Imagínese que cruzar una avenida para ir a la tienda o a una cita médica se convierta en una carrera contra el tiempo donde su vida está en juego. Esa es la realidad que enfrenta hoy gran parte de la población mayor de 60 años en la capital. Según un reciente estudio de la Universidad Nacional, liderado por la magíster en Ingeniería de Transporte, Angie Tatiana Ángel Chaparro, ser adulto mayor y peatón en esta urbe quintuplica el riesgo de morir en un siniestro vial en comparación con el resto de los ciudadanos.
Las cifras son contundentes y preocupantes. Aunque las personas mayores representan cerca del 15 % de la población total de la ciudad, están poniendo una cuota desproporcionada de la tragedia: casi la mitad de los fallecidos en accidentes de tránsito (cerca del 48 %) pertenecen a este grupo etario. Esto demuestra que la ciudad no está diseñada para proteger a quienes, por naturaleza, caminan más lento y dependen de sus propios pies para moverse.
¿Por qué los adultos mayores son los más vulnerables en las calles?
La respuesta va más allá de la fragilidad física propia de la edad; el problema es estructural y de diseño urbano. El estudio detalla que la infraestructura actual castiga al peatón mayor. Factores como semáforos con tiempos muy cortos para cruzar, andenes en mal estado, falta de rampas y la invasión de motocicletas en los espacios peatonales convierten un trayecto cotidiano en una trampa mortal.
Además, la investigación evidenció una profunda desigualdad territorial. No es lo mismo envejecer y caminar en localidades como Chapinero o Teusaquillo, donde los trayectos suelen ser más cortos y el entorno algo más amigable, que hacerlo en zonas como Ciudad Bolívar, Bosa, Kennedy o Usme. En estas últimas, los abuelos deben recorrer distancias más largas para acceder a servicios básicos, exponiéndose por más tiempo a un tráfico agresivo y a un entorno que no perdona errores.
Usted debe saber que esta situación plantea un reto urgente de cara al futuro. Si la ciudad no se adapta hoy, cuando la población mayor es del 15 %, el escenario será mucho más crítico en 2050, cuando se estima que este grupo representará el 21 %.
Como concluye la investigación,
garantizar la seguridad de los mayores hoy es asegurar la movilidad de las
generaciones que vienen.














