Adiós a los químicos: así transforman el estiércol de cerdo en el futuro del agro colombiano

Un desarrollo científico de la Universidad Nacional aprovecha los residuos de la cría de cerdos para crear insumos agrícolas de alta calidad, reduciendo costos de producción y disminuyendo la contaminación ambiental en las zonas rurales del país.

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El sector porcino en Colombia ha enfrentado históricamente un reto complejo: el manejo adecuado de los residuos orgánicos, específicamente el estiércol de cerdo, conocido técnicamente como porcinaza. Si bien esta actividad es vital para la economía nacional, la acumulación de estos desechos sin un tratamiento adecuado puede generar graves problemas de contaminación en fuentes hídricas y emisión de gases de efecto invernadero. Sin embargo, una reciente investigación de la Universidad Nacional de Colombia ha logrado convertir este problema en una solución rentable y ecológica.

A través de procesos biotecnológicos, se ha identificado que el uso de consorcios bacterianos específicos permite estabilizar estos residuos. En lugar de ser un contaminante, la materia orgánica se transforma en un recurso valioso para los agricultores, quienes actualmente buscan alternativas ante los elevados precios de los fertilizantes sintéticos y la necesidad de recuperar la salud de los suelos cultivables.

¿Por qué el uso de bacterias es clave para recuperar los suelos agrícolas?

La respuesta radica en la capacidad de estos microorganismos para acelerar la descomposición controlada de la materia orgánica y eliminar patógenos nocivos. Según los hallazgos de la investigación, al inocular la porcinaza con bacterias seleccionadas, se logra un proceso de bioestabilización mucho más eficiente que los métodos tradicionales de compostaje. Esto significa que el producto final es un abono seguro, rico en nutrientes esenciales como nitrógeno y fósforo, y libre de los malos olores característicos de los desechos crudos.

Este avance no solo representa un alivio para el bolsillo del productor, que puede sustituir parte de los insumos químicos importados, sino que también promueve una economía circular. Al devolver al suelo los nutrientes procesados de manera biológica, se mejora la estructura de la tierra y se evita la lixiviación de contaminantes hacia las aguas subterráneas.

Esta alianza entre la microbiología y la ganadería porcina marca una hoja de ruta técnica para modernizar el campo sin comprometer
el medio ambiente.

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