Las intensas lluvias que han golpeado el oriente de Cundinamarca durante las últimas semanas obligaron a programar la apertura controlada de las compuertas en la Central Hidroeléctrica El Guavio, una de las más importantes del país. La maniobra comenzaró el 4 de junio y busca aliviar el aumento de los caudales en los ríos Guavio y Upía, cuya capacidad está cerca del límite.
Enel Colombia, operadora de la hidroeléctrica, informó que esta medida hace parte de su Plan de Gestión del Riesgo y fue coordinada con las autoridades del departamento. “Si bien el procedimiento no representa una amenaza inmediata, sí activa protocolos de prevención orientados a las comunidades ribereñas, que podrían enfrentar incrementos súbitos en el nivel del agua”, manifestó uno de los voceros de la empresa.
Las autoridades han pedido a los habitantes de zonas aledañas mantenerse alejados de los cauces, evitar el tránsito de personas y animales en áreas bajas, y seguir únicamente la información de canales oficiales. La vigilancia se encuentra en nivel máximo, dada la inestabilidad del clima.
El Guavio, ubicado entre Gachalá y Ubalá, produce más de 1.100 megavatios y abastece una porción significativa del sistema energético nacional. Su papel es tan crucial que cualquier intervención técnica, como esta apertura de compuertas, tiene repercusiones a nivel nacional.
No es la primera vez que se realiza esta maniobra durante temporadas lluviosas. Sin embargo, cada episodio exige una preparación distinta, pues el historial de emergencias en riberas del Guavio y el Upía ha dejado lecciones duras sobre la importancia de la prevención. “La comunicación oportuna salva vidas”, recordaron desde la Unidad Administrativa Especial para la Gestión del Riesgo de Desastres de Cundinamarca (UAEGRD).
La UAEGRD señaló que trabaja en estrecha coordinación con los Consejos Municipales de Gestión del Riesgo para monitorear en tiempo real los comportamientos hídricos. La entidad también advirtió que los eventos climáticos extremos de este año han puesto bajo presión infraestructuras hídricas en todo el país, intensificando el debate sobre la resiliencia rural y la corresponsabilidad entre actores públicos y privados.
En medio de este escenario, El Guavio vuelve a estar en el centro de la atención. Más allá de su imponente capacidad técnica, la central representa un símbolo de la tensión entre el aprovechamiento energético y la seguridad territorial. Gestionar el riesgo no es solo una cuestión de válvulas y compuertas: también es un desafío social y político.
Las autoridades departamentales insisten en la importancia de actuar con prudencia y consultar únicamente fuentes confiables como la Gobernación de Cundinamarca, Enel Colombia, la UAEGRD y los gobiernos locales. En juego no está solo una hidroeléctrica: está la confianza de las comunidades y la capacidad del Estado para anticiparse a los golpes de la naturaleza.
Se activa vigilancia y protocolos de prevención en
municipios cercanos.