Santuario del Divino Niño: un lugar para recordar la infancia de Jesús
¿Quién no ha ido en su infancia, de la mano de sus padres o abuelos, a visitar la imagen del Niño Jesús en el 20 de julio en Bogotá? ¡Creo que todos en algún momento lo hicimos! El Santuario del Niño Jesús, ubicado en el suroriente de la ciudad, en el Barrio 20 de Julio, carrera 6 con calle 27 sur, se ha convertido en uno de los destinos de turismo religioso más importantes de Bogotá y del centro del país.
El hermoso santuario que impresiona con su imponente imagen de Jesús resucitado elaborado en mármol, las resplandecientes y gigantescas lámparas, los coloridos vitrales, los finos mármoles que enmarcan el piso y desde luego la capilla donde reposa la imagen del Divino Niño, convierten a este templo en un lugar emblemático de la capital, visitado por miles de devotos cada día.
¿Cómo fue que empezó toda esta historia del Niño Jesús del 20 de julio? ¿Quién fue ese famoso sacerdote italiano que promovió su devoción? ¿Cómo es que no le gustó la imagen del Niño Jesús cuando la vio por primera vez y la hizo remodelar? ¿Un sacerdote hablaba con el Niño Jesús y hasta lo regañaba? Esta y muchas otras historias, hacen parte de este interesante recorrido por uno de los lugares de culto más fascinantes de Colombia: El Santuario del Niño Jesús del 20 de julio en Bogotá.
Un barrio que creció entre los vidrios y el Niño Jesús
El Barrio 20 de julio está ubicado en la localidad de San Cristóbal, en el sur de Bogotá. Se dice que su origen se da sobre el año 1923, a partir de los planos diseñados por un empresario judío llamado Rubén Possin. La idea era vender los lotes diseñados en el plano y construir un barrio que llevaría un nombre patrio, como los aledaños.
Cuentan algunos historiadores, que hacia los años 30, los habitantes de esas zonas, acostumbraban durante las fiestas patrias, a celebrar la independencia pintando y arreglando las fachadas de sus casas, lo que generó un emotivo sentimiento patrio, que llevó a los residentes a denominar este barrio como 20 de julio, el cual fue fundado en 1929.
Sin embargo, es hasta 1934 que se logra la venta de los lotes, gracias entre otras, a la construcción del tranvía que llegaba al lugar y permitía conectarse con el centro de la ciudad. Poco a poco llegaron a habitarlo campesinos y gente humilde que buscaba un lugar tranquilo donde trabajar, vivir y subsistir.
Con el origen del barrio también lo hicieron algunas fábricas de vidrio, que poco a poco constituyeron el factor de desarrollo de la zona que unido a la tradición religiosa que empieza a crecer en 1937, con la aparición de nuevos establecimientos de comercio dedicados a la construcción, decoración, talleres de costura y desde luego artículos religiosos. Así es como el barrio 20 de Julio de la mano del Niño Jesús, se convirtió en uno de los sectores más populares y visitados de la Capital de la República.
Juan del Rizzo y la tradición del Divino Niño del 20 de julio
Debemos remitirnos a un sacerdote italiano, el padre Juan del Rizzo, perteneciente a la comunidad de los Padres Salesianos, orden fundada por San Juan Bosco. Este religioso había nacido en Azzano Decimo, el 16 de mayo de 1882. En 1914 llega a Colombia, particularmente a Barranquilla, donde empieza una labor pastoral muy interesante y con retos enormes, entre ellos la construcción del templo de la parroquia San Roque, donde ejerció su ministerio. Su misión era conseguir recursos, tarea que le costó demasiado, pero que lo llevó a descubrir lo que fuera su vocación más fuerte, como fue la devoción a Jesús en la meditación de su infancia. La motivación fue tan grande que gastó toda su vida y ministerio en propagar la devoción al Niño Jesús. Su misión en esa parroquia duró 27 años, siendo luego trasladado a Medellín, Ibagué y finalmente a Bogotá.
Era el año 1935 cuando este buen sacerdote, pisó por primera vez los terrenos de lo que hoy conocemos como barrio 20 de julio, en el sur de la capital del país. Se caracterizaba por ser una zona lóbrega, abandonada, con miles de necesidades, era el terreno perfecto para que el padre del Rizzo edificara la misión más grande que haya habido en nuestro territorio.
Obviamente, su ministerio se dedicaría a propagar la devoción al Niño Jesús. Pero se encontró con el primer obstáculo. Hasta el momento había promovido la devoción al Niño Jesús de Praga, pero una asociación muy antigua reclamó su exclusividad, por lo que el sacerdote salesiano tuvo que redireccionar sus planes.
Este religioso no se daba por vencido, así que un buen día se fue hasta un almacén de artículos religiosos, que gozaba de buen nombre y era propiedad de un italiano. El almacén se llamaba “Vaticano”. Allí el sacerdote encargó una imagen del Niño Jesús de especial belleza y en ese mismo instante le mostraron una.
Se trataba de una pieza muy bien lograda, hermosa y que despertaba una ternura especial. Sólo tenía un defecto: tenía el Niño Jesús sus bracitos extendidos sobre una cruz, lo que aterró al padre del Rizzo, pero quien con su manera jocosa hablar, replicó que “por qué querían crucificarlo tan chiquito”. Quedó, eso sí, impresionado con la belleza de la imagen, así que condicionó su compra si le retiraban la cruz que llevaba. En efecto, le quitaron la cruz y la imagen llegó a este alejado barrio de la localidad de San Cristóbal, sin imaginar este sacerdote la increíble historia que empezaba a forjar.
El padre Juan del Rizzo, luego de colocar la imagen en un cobertizo que habían adaptado como templo, mandó imprimir miles de estampas con la fotografía de la imagen, las cuales distribuyó entre las gentes del sector, de los lugares que frecuentaba y por todo el país. El Niño Jesús del barrio 20 de Julio empezó a popularizarse con una rapidez vertiginosa por toda la ciudad, incluso trascendiendo las fronteras capitalinas, fama que llegó a oídos de miles de colombianos. Los milagros y favores no se hicieron esperar: curaciones, conversiones, soluciones de empleo, en fin una innumerable lista de prodigios que por entonces se conocieron en cada una de las misas dominicales que el padre del Rizzo presidía.
El Niño Jesús, el mejor Secretario de Obras
La popularidad fue tan increíble y la cantidad de peregrinos que llegaba cada domingo, era impresionante y creciente. Ante esto el gobierno se vio obligado a prolongar la pavimentación de la vía hasta el naciente barrio, a pesar de ser una amplia zona despoblada, ya que las rutas de transporte los fines de semana, llegaban abarrotadas de personas que acudían al pequeño templo a presentar sus súplicas ante el Niño Jesús. En 1937 empezó la construcción del templo, con la bendición de la primera piedra el 25 de diciembre, en terrenos que se habían adquirido en 1920. El padre Juan del Rizzo soñaba con un templo grande, majestuoso, pero la comunidad consideró que no era conveniente tal propósito, y nuestro religioso, por sus votos de obediencia, tuvo que resignarse a un templo más pequeño.
El día de la consagración del santuario
La construcción del santuario se terminó en 1942. Recordemos que un santuario, es un templo en donde Dios obra muchos milagros y favores en bien de sus fieles. El 27 de julio del mismo año, se llevó a cabo la ceremonia de consagración, de manos del Arzobispo Coadjutor de Bogotá, monseñor Juan Manuel González Arbeláez. Ese día muy temprano, después de celebrarse la eucaristía en el antiguo cobertizo, la tierna imagen empezó la peregrinación hacia su nuevo templo, en medio de una procesión interminable, a la cual acudieron, según los registros, unas 60.000 personas.
Fue el día más emotivo y emocionante para el padre Juan del Rizzo, para la Comunidad Salesiana y para todos los capitalinos.
Juan del Rizzo y sus “charlas” con el Niño Jesús
De las muchas historias que se conocen, había una especial, contada por los mismos Padres Salesianos y eran las acostumbradas charlas del padre Juan del Rizzo con el Niño Jesús. Llamaba la atención, que todas las noches, hasta altas horas, el sacerdote permanecía en el templo frente a la imagen. Contrario a lo que no puede pensar, no se quedaba sentado o de rodillas en oración y silencio. Se la pasaba horas hablándole y pidiendo con nombre propio favores para todos sus feligreses.
Los sacerdotes se sorprendían que incluso algunas veces hasta le hablaba duro y le reclamaba por algún favor demorado o no concedido. Cuando los compañeros le hacían algún comentario, o le preguntaban si le había concedido los milagros, el sacerdote contaba que sí los había concedido, aun con creces, pero que “a veces había que hablarle durito, necearle e importunarle porque se hace el que no oye”.
El padre Juan del Rizzo, un auténtico modelo de santidad y amor por el Niño Jesús, murió en Bogotá en 1957, con la alegría inmensa de haber forjado en su ministerio, una de las devociones más importantes en Colombia, que como fruto deja una infinidad de milagros y favores para sus devotos, pero ante todo un crecimiento espiritual y de la fe hacia el Niño Jesús, en su tierna infancia.
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¿Y la Imagen?
Se trata de una tierna imagen que refleja la infancia de Jesús, vestida con una túnica de color rosado, ceñida a la cintura por un cordón o cíngulo de color verde azulado. Tiene sus brazos extendidos, como acogiendo a todos los que con amor le visitan y le presentan sus súplicas, necesidades o le agradecen por un favor especial. Su sonrisa tierna e inocente, recuerda esa predilección de Jesús por los niños, de quienes expresó, es “el reino de los cielos”. Bajo sus pies, la figura del mundo, con la inscripción «Yo Reinare».
Como dijimos anteriormente, la imagen, que tiene aproximadamente 52 cms de alto, fue adquirida en el taller de arte religioso “Vaticano” de Bogotá por el padre Juan del Rizzo.
Su elaboración en yeso policromado, corresponde al parecer a artistas de los talleres El Arte Cristiano – Olot ubicado en la provincia de Girona en España, aproximadamente en el año 1930.
El templo que “quedó chiquito”
Ante la cantidad asombrosa de peregrinos que visitan el santuario y que en número supera los 70.000 cada domingo, la comunidad salesiana se vio en la imperiosa necesidad de ampliar el santuario y por ende todo el entorno.
De esta manera en 1989 empezaron las obras, que comprendieron la remodelación del santuario, la colocación de la imagen en una capilla que se halla en la parte posterior del templo, y la construcción de un gran espacio auxiliar que puede albergar a unas 1200 personas y que remata en una gigantesca estructura en acrílico y metal de unas 30 toneladas. Toda esta obra fue entregada en 1992. En 2018, se iniciaron unas obras de cambio de esa cubierta por razones estructurales, resultados que a muchos, no les gustó y que incluso compararon con una estación de transmilenio.
¿A qué hora puedo asistir a la misa?
Cuando tenga la oportunidad de visitar Bogotá y el Santuario del Niño Jesús del barrio 20 de julio, tenga en cuenta los siguientes horarios de las Eucaristías:
Lunes a Sábado
7:00 a.m., 8:00 a.m., 11:00 a.m., 12:00 m., 4:00 p.m. y 5:00 p.m.
Transmisión por redes sociales 12:00 m.
Domingos
Una celebración cada hora
5:00 a.m., 6:00 a.m., 7:00 a.m., 8:00 a.m.,
9:00 a.m., 10:00 a.m., 11:00 a.m., 12:00 m.,
1:00 p.m., 2:00 p.m., 3:00 p.m., 4:00 p.m.,
5:00 p.m. y 6:00 p.m.
Transmisión por redes sociales 8:00 a.m. y 12:00 m.
Festivos
7:00 a.m., 8:00 a.m., 9:00 a.m.,
10:00 a.m., 11:00 a.m., 12:00 m.,
4:00 p.m. y 5:00 p.m.
Transmisión por redes sociales 12:00 m.
A veces había que hablarle durito, necearle e importunarle porque se hace el que no oye.
Padre Juan del Rizzo.
Fotografías portada y demás: tomadas de las redes sociales del Santuario del Divino Niño