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Alerta extrema: el título minero que busca una licencia ambiental junto al río Neusa, en Cogua

Seré puntual y directo. Cogua ya no puede soportar tanta presión ecológica: su territorio, hace rato le cumplió a la sabana centro, a Cundinamarca y al país.

No se puede debatir la actual dependencia que se tiene del uso de los recursos de la minería para el desarrollo de las actividades humanas; sin embargo, además de la transición que se viene dando desde hace un tiempo hacia energías limpias, no extractivistas, por razones de afectación ambiental conocidas nacional e internacionalmente; la licencia para el proyecto de explotación a cielo abierto en el título EIJ-151, para explotación de grava y arcilla en inmediaciones del río Neusa, solicitado por Colombiana de Agregados y Triar SAS, agrede directamente la calidad de vida de los habitantes del municipio, y pone en riesgo la estabilidad de una zona declarada de interés ecológico nacional, al ser la sabana de Bogotá, partícipe fundamental de las interacciones con el río del mismo nombre.

El polígono en cuestión se encuentra dentro de una categoría de protección y conservación, de uso y manejo de amenazas naturales en la Zonificación Ambiental del POMCA (Plan de Ordenación y Manejo de Cuenca Hidrográfica), el cual es una norma de superior jerarquía y determinante ambiental. En consecuencia, solo hasta que existan estudios detallados orientados a determinar la categorización del riesgo y establecer las medidas de mitigación correspondientes, podría considerarse el desarrollo de este tipo de actividad económica.

Son múltiples las afectaciones que podrían presentarse en consecuencia del sobreuso extremo, más allá de las veredas de Neusa, Cardonal y Patasica: pérdida del hábitat de vegetación y fauna asociada en ecosistemas perimetrales de alto valor ecológico, paisajísticas, aumento de la percepción de degradación de la vocación turística natural en el municipio y claro, alteración de los ciclos biogeoquímicos, sobretodo el ciclo del agua y puntualmente, el agua subterránea del valle aluvial del Neusa.

La ampliación de la actividad minera en Cogua, acentúa el proceso de degradación progresiva que se ha venido presentando desde hace años en la subcuenca hidrográfica del río Neusa (reducción del oxígeno disuelto, entre otros parámetros del agua) y a su vez, el más que conocido problema de contaminación sobre el rio Bogotá (subcuenca río Bogotá Sector Sisga – Tibitoc), con el cual confluye.

El incremento de la carga contaminante sobre el agua que ingresa a Tibitoc, abre la puerta a que en el mediano plazo el problema deje de ser ambiental, y adquiera características de tipo sanitario, pues esta afectación a la calidad de agua cruda del Sistema agregado norte, que abastece a la planta de potabilización, podría generar impactos negativos sobre su operación, derivando en la posibilidad de un aumento del factor de costos medios de operación que hace parte del esquema tarifario, para aproximadamente 3 millones de personas del noroccidente de Bogotá y los habitantes de 5 municipios de Cundinamarca: Gachancipá, Tocancipá, Cajicá, Chía, Sopó.

El estudio de impacto ambiental y la exposición presentada por la empresa en las reuniones informativas contienen elementos teóricos carentes de datos al detalle, sobre aspectos que deberían estar disponibles si el proceso hubiese sido juicioso, y que al ser vistos desde la perspectiva académica, llegan incluso al punto de ser irrespetuosos. La ausencia de argumentos técnicos suficientes, generan un escenario al que podría aplicarse el principio de precaución, consagrado en la Ley 99 de 1993, y que exige la adopción de medidas de protección antes de que se produzca realmente el deterioro de los ecosistemas, operando ante la amenaza a la salud o al medio ambiente y la falta de certeza científica sobre sus causas y efectos.

“El estudio de impacto ambiental y la exposición presentada por la empresa en las reuniones informativas contienen elementos teóricos carentes de datos al detalle, sobre aspectos que deberían estar disponibles si el proceso hubiese sido juicioso”.

Es claro que el abordaje del problema debe darse desde el pensamiento complejo, de una manera holística, uniendo esfuerzos contra el usufructo de unos pocos, a partir de los elementos naturales que le pertenecen a una comunidad. A pesar de que la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), ha desarrollado las reuniones informativas que exige la ley, esto no puede volverse un nuevo caso de ¨Yo participo, tu participas y otros deciden¨, en donde hay actas de asistencia firmadas y fotografías, para después dar un portazo en la cara a la ciudadanía, sobretodo en un proceso que se ha dilatado de manera particular, por más de un año.

Pocas veces tantos actores sociales y políticos (sobretodo políticos de tantas vertientes, que son tan difíciles de poner de acuerdo) de tantas jurisdicciones, destacando a Zipaquirá y Cogua, se han orientado hacia un mismo propósito: Decir no a la licencia ambiental. Incluso, la voz superior del Gobernador de Cundinamarca, Doctor Nicolás García, se oyó de manera tajante cuando manifestó múltiples reparos sobre el eventual visto bueno sobre la solicitud de licencia, y pidió a la CAR, que no sea otorgada.

Para finalizar confiamos en la idoneidad y experiencia del grupo interdisciplinario de profesionales de la CAR, que cuenta con elementos de juicio técnicos y jurídicos más que suficientes, para determinar sin duda la inconveniencia del otorgamiento de la licencia, y cierre este capítulo desgastante e incómodo de una vez por todas; pero que además, lo cierre con candado y bote la llave, para que ya jamás, algún avivato pretenda volver a irrespetar la nobleza y la inteligencia de una comunidad que ha sabido unirse y pararse duro, frente a las injusticias que se han pretendido cometer sobre el paraíso que les fue asignado como hogar.

El viernes 17 de diciembre, a las 8:00 a.m., en el Parque río Neusa, será la Audiencia Pública Ambiental del proyecto.

“Es claro que el abordaje del problema debe darse desde el pensamiento complejo, de una manera holística, uniendo esfuerzos contra el usufructo de unos pocos”.

Francisco Javier León Quintana
Mb. Especialista en Saneamiento Básico – Pontificia Universidad Javeriana - UTCH Magíster en Medio Ambiente y Desarrollo – Universidad Nacional de Colombia

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