En las montañas de Villa de Leyva en el Departamento de Boyacá, un trabajo que parecía rutinario terminó revelando uno de los descubrimientos paleontológicos más impactantes del planeta: el fósil de un tiburón lamniforme de casi siete metros, considerado el más completo y antiguo conocido hasta ahora.
Un campesino abrió la puerta al descubrimiento
En 1993, el campesino Arquímedes Moreno encontró un conjunto de restos en la loma La Catalina, en Villa de Leyva. Sin dimensionar la magnitud del hallazgo, los entregó a la Junta de Acción Comunal. Años después, el fósil pasó a la Fundación Santa Teresa de Ávila y, en 2018, llegó en préstamo a la Universidad Nacional de Colombia, donde comenzó a estudiarse con rigor científico.

Los paleontólogos María Páramo-Fonseca y Cristian Benavides-Cabra, inicialmente, pensaron que se trataba de un plesiosaurio. Sin embargo, el análisis detallado de las vértebras reveló algo sorprendente: se trataba de un tiburón del Cretácico Inferior con una longitud estimada de 6,65 metros, comparable al gran tiburón blanco, uno de sus parientes actuales.
Siete años de trabajo meticuloso
El espécimen, hoy identificado como Protolamna ricaurtei, conserva al menos 107 vértebras articuladas, múltiples dentículos (escamas de tiburón) y, de manera extraordinaria, cartílago, piel y restos musculares.

“La investigación nos tomó alrededor de siete años y medio. Este fósil fue una caja de sorpresas: su preparación fue extremadamente delicada y cada análisis revelaba información nueva”, explicó Benavides-Cabra en un comunicado del Servicio Geológico Colombiano (SGC).
El estudio, publicado en la revista científica Cretaceous Research, aporta datos inéditos sobre la evolución de los tiburones y sitúa a Colombia como referente mundial en este campo.
Una ventana a un mar perdido
El fósil corresponde al Cretácico Inferior, un período comprendido entre 145 y 100 millones de años atrás. En esa época, el actual Altiplano Cundiboyacense estaba cubierto por un mar cálido que albergaba criaturas marinas tan imponentes como este tiburón.
Aunque no tenía la velocidad de los depredadores modernos, su cuerpo robusto y su estructura anatómica lo convertían en un cazador formidable en la era de los dinosaurios.
Un hallazgo que cuestiona teorías
El Protolamna ricaurtei también obliga a replantear un paradigma muy difundido en la paleontología: que el tamaño de los dientes de los tiburones macrófagos debía corresponder proporcionalmente al tamaño del cuerpo.

En este caso, el animal tenía dientes pequeños pese a su enorme talla, lo que obliga a ajustar las fórmulas utilizadas para estimar dimensiones de especies extintas.
Villa de Leyva, potencia paleontológica
Este descubrimiento de alta relevancia en Villa de Leyva y el Altiplano Cundiboyacense, convierten esta región como uno de los escenarios más valiosos para el estudio de la vida prehistórica. Allí ya se han encontrado ictiosaurios, plesiosaurios y tortugas marinas, y ahora se suma el tiburón lamniforme gigante más completo y antiguo registrado en el planeta.

Actualmente, el fósil se conserva en la Fundación Santa Teresa de Ávila, en el museo de la comunidad religiosa Ciudad de Dios, en Villa de Leyva, donde continúa cautivando a científicos y visitantes.
Conserva vértebras articuladas, cartílago, músculos y piel.