Digitalización e inteligencia artificial (IA): dos de las grandes palabras de moda de nuestro tiempo. Se podría pensar que estas tecnologías impulsan el progreso y hacen que todo sea mejor. Pero, ¿qué significan realmente para el clima?
¿Nos ayudarán más servidores, más datos y más consumo de energía? ¿O hay también formas en que la digitalización y la IA pueden ayudar a proteger el planeta? Como suele ocurrir, la respuesta no es sencilla.
El enorme consumo de energía del mundo digital
Empecemos por el consumo de energía. Ya sea Netflix, Instagram o la oficina doméstica diaria, todas estas comodidades digitales se basan en gigantescos centros de datos. Estas granjas de servidores trabajan las veinticuatro horas del día para almacenar y procesar todos los datos que se persiguen a través de la red cada día.
Y eso requiere electricidad, mucha electricidad. Las aplicaciones de IA, en particular, agravan la situación. La inteligencia artificial tiene que alimentarse y entrenarse con enormes cantidades de datos. Esto no ocurre en segundo plano con unos pocos clics de ratón: los ordenadores de alto rendimiento suelen funcionar a toda velocidad durante días enteros. Aunque cada persona tiene su propia huella ecológica, quienes sólo juegan juegos online en Casino777 de vez en cuando no tienen que preocuparse por el enorme consumo de energía de las grandes granjas de servidores. Sin embargo, éstos son absolutamente esenciales para la IA.
Y eso es, por supuesto, un problema. Los servidores no sólo necesitan alimentación ininterrumpida, sino también refrigeración, porque estos aparatos se calientan. ¿Cuál es la solución? Las empresas recurren cada vez más a centros de datos ecológicos que funcionan con energías renovables. Algunas ubicaciones incluso se benefician de la refrigeración natural, como en Islandia, donde el clima fresco reduce el coste del aire acondicionado. Aunque la digitalización sigue consumiendo mucha energía, los esfuerzos por hacer más sostenible esta sed de energía son al menos un paso en la dirección correcta.
Utilizar los recursos de forma más eficiente
Pero la digitalización también tiene un buen potencial de desarrollo. Pensemos en la logística. Antes, los camiones solían rodar vacíos porque nadie sabía exactamente cómo planificar las rutas de forma más eficiente. Hoy, los algoritmos inteligentes toman el relevo. Encuentran las rutas más cortas, optimizan la carga y garantizan que haya menos vehículos en la carretera. Esto no sólo ahorra costes, sino sobre todo mucho CO₂.
Los sistemas digitales también muestran su mejor cara en el sector de la construcción y la energía. Los sistemas inteligentes de calefacción e iluminación reaccionan a la demanda real en tiempo real. Si hay alguien sentado en la habitación, la luz permanece encendida, si no, se apaga: soluciones sencillas que pueden tener un gran impacto. Estas tecnologías ayudan a ahorrar energía sin que usted tenga que pensar en ello.
Compras en línea: ¿más ecológicas o más cómodas?
Otro aspecto de la digitalización es el comercio en línea. A primera vista, parece que comprar en línea es mucho más respetuoso con el medio ambiente que ir al centro de la ciudad. Al fin y al cabo, no es necesario calentar ni iluminar las tiendas. Pero eso es sólo una verdad a medias. La venta por correo conlleva sus propios problemas: residuos de envases, devoluciones innecesarias y cadenas de suministro ineficaces son los mayores escollos.
Por tanto, que el comercio minorista en línea sea más respetuoso con el medio ambiente depende de muchos factores. Las grandes empresas de venta por correo se esfuerzan ahora por reducir los materiales de embalaje y organizar mejor las devoluciones. Por tanto, existen enfoques para mejorar el equilibrio ecológico, pero como siempre, el diablo está en los detalles.
Inteligencia artificial: ¿consumidora de energía o salvadora del clima?
Cuando se habla de inteligencia artificial, la atención se centra a menudo en las enormes cantidades de datos que consumen las aplicaciones de IA. Pero también hay otra cara de la moneda. La IA puede ser una herramienta muy útil para minimizar los daños medioambientales. ¿Un ejemplo? La agricultura. La inteligencia artificial analiza exactamente cuánta agua y abono se necesita realmente. En lugar de regar toda la superficie, actúa con precisión. Así no sólo se ahorra agua, sino que también se protege el suelo.
La inteligencia artificial también es muy útil en la producción de energía. Las centrales eólicas y solares no suministran energía constante porque dependen del clima. Con la ayuda de la IA se pueden predecir las fluctuaciones y controlar mejor la producción de energía. Estos planteamientos demuestran que la IA no sólo consume energía, sino que también puede ayudar a utilizarla mejor.
Trabajar desde casa: menos desplazamientos, pero más electricidad en casa
Otra ventaja de la digitalización es el trabajo desde casa. En los últimos años, trabajar desde casa se ha convertido en la norma para muchas personas. Esto significa menos desplazamientos, menos atascos y menos emisiones. Sobre todo en las grandes ciudades, esto ha supuesto un notable alivio para el medio ambiente.
Pero también tiene su lado negativo. Mientras se reduce el tráfico, aumenta el consumo de energía en los hogares. Los ordenadores, la calefacción, las luces… todo esto tiene que funcionar cuando la gente trabaja desde casa. Así que el equilibrio no es tan claro como parece a primera vista.
Digitalización: una cuestión de uso adecuado
Entonces, ¿cómo se ve? ¿La digitalización es buena o mala para el clima? Como suele ocurrir, depende del uso que se haga de ella. El consumo de energía es un problema importante que no se puede ignorar. Pero al mismo tiempo, la digitalización ofrece enormes oportunidades para hacer que los procesos sean más eficientes y respetuosos con el medio ambiente.
En última instancia, la digitalización es una herramienta y, como ocurre con cualquier herramienta, es el usuario quien decide cómo utilizarla. Los centros de datos ecológicos, las soluciones logísticas inteligentes y la IA que aprovecha mejor los recursos son ejemplos de cómo la tecnología puede contribuir a hacer el mundo un poco más sostenible. Por tanto, la digitalización no es ni el enemigo ni el salvador del clima, sino lo que cada uno haga de ella.
Foto portada: Fuente: https://unsplash.com/de/fotos/KRWfiWPqbq8