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El alarmante riesgo oculto: pacientes rurales enfrentan 45 veces más complicaciones médicas

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Si vivir en el campo en sinónimo de tranquilidad, en Colombia también lo es de abandono en salud. Según un estudio reciente, quienes habitan en zonas rurales tienen hasta 45 veces más probabilidades de sufrir complicaciones médicas graves en comparación con quienes viven en las grandes ciudades. No es solo una cuestión de hospitales mal dotados o médicos insuficientes; es el sistema mismo el que les está fallando.

La doctora Kelly Patricia Estrada Orozco, especialista en Salud Pública de la Universidad Nacional de Colombia, ha identificado un patrón preocupante: en regiones como Chocó, La Guajira, Cauca y Casanare, los pacientes enfrentan un riesgo de eventos adversos en salud hasta diez veces mayor que en Bogotá o Medellín. Y estos “eventos no deseados” no son casos aislados. Son muertes evitables, enfermedades prevenibles que avanzan sin control y complicaciones que nunca debieron ocurrir.

Durante años, la discusión sobre la seguridad del paciente se ha centrado en lo que ocurre dentro de clínicas y hospitales. Sin embargo, hay un problema aún más grave: las personas que ni siquiera llegan a recibir atención.

Enfermedades en las zonas rurales de Colombia:

Casos de sífilis congénita, tétanos neonatal y desnutrición infantil siguen ocurriendo en las zonas más alejadas del país, no porque falten medicamentos, sino porque el acceso a ellos es un obstáculo gigante. Muchas mujeres embarazadas, por ejemplo, son diagnosticadas con sífilis, pero su pareja no recibe tratamiento porque está afiliada a otra EPS. Resultado: reinfección y un recién nacido con una enfermedad prevenible.

Además, enfermedades controlables como infecciones urinarias, anemias o epilepsia empeoran en personas que no reciben tratamiento oportuno. A esto se suman las complicaciones derivadas de una atención deficiente o tardía, como hemorragias sin tratar y enfermedades inmunoprevenibles que resurgen por la falta de acceso a vacunas.

Los datos son claros: la etnia, el nivel de ingresos y el lugar de residencia determinan quién tiene más posibilidades de enfermarse gravemente o incluso de morir. Poblaciones indígenas y afrodescendientes, junto con personas de bajos recursos, son las más afectadas por estas inequidades. Si viven en regiones periféricas o rurales, las probabilidades de acceder a una cita médica, un tratamiento o una intervención de urgencia se reducen drásticamente.

El estudio propone redefinir el concepto de “seguridad del paciente” y ampliarlo a la “seguridad de la persona y del paciente”. No se trata solo de evitar errores médicos dentro de hospitales, sino de reconocer que el sistema mismo está causando daño al excluir a miles de colombianos del derecho básico a la salud.

No es solo una cuestión de hospitales mal dotados o médicos insuficientes; es el sistema mismo el que les está fallando.

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