Con el objetivo de fortalecer la seguridad y la convivencia ciudadana, Zipaquirá (Cundinamarca) inició la implementación de un sistema de altoparlantes disuasivos, una herramienta innovadora diseñada para prevenir el delito, intervenir en el espacio público y mejorar la convivencia.
La estrategia, que comenzó como un plan piloto en los barrios Altamira y Moliner, forma parte de un programa integral que también incluye la atención a denuncias, la prevención de actividades ilegales, la articulación con organismos de socorro y la gestión de riesgos. Además, busca fortalecer el uso de canales de atención ciudadana como la Línea Única 123 y promover campañas preventivas contra delitos comunes y organizados.
¿Cómo funciona el nuevo sistema de altoparlantes disuasivos, en Zipaquirá?
En su fase inicial, el proyecto contempla la instalación de altoparlantes en puntos estratégicos del espacio público.
A través de estos dispositivos, las autoridades emiten llamados preventivos a ciudadanos que alteren el orden, ya sea por generar ruido excesivo, consumir sustancias psicoactivas en la vía pública o participar en comportamientos que afecten la convivencia.
El objetivo es disuadir estas conductas antes de que escalen y evitar la necesidad de intervención policial inmediata. Sin embargo, en caso de que las personas involucradas no modifiquen su comportamiento tras el llamado, la Policía Nacional puede intervenir directamente, aplicar las medidas correspondientes e imponer comparendos por incumplimiento.
¿Qué impacto busca esta estrategia en la seguridad de Zipaquirá?
El plan concierta distintas herramientas tecnológicas y operativas: cámaras de videovigilancia, altoparlantes, patrullas de convivencia y sistemas de gestión del riesgo. Esta integración permitirá ofrecer una respuesta más rápida y eficiente a emergencias y situaciones de orden público, al tiempo que optimiza el uso de recursos policiales.
Más allá del control inmediato, el proyecto tiene un componente social clave: transformar dinámicas comunitarias negativas que afectan la seguridad y el bienestar, especialmente en zonas vulnerables. Al intervenir desde la prevención, se espera proteger el desarrollo de los niños, fortalecer la confianza ciudadana y mejorar la calidad de vida de los habitantes.
Las autoridades recalcaron que esta estrategia no se trata de una medida simbólica, sino de una acción sostenida en el tiempo. El propósito es establecer un canal de comunicación permanente con la comunidad que permita evaluar resultados, ajustar procedimientos y garantizar que la seguridad siga siendo una prioridad para el municipio.
Forma parte de un programa integral que también incluye la atención a denuncias, la prevención de actividades
ilegales, la articulación con organismos de socorro
y la gestión de riesgos.