancia natural lo convirtieron en el máximo exponente del tango en los años 20 y 30. Con títulos inmortales como «El día que me quieras«, «Volver«, «Mi Buenos Aires querido» y «Cuesta abajo«, Gardel elevó el tango a la categoría de arte universal.
Más allá de su voz, también fue pionero en la industria discográfica y cinematográfica de habla hispana, grabando más de 800 canciones y filmando películas en Argentina, Francia y Estados Unidos.
El accidente de Medellín
El 24 de junio de 1935, en el aeródromo de Las Playas (hoy aeropuerto Olaya Herrera), el avión en el que viajaba Gardel chocó al despegar con otra aeronave en tierra. El accidente provocó un incendio fatal en el que murieron Gardel y varios de sus acompañantes, entre ellos sus guitarristas y el empresario Alfredo Le Pera, quien fue su letrista más cercano.
La noticia se propagó como un eco de dolor por América Latina y Europa. El cuerpo del cantor fue repatriado con honores desde Colombia hasta Buenos Aires, donde fue sepultado en el cementerio de la Chacarita, en medio de una conmoción popular sin precedentes.
Un legado inmortal
La muerte de Gardel no fue el final, sino el comienzo de una leyenda. Su voz fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2003, y su influencia persiste en músicos de todos los géneros. Gardel no solo marcó un hito en la historia del tango, sino que construyó una figura mítica que trasciende generaciones.
Cada año, el 24 de junio se celebra su memoria con tangos, milongas, exposiciones y homenajes en Buenos Aires, Medellín, Toulouse, Tacuarembó y muchas otras ciudades del mundo. El refrán popular lo resume así: “Cada día canta mejor”.
Homenajes en 2025
En este 90º aniversario, las principales ciudades vinculadas a su vida han organizado actos especiales:
- Buenos Aires: recitales gratuitos en el Teatro Colón y en la Casa Museo Gardel (en el barrio del Abasto).
- Medellín: serenatas en el aeropuerto Olaya Herrera, caminatas de memoria y una misa campal.
- Toulouse: exhibición sobre su infancia en la ciudad, con proyecciones y música en vivo.
- Tacuarembó (Uruguay): a pesar de la disputa sobre su origen, también se han unido con actividades culturales y académicas.
Voces que lo recuerdan
«Gardel fue el primer artista global del sur. Su carisma, su tristeza y su elegancia siguen enamorando», dice el musicólogo argentino Horacio Salas.
«Murió cantando, y eso lo convirtió en leyenda», comentó en Medellín el escritor Alonso Salazar durante un acto conmemorativo.
Galería y archivo sonoro
Numerosos medios y plataformas culturales han liberado este mes archivos inéditos de Gardel, versiones remasterizadas de sus discos y fotografías restauradas. Spotify y YouTube han creado listas oficiales con sus temas más icónicos.
Un símbolo identitario
Gardel representa mucho más que un género musical. Es el rostro del tango, la nostalgia hecha voz, el puente entre Europa y América Latina. Su presencia en la cultura popular —desde murales hasta imitadores, desde ensayos académicos hasta memes— muestra una vigencia enraizada en el alma colectiva.
Gardel grabó más de 800 canciones y actuó en películas
internacionales, dejando huella imborrable en hispanoamerica.