By “Quiero ser un gran guitarrista”: Samuel Gómez
Un niño zipaquireño de fe, que ama la música, la guitarra y que lucha por sus sueños.
ZIPAQUIRÁ, CUNDINAMARCA.
A sus 9 años, Jesús Samuel Gómez, integrante del programa ‘1.000 Guitarras’ de la Administración Municipal de Zipaquirá, ya tiene claro su futuro y no es otro, que, de la mano de Dios, la música y el deporte poder alcanzar sus sueños.
Conocido como “Chucho” por sus profesores y compañeros, pero prefiere que lo llamen por su segundo nombre: Samuel, un niño apasionado que anhela tocar su guitarra en una banda de rock, porque asegura que contará con este instrumento toda su vida.
{module PublicidadInterior}
La conexión de este pequeño, de manos prodigiosas con la música, tiene una historia que se entrelaza con el séptimo arte, exactamente con “Alvin y las Ardillas”, según cuenta Samuel: “la guitarra me gustó desde que vi esa película, me motivó mucho a tocar también guitarra eléctrica y todas las canciones, entonces me integraron al programa 1.000 guitarras con el profesor Oscar Alvarado”.
Samuel, es un niño alegre pero bastante serio a la hora de entablar una conversación; no titubea en el tiempo exacto que lleva formándose en el Centro Cultural Casa del Nobel, más exactamente “un año y cuatro meses”. Un espacio que se ha convertido para él en su segundo hogar al pasar varias horas a la semana en sus clases y ensayos. “Yo voy a ensayos los martes, miércoles, viernes de 2:00 a 4:00 de la tarde y sábados 8:00 de la mañana a 12:00 del mediodía, además práctico en la casa”.
En la preinauguración del ‘Coliseo Arena de Sal’ de Zipaquirá, un evento que convocó a más de 700 integrantes del programa de ‘1.000 guitarras’, en un gran concierto que dejó ver el talento de niños, jóvenes y adultos, que a la fecha agrupan a 1.200 usuarios en 80 Juntas de Acción Comunal adicional al Centro Cultural, Samuel deleitó al público con 11 fabulosos temas musicales.
Aunque estar frente a muchas personas era una gran responsabilidad. Samuel como un profesional, motivado por su amor al a la guitarra, realizó una presentación impecable dando lo mejor de sí.
En este evento estaban sus padres, Rubén Darío Gómez y Nubia Martínez Romero junto a su hermana menor, totalmente orgullosos de Samuel y el talento dado por Dios, que cada día crece, como dice el pequeño: “cuando llego a casa se asombran porque yo aprendo las canciones muy rápido”.
Samuel quiere ser sacerdote, patinador y músico; él mismo dice se pueden combinar estas tres actividades, “es muy fácil, yo le puedo decir al párroco que no puedo celebrar tal misa y me voy a tocar guitarra y a mis clases de patinaje y podría predicar el evangelio mientras monto patines”.
Y es que la formación espiritual para la familia Gómez Martínez, se ha convertido en el pilar de sus días y desde los primeros años de vida de Samuel se le ha inculcado el valor de la fe en Dios, que lo ha llevado a pensar en el sacerdocio. Para su padre ha sido de gran alegría, “sé que es un niño todavía, que en cualquier momento puede cambiar de decisión; yo le hablado que se puede enamorar, tener otro proyecto de vida o tal vez llegué al sacerdocio, lo que él decida lo respeto en su totalidad”.
Samuel, goza de un gran privilegio para la práctica de su instrumento, estudia en un colegio virtual y con esto le queda más tiempo, allí según su padre “no les dejan tareas para la casa, sino que las realizan en el mismo tiempo de enseñanza diaria y les dejan las investigaciones para la casa; mi hijo puede enfocarse más en la guitarra y eso nos tiene muy felices como padres”, comenta su padre.
Para Nubia, madre de Samuel, el apoyo que se puede brindar a los hijos en la construcción de sus sueños es de vital importancia, por ejemplo, ella menciona que esta es una tarea diaria, «nosotros lo apoyamos mucho, tratamos que vaya a todos los ensayos, le manejamos disciplina porque sabemos que sus sueños también son nuestros sueños”.
Para Rubén Darío, el diálogo enfocado a descubrir los talentos en los hijos permite que ellos se conozcan y desarrollen todo el potencial que poseen, “desde muy pequeño le hemos hablado y lo impulsamos a explorar lo que realmente le gusta; inició en la escuela de baloncesto, pero entonces le llamó más la atención la música, lo inscribimos en el Programa 1.000 Guitarras y se la compramos, siendo un gran acierto”.
Finalmente, Jesús Samuel invita a los zipaquireños a amar la música: “la forma es abrazar el instrumento que más te gusta, averiguar los ritmos y temas que te gustan, y después mirar qué quisieras integrar: solista, un grupo o una banda en especial, y luchar y continuar con amor por esa vocación hermosa que es la música”.
“Samuel seguirá dedicado a la guitarra, instrumento que tanto ama y con el apoyo de sus padres alcanzará cada uno de sus sueños”.
