En Cajicá, Cundinamarca, se realizó el Segundo Conversatorio Internacional por la Paz y los Derechos Humanos, un espacio impulsado por la Personería Municipal bajo la dirección de José Demetrio Parra Suárez. El encuentro, que reunió a académicos, juristas, defensores sociales, representantes diplomáticos y comunidad en general, tuvo como eje central la reflexión sobre la vigencia del Derecho Internacional Humanitario y la realidad de los pueblos que viven bajo conflicto armado.
Uno de los momentos más impactantes fue la intervención del embajador de Palestina en Colombia, Raouf N. Almalki, quien con voz firme y un relato cargado de crudeza narró la tragedia que su pueblo ha padecido durante décadas. Su discurso fue más que una ponencia académica: se convirtió en un testimonio desgarrador que sacudió a los asistentes.
“En Palestina no existen los derechos humanos”
El diplomático inició con una frase lapidaria: “En Palestina no existen los derechos humanos. Así de simple, así de duro, así de doloroso”. A partir de esa afirmación, expuso un recuento histórico y actual que, según él, demuestra cómo el pueblo palestino ha sido víctima de expulsiones masivas, limpieza étnica, ocupaciones militares y un bloqueo que ha convertido la vida cotidiana en una lucha por la supervivencia.
Recordó que, tras la ocupación británica y la posterior colonización avalada por el movimiento sionista, más de 750.000 palestinos fueron expulsados de sus tierras hace 78 años, lo que representaba el 80% de la población de la Palestina original. “Esos hombres, mujeres y niños se convirtieron en refugiados, y siguen siéndolo hasta hoy”, enfatizó.
El embajador señaló que estas expulsiones no fueron hechos aislados, sino parte de una política sistemática de despojo que se intensificó con la guerra de 1967, cuando Israel ocupó Cisjordania, Jerusalén Oriental y la Franja de Gaza. Desde entonces, explicó, se han establecido cientos de asentamientos ilegales, mientras alrededor de 800.000 colonos israelíes han llegado a ocupar tierras palestinas.
Gaza: hambre, destrucción y desplazamiento
Sobre la Franja de Gaza, Almalki denunció que el territorio vive desde hace casi dos años un genocidio transmitido “en vivo y en directo”. Según sus datos, el 80% de las víctimas de los bombardeos son civiles, en su mayoría niños y mujeres, y más del 90% de la infraestructura ha sido arrasada: hospitales, escuelas, viviendas y plantas eléctricas.
“El hambre se ha convertido en un arma de guerra”, aseguró. Detalló que de los 400 puestos de distribución de alimentos que existían bajo el bloqueo, hoy solo permanecen cuatro. Miles de palestinos deben caminar kilómetros para buscar comida, exponiéndose a ser atacados y asesinados en el trayecto. “La gente está atrapada entre el hambre y los bombardeos”, subrayó.
El embajador describió escenas que estremecieron a los asistentes: mujeres dando a luz en la calle sin atención médica, familias viviendo durante años en campamentos improvisados, niños que no conocen otra realidad distinta a la guerra, y desplazamientos internos que obligan a la población a abandonar sus hogares una y otra vez. “El objetivo es expulsarnos hacia el desierto del Sinaí, convertirnos en refugiados perpetuos”, denunció.
Cisjordania: controles militares y represión permanente
En Cisjordania, explicó, la situación no es menos crítica. Con más de 1.000 puestos de control militar, la población vive bajo una ocupación que limita cualquier forma de libertad. “Un soldado puede decidir caprichosamente si alguien entra o sale. Así funciona la vida diaria”, afirmó, comparando estas condiciones con “campos de concentración que hoy se han convertido en campos de ejecución”.
Además, señaló que los asentamientos ilegales continúan expandiéndose, generando un cerco territorial que asfixia las comunidades palestinas. Muchos, dijo, se ven obligados a emigrar en busca de un país que les permita salvar a sus familias.
El silenciamiento de la prensa y la comunidad internacional
Almalki también denunció el asesinato de más de 270 periodistas en Gaza, junto con sus familias, lo que calificó como un intento deliberado de silenciar la verdad. “Israel no permite la entrada de periodistas extranjeros y busca exterminar a los locales para que el mundo no sepa lo que ocurre”, aseguró.
Cuestionó con dureza la postura de países europeos que dicen compartir “valores comunes” con Israel. “¿Cuáles valores? ¿El genocidio, la hambruna, la matanza de niños?”, preguntó, generando un silencio cargado de tensión en el auditorio.
“El mundo habla orgulloso de derechos humanos, pero en la práctica son valores selectivos: se aplican para unos, pero se niegan para otros. Esa es la verdad que vivimos desde hace décadas bajo la ocupación”, sentenció.
Cajicá como escenario de reflexión internacional
El evento en Cajicá no solo abrió un espacio de análisis académico, sino que permitió escuchar de primera mano relatos que pocas veces llegan sin filtros a la opinión pública. La intervención del embajador Almalki dejó una huella profunda en los asistentes y convirtió al municipio en escenario de un debate que trasciende fronteras: la defensa de la dignidad humana en medio de uno de los conflictos más prolongados y dolorosos del planeta.
El Personero Municipal, José Demetrio Parra Suárez, anunció que seguirá impulsando escenarios de diálogo internacional que fortalezcan la conciencia colectiva frente a la paz y los derechos humanos y el derecho Internacional Humanitario, demostrando que incluso desde lo local es posible abrir conversaciones de alcance global.
“Gaza vive un genocidio transmitido “en vivo y en directo”, con hambre usada como arma de guerra”: Embajador de Palestina en Colombia.