Falleció Benjamín Corredor, referente cultural y literario de Zipaquirá

Su legado como escritor, poeta, periodista, gestor cultural y educador sigue vivo en las letras y la memoria de la región.

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En la noche del martes 1 de julio de 2025, falleció en una clínica de Bogotá, a los 91 años de edad, Segundo Benjamín Corredor Blanco, conocido cariñosamente como “Benco”, figura entrañable del ámbito literario y cultural de Zipaquirá, oriundo de Moniquirá (Boyacá). Su partida deja un profundo vacío en la vida cultural de la Sabana Centro y el departamento de Boyacá.

Su vida: entre la palabra, la enseñanza y la historia

Benjamín Corredor nació el 31 de marzo de 1934 en el municipio boyacense de Moniquirá. En 1948, cuando tenía apenas 14 años, su familia debió desplazarse por causa de la violencia bipartidista hacia Fusagasugá, donde vivió dos años y dio sus primeros pasos en la literatura.

Años después se trasladó a Bogotá, donde residió durante seis años mientras estudiaba y trabajaba. Allí continuó escribiendo poemas y ensayos, y reforzó una vocación por las letras que lo acompañaría toda la vida. Posteriormente se radicó en Zipaquirá (Cundinamarca), ciudad que sería su hogar definitivo, donde trabajó como profesor de inglés y español y dio inicio a una intensa labor como periodista cultural en medios locales.

Promotor de las letras y la cultura

En la década de los años 60, fundó el Círculo de Literatos Jóvenes de Zipaquirá, con el objetivo de estimular la escritura y el pensamiento crítico entre los jóvenes de la región. Su obra fue publicada en medios nacionales de prestigio como El Espectador, donde vio publicados siete cuentos, así como en el Boletín Cultural y Bibliográfico del Banco de la República. La Biblioteca Luis Ángel Arango también acogió uno de sus relatos: “Sangre de Caña”.

Corredor fue un estudioso de la enseñanza de los idiomas. Se formó en metodología del español y del inglés en el Instituto Caro y Cuervo, y cursó Lenguas Modernas en la Universidad Nacional de Colombia, combinación que fortaleció su perfil como educador y transmisor del conocimiento.

Poesía en el exilio y regreso al terruño

Años después, Benjamín vivió una intensa etapa de creación literaria en Nueva York, donde residió durante seis años. En esa ciudad cosmopolita escribió su primer libro de poesía: “En la Gran Ciudad”, publicado en 1993 tras su regreso a Zipaquirá. Además de su labor intelectual, se dedicó al comercio, se casó y formó una familia con dos hijos.

En 2006, su municipio le rindió homenaje al publicar su libro “Voz y Silencio”, dentro de la colección editorial Letra de Sal.

La tertulia como espacio sagrado

Durante la década de 2000, Benjamín Corredor fue artífice del renacimiento de las tertulias literarias en Zipaquirá, una tradición que históricamente había posicionado a la ciudad como bastión cultural. Fue así como fundó y dirigió “La Voz y el Signo”, una tertulia mensual que se desarrollaba el primer viernes de cada mes, de 6:30 a 9:00 de la noche, en la Casa de la Cultura Arturo Wagner. Este espacio fue semillero de escritores, poetas, lectores y soñadores.

Compromiso con la memoria y la historia

Benjamín Corredor también formó parte de importantes instituciones culturales del departamento. Integró las mesas directivas de la Casa de la Cultura Arturo Wagner, la Casa Museo Quevedo Zornoza y la Academia de Historia de Cundinamarca, desde donde aportó al rescate de la memoria regional y al fortalecimiento de la identidad zipaquireña.

Un faro de sabiduría que deja huella

Con su partida, Zipaquirá pierde a uno de sus más ilustres exponentes culturales, pero su legado continúa vivo en sus libros, en las voces que inspiró y en los espacios que ayudó a construir. Benjamín Corredor fue, más que un escritor, un tejedor de comunidad, un maestro de la palabra y un guardián de la memoria colectiva.

Fundador de “La Voz y el Signo”, espacio que revitalizó la vida literaria de Zipaquirá.